Ayer empezaron, los listillos, los zares de la concordia, los regaladores de consejos con su contubernio. Se les llenaba la boca, aparte de mierda, hablando de la constitución, de la de aquí y de la de Alemania, del 78 y de Weimar. Como si estuvieran esperando el momento, como si todo fuera as marcado en la baraja. Vivan los domingos. Vivan.
El del email.
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