miércoles, 8 de noviembre de 2017

Baby Driver

Poniendo la unión de imágenes y música a niveles estelares, Baby Driver no decae, mantiene su ritmo incesante de principio a fin. Cuesta ver a Don Draper con esas pintas y esos pelos, pero es lo que hay. Y el show de movimientos de coches es de traca. Show visual sin apocalípsis que sufrir, con cascos blancos y gafas de impresión. Bendito sea el Dulcísimo Nombre del Creador. O dicho de otro modo, siempre hay una sinfonía agridulce que imitar, siempre hay un Ricardito que no está en The Verve. ¿El pecado es nuestro enemigo? ¿Es malo un poco de silencio? Millas al poder.

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