martes, 7 de noviembre de 2017
El hombre del corazón de hierro
En esas que estás un lunes, más muerto que la muerte que diría Tarantino y te ponen en la tele una película de los hermanos Weinstein y hay que verla y todo lo demás. Hoy tocaba El hombre del corazón de hierro. Siempre nos quedamos con las haces del nazismo y nos olvidamos de los millones de personas que los auparon y los llevaron a tocar los cielos del terror y el horror, el Paraíso de los (mal)nacidos. Y entre esos estrechos colaboradores estaba Reinhard Heydrich, 38 años haciendo el mal. Parecía viejo. Un Benjamin Button que nación con el gen del mal en la sangre y que acabó con su vida demasiado tarde. Como todas las ratas se juntan, como bien nos cuentan las aventuras alatristescas, Reinchard encontró a su media mierda, Lina Matilde von Osten, otro bicho que vivió, en este caso, demasiados años. Nada como sobrevivir al Infierno desde el Infierno. La película cuenta la historia tanto del lado alemán como del checoslovaco, horror entre supervivientes y suicidios antes del asesinato. Sangre para todos.
Hasta los "malos" tienen corazón.
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