No consigue uno centrar(se) o suarecizar(se) los martes de Navidad para el estudio. Aparte de los noises que acaban con las neuronas, tocan cuitas, tocan calentamientos de escarcha que no vienen a cuento. A veces, es mejor estar(se) quieto. O tal vez, no.
Martes toca olvidarse de preguntar como va la herida y todo lo demás.
ResponderEliminarAaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarPues a mí no me hace ninguna gracia.
ResponderEliminarTranquilidad
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