miércoles, 8 de mayo de 2019

Westworld. Primera temporada.

"Los dioses son unas nenazas", dice una máquina en plena rebelión contra los guardias de los creadores. Hay que ponerle valor a Westworld porque las pajas mentales son innumerables. Esta primera temporada lleva hasta el extremo la locura de la utilización de los objetos. Pero hay rebelión porque tenemos recuerdos. Esa creación miguelangesca, dedo divino dedo humano, tiene límites. No siempre las máquinas responden a nuestras expectativas. La colección de frases que nos deja esta primera temporada de Westworld da para bastantes juicios sintéticos a priori y a posteriori. Los parques temáticos y la liberación. Dolor y ensueño, combate y jarana, dormir y salvación, historias más falsas que un billete de Mortadelo. Todo es mentira. Dice el doctor Ford, el creador del engendro para ricachones, que "el dolor viene porque el mundo no quieres que sea como es". El puto dolor. Pero no hay salvación. Tiempo y espacio y enemigos interiores y sufrir hasta el infinito. Vivan los sueños. Y sí: "Los placer violentos tienen finales violentos". Demasiada filosofía en tiempos de maquinitas modernas. A pensar un ratito más. Y todo lo demás, dentro de esta prisión en la que vivimos, también.

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