martes, 24 de septiembre de 2019

Peaky Blinders. Quinta temporada.

Otro salto temporal para empezar la quinta temporada de los Peaky Blinders. Otro caballo para empezar. Otra cabina. Otra llamada de Arthur a Thomas. Amenazas en letras mayúsculas de "Los Ángeles de la venganza". Absenta, azúcar, café y luces y música de gente que ha enterrado hijos de fondo. Y los niños crecen, y las gorras y sus cuchillas siguen activas y en el horizonte siempre hay lluvia, tanta o más que barro en el suelo. Y ahora la partida es a ambos lados del Atlántico, y el primo sigue a lo suyo. Y política y monedas en tierras monegascas, y pistolas con niñas y té con pastas y diez cucharadas de azúcar (otra vez) para hacer un buen agujero en el suelo. Vivan los valles con forma de u y con forma de uve y las petacas de toda la vida. Y si es 1929 es octubre, y si es octubre es el crack, y si es el crack, es Carcetti jodiendo la marrana con sus pendientes. Vivan los Peaky Blinders, pijo. Recesión, bajada de precios y gente que espera por avaricia. Por puta avaricia. Hasta en las mejores familias cunde la avaricia. ¿Es a veces la muerte una bendición? Y saber lo reconocerte y parecerte bien. ¿Por qué engañarnos? Y Grace entre las brasas. Y hasta Mosley sala a la vez. Y La India y los repuestos de La India y las cosas que no debimos decirlas. Chaplin, Churchill, Shelby. ¿De verdad que somos el pueblo y estamos hartos? ¿La política nos pasa factura? Y el puto IRA. Hasta el puto IRA está presenta. Hasta el judío lleno de cicatrices te puede decir que la vida es más fácil de soportar estando muerto. Será la Torá, será Mosley, será el dolor incomprendido, será la rata que trabaja para ti detrás de la barra, será una mentira institucionalizada, será el paso de nacer en una tienda, en una barca, en una casa, en una mansión. Las nuevas generaciones (que no gavioteras) se empeñan en ocupar el puesto de los que han creado los imperios. La puta herencia recibida, la jodida herencia por recibir, el reino con varios reyes es imposible que funcione. ¿Quién no quiere sentar(se) en el trono y jugar a la bolsa y a las cartas y ver El lago de los cisnes y crear un fascismo nuevo y joder al personal con sus locuras? Lo que nos cuesta dormir a algunos, pijo. Saltar por los aires, pensar si un tiro nos sale más barato si acaba en el techo que en la pared o en el suelo. Todo tiene un precio, todo tiene un dolor por el que llorar, seas Thomas o Arthur, seas tía o sobrino del rey, seas hermano político que puedes volar o hermano de sangre en una guerra que te impide dormir noche tras noche. Dios, el desastre, los periódicos, los canales, las cartas, la muerte. Las efigies propias y las que nos dan sombra. ¿Por qué no ponernos sobre nuestro ego? ¿Por qué seguir creyendo que todo esto sirve de algo? ¿Por qué no buscar un retiro y no volver a trabajar nunca más? ¿Tan ególatras somos pensando que la tumba más cara del mundo tiene una función real? Ojalá pudiera pasarme el día disparando gaviotas: sería el tipo más feliz del mundo. Pero no. Está mal visto. Todo es política, y como dice TS, es lo mismo de siempre: guerras, tribus, treguas, mierda. Siempre igual. Y la vida es lucha, lucha, lucha y madrugar sin motivo aparente. También lo asegura TS: "Seguiré luchando hasta que encuentre a un hombre al que no pueda derrotar". Con un par. Y no solo gaviotas.

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