lunes, 9 de diciembre de 2019

The Sleepers. Primera temporada.

He visto hiperfragmentada la primera temporada de The Sleepers. Entre temas y prácticas y unidades didácticas y exámenes y comentarios y jodiendas sobre sobre parques naturales la he ido dejando para ratos de desconexión de diez minutos. Hay que verla. Espías, los últimos días de Checoslovaquia, la StB (gracias por no hablarnos del KGB, ni la Stasi, ni la StB, profesores de la facultad), ingleses pensando en el día después a la caída del régimen, bares poco recomendables, bases rusas y estrellita roja, música celestial, enfermedad, desaparición, favores que no se cumplen y otros que sí. O que tal vez sí. Dicen en un momento que la gente quería lo que el resto, "más dinero en el bolsillo". En el jodido bolsillo. Y The Sleepers es una gran mentira poniendo imágenes a la mentira del comunismo institucionalizado. Una buena idea llevada jodidamente mal a la práctica. Utilizando la nomenklatura con k, "manifiestamente mejorable". Pero hace pensar. Y si hace pensar, es bueno. No es agradable, deja puntos suspensivos, dejas espinas de pescado y secretos que ocultar. Muchos secretos: cartas, teléfonos pinchados, casas que investigar, persecuciones y personas que admiten que tras la caída del Estado, vendrá otro (quizás, aún peor). O mucho peor. ¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Todo vale para sustituir la libertad? Todo es mierda en cualquier sistema político. O eso parece. Y cuando todo se va a la mierda, cuando los hospitales son muñecas rusas de dolor y llanto, cuando se pudren los cadáveres que hay hacer desparecer en sosa, siempre hay un tipo, o varios, a los que cargar el muerto. Información y desinformación y todo lo demás. ¿Mear sangre también es mentira? ¿De verdad alguien pensaba que el comunismo no se iba al garete? Con el comunismo me pasa como me ocurría los últimos meses de Galerías Preciados en la Gran Vía de Murcia, que ibas pensando en encontrar alguna ganga. Pero ni gangas ni chorradas, solo estanterías semivacías. O vacías. No sé si es una buena imagen, no sé si como dicen en The Sleepers Checoslovaquia no era Europa del Este sino Europa Central. No lo sé. De todo hay en la viña del Señor. Un poco de todo. Coda: Ahora lo llaman el relato. Controlar el relato. El puto precio de la felicidad de la mentira. Y vaya puta mentira. Coda: Y como en toda buena historia, a nadie le interesa la verdad. A nadie. Que suenen violines. Música celestial. Terciopelo para todos.

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