viernes, 24 de enero de 2020

Guerra 3. Segunda temporada.

¿Cuándo hubiéramos pensando escuchar a Francisco José Delgado traduciendo a Donald Trump? Pues ha tenido que pasar en la segunda temporada de Guerra 3, en la que todo empieza a acelerarse, todo a ir(se) al carajo. Esta segunda temporada de Guerra 3 saca lo peor de la prensa, de la política, del espionaje, de la tortura. Pero también de la ilusión, de las buenas obras, de la utopía. ¿Qué haríamos cada uno de nosotros si empezase la Tercera Guerra Mundial? ¿Qué opinión tendríamos ante un segundo Pearl Harbour? ¿Qué haríamos y diríamos si supiésemos de campos de concentración en pleno siglo XXI? ¿Por qué no nos estamos preparando para algo que es posible y cíclico? Redención y detención a partes iguales. La lucha de los poderosos contra aquellos que resisten y vuelven a resistir. Hay distintas formas de resistencia, de poesía, de otanizar las relaciones internacionales. Deberes y compromisos, en plan planetario con Jota hablando de hacer presidentes de los estados de ánimo. Recordar noches de muchos grados, recordar mares muy amarillos, recordar los nuevos 6 y 9 de agosto. ¿Cuándo será el nuevo 6 de agosto? Da miedo solo pensarlo. Miedo. Celdas y detalles, asesinatos y masacres, tiros al amanecer y muertes que tienen un precio. El abismo y no saber si habrá un mañana, si habrá pensamientos olvidados, si habrá acciones que nunca llegaremos a realizar. Y esos recuerdos, otra vez, y no creer que ocurrió lo que nunca debería ocurrir. ¿Qué cosas nos perderíamos si todo se va a la mierda? Perder lo cotidiano por culpa de una panda de hijos de Satanás. Pero no podemos creer nada. ¿Y si todo fuera mentira?

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