lunes, 9 de marzo de 2020

Zero Zero Zero. Primera temporada

¿Qué tienen en común Italia, Yankilandia y Tequilandia? ¿Por qué hemos tardado tanto en ver Zero Zero Zero? Familia, droga, romería, enfermedad, policía corrupta, jodiendas con vistas a Nueva Orleans, harina de la buena en Monterrey, paranoia y escuchas a distancia. De todo tiene la primera temporada de Zero Zero Zero. La responsabilidad, el trono y sus huecos, lo que queremos hacer y lo que no queremos pero nos toca. La obligación. La mentira. Zero Zero Zero es una sucesión de mentiras, traiciones, humillaciones propias y ajenas. La institucionalización de la mentira, como si fuera el gobierno de Pedro Sánchez. Puestos a mentir, hagámoslo bien. Pan, queso y vino para todos. Habas no hay, pero las habrá. La matanza del cerdo como metáfora de la vida: gritos previos, cadenas, sangre chorreando y luego todo lo demás. Nada como un traguito de sangre para saborear lo que viene. El fuego como expiación. La secta, la huida, la empresa, el dolor, la enfermedad. Y el sacrificio de la familia como espectáculo y redención, como sangre bíblica y apocalipsis terreno. Coda: Me gusta esa primera regla, niños: “Vosotros, primero; que le den al resto”.

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