jueves, 9 de julio de 2020

Diablo guardián. Primera temporada.

Las adaptaciones televisivas están llenas de buenas intenciones, están repletas de buena voluntad. Pero eso no es suficiente. Eso ocurre con la primera temporada de la adaptación de Diablo guardián. Pero una cosa son los superpoderes y otra el día a día. No es suficiente una buena idea, hay que saber ponerla en práctica. El sueño americano, da igual de que país estemos hablando, siempre es difícil de materializar. La historia de Diablo guardián va de eso, aunque tenga que encontrarse la protagonista con muchas piedras por el camino. Toneladas de piedras. Muchísimas toneladas. Pero hay que aguantar, y aguantar y volver a aguantar, según el diccionario lusiaragonesista. O cualquier diccionario lo diría también. ¿Dónde está el límite de la moralidad? ¿Hay alguno? A esta temporada le sobran minutos y capítulos, con esa tendencia sin explicación de alargar, y alargar y volver a aguantar (otro guiño al rey de Hortaleza, porque aunque muerto sigue siendo el rey). En fin, todo sigue lleno de buenas intenciones, y no solo el infierno.

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