Vaya un final para la tercera temporada de Marcella. Ríete tú de el de cualquier película de Eastwood o de Tarantino. Un paso más. Y Marcella juega al diablo siguiendo la stoniana reflexión de Federico Volpini: "El diablo es un agente doble al servicio de la providencia". Tintes, agujero en el techo, Belfast, Mafia, drogas, política. Tiene de todo la tercera temporada de Marcella. A veces hay que olvidar, a veces hay que tener estómago, a veces hay que saber matar y a veces saber perdonar. Todo es imposible, pero Marcella lo intenta. Jugar con dos barajas es difícil, pero siempre hay un Paul Newman en un tren con el que jugar a las cartas en un tren. O no.
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