martes, 29 de diciembre de 2020
La Corona Vacía: Ricardo II
Empieza La Corona Vacía con la historia de Ricardo II. Un mono, un duelo, un primo dolido, un fiel vasallo ofendido, un tío enojado, una espada que vuela. Tiene de todo desde el principio The Holy Crown al ritmo del tito Guilllermo Shakespeare. Y claro, el que se pasa el día ofendiendo a los demás, rodeado de chupatintas y pelotas, acaba mal. Muy mal. No siempre haciendo el bien recibes agradecimiento, pero suele pasar que el que siembra vientos recoge Katrinas. Katrinas de las de verdad, de flor de lis en tierra de los Saints y los Pelicans. Y los que juegan a pintar a San Sebastián, acaban sansebastianizados; los que juegan a juzgar cual Cristo, acaban cristianizados yendo antes de tiempo con el Todopoderoso que todo lo iguala y a nadie deja indiferente. La historia de Ricardo II es una historia de venganza y envidia, de dolor traumatizado por familias engendradas dentro de la más asquerosas de las infamias. Pues viva la venganza, la envidia y la infamia, en cualquiera de sus órdenes, estrecheces y mentiras. Porque esta política medieval, estas mentiras institucionalizadas, estaban a la orden del día. Primos que mandaban matar a primos, o mandaban con palabras envenenadas a que otros instrumentalizaran su necedad. Si el Principio de Peter lo vemos normal con ZP, Rajoy o SP-C, en la Edad Media vivían en él, en la espada y el yugo, en la mentira cruel y constante. Y todo lo demás, también.
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