martes, 17 de agosto de 2021
The White Lotus. Primera temporada.
¿Por qué nos hemos (auto)instalado en la mediocridad? ¿Por qué hemos aguantado tanto? ¿Por qué no hemos dado un golpe en la cara de alguien para no anclarnos en un puerto putrefacto? The White Lotus es aire fresco en mitad de la mediocridad reinante, un momento de lucidez taciturna en mitad de un oasis de caos, en mitad de un faudístico zoo de seres repugnantes, de gente (planetariamente) incompleta, de personas ausentes en un mundo absolutamente zombie. ¿Qué fue de la rebeldía? ¿Qué fue de la soberbia de la juventud? ¿Por qué perder los hábitos y aburguesarse sin motivo? The White Lotus, bajo su apariencia de sátira social, te remueve las entrañas, de saca los higadillos al más puro estilo Lecter. Es un sentido pésame ante un mundo que se ha quedado sin palabras y sin valores, ante un mundo que ha olvidado la reflexión y se dedica a vivir sin utilizar ni una sola de sus neuronas. Somos tipos de instintos, de bajos y muy bajos instintos, pero hay que sobrevivir (si no vale la huida). Pero sobrevivir, cansa. Hastío existencial, rutina mediocre, trabajos sin motivación y personas que levitan sobre el estiércol cotidiano. ¿Para qué levantar el cuerpo por la mañana? ¿Para joder al personal? ¿Para fallar y volver a fallar? ¿De qué nos sirve ser seres oscuros y malignos en mitad de un universo fallido? Quizás The White Lotus no sea perfecta, quizás no sea un planeta salvador en un sistema solar errado, pero siempre viene bien un intento de solución, una maniobra de evasión (nunca mejor dicho, Jota) para olvidarnos, aunque sea por seis hora, de este asqueroso mundo. Una joyita.
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