martes, 6 de septiembre de 2022
Harry Palmer: el expediente Ipcress. Primera temporada.
“El marxismo, el libre albedrío…son ilusiones”. Podría ser cualquier frase, pero toca empezar con esta proclama de Harry Palmer: el expediente Ipcress. O podría empezar con otra: “Somos marionetas del imperativo histórico”. O con una tercera: “Para los hombres es más fácil mentir. Para los hombres todo es más fácil”. Está bien que tengamos concesiones al empoderamiento, no pueden faltar en cualquier producto que quiera vender. O venderse, mejor venderse que todo es mentira, que no todo va a ser traficar con chocolate en la Guerra Fría. Ni con whisky. Ni dejarse avasallar por uniformes. Da el asunto de los uniformes para varios ensayos, pero no hay tiempo ni ganas, o ganas ni tiempo ni uniformes. ¿Por qué llamarlos uniformes en vez de uniformas? ¿O unicornios con forma de uniformo? Los años 60’s, creo, no han sido lo suficientemente explotados visualmente, y muchas veces entendemos el motivo. Aquí se les va la mano con la distancia, con lo estirado. “Debemos disuadir al enemigo”. O a la enemiga, o al enemigue. Y con tanta disuasión, falta cercanía. La historia es buena, pero Joe Cole siempre será, como alguno escribió alguna vez, el ACNEE de los Peaky Blinders: no expresa nada, le da igual arre que so. Quince años después de Nagasaki todavía había miedo de volver al punto de la locura. Viva Berlín, Beirut, y muchas ciudades que explorar en ese Medievo que fueron los años de postguerra. Viva Cuba: “Puede que un día todos seamos comunistas”. Claro que sí. Más frases: “Soy un pagano impío que no teme al infierno”. Se confunden bandos y enemigos, los hermanos Kennedy y los acuerdos, Bruselas y la CEE, el secuestro y las lecciones, las molestias y la ropa tendida, la ciencia y la mentira. Ajedrez en los infiernos. Estocolmo y los daños colaterales. Y la pregunta del millón: “¿Cuándo voy a ser rico?". La política y la codicia siempre se confunden. Roma, Londres, Agatha Christie de lectura en el avión, el KGB y los yanquis jodiendo la marrana, y los chinos, y Corea, y el jaleo de Cuba que dejó a más de uno con el azúcar y el puro al aire, que no todo son pruebas nucleares, ni Viena y recrear que “hemos vivido una mentira, cada uno a su manera”. En esta recreación de lo que pudo ser y no fue, siempre es medir las mentiras de cada uno en esta gran mentira, porque “hay demasiado que no sabemos”. Expiación para todos, sea deber o privilegio, sea mentira o cicatriz de Cuba. Harry Palmer: el expediente Ipcress intenta crear su propio mundo, de mujeres peligrosas y de espías que se meten en jardines y ropas ajenas, porque no existe un espía que no busque esas jodiendas con vistas a Bahía de Cochinos. Pero el infierno sigue lleno de buenas intenciones, como JFK, como la reina de Inglaterra, como la traición y las escuchas ilegales de la época. Sigamos esperando, que la lucidez total es complicada, casi o tanto más que el esplendor de Brigitte Bardot. O no.
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