jueves, 6 de julio de 2023
Supergarcía. Primera temporada.
Para algunos de nosotros, escuchar los deportes por la noche era la salvación del día. Ríete de los podcasts. Cuando se lo digo a mis alumnos no se lo creen. ¿Sin tele? ¿Sin videos? ¿Sin imágenes? ¿Tíos hablando por la radio insultándose? ¿De verdad? De verdad. Escuchar el Love Songs de los Simple Minds era incertidumbre. ¿Con qué empezará García esta noche? Supergarcía nos muestra a ese tipo de las ondas y los improperios, de los helicópteros en la Vuelta a España y de los enganchones con JRDLM, de la enemistad con políticos a los enfados de Luis del Olmo y Encarna Sánchez, del indulto político y de cajas fuertes. Dice el amigo Sergio Belmonte que este producto televisivo es “un poco deslavazado”. Yo diría que mucho. Comprimir a este personaje que solo quería protagonismo (ya fuera el 23F, la huelga de los aviones o las protestas mejicanas del 68) es muy complicado. Pero dentro de este altar autoconstruido, quizás sobran personajes como Estrada o Gómez, chiquilicuatrismo de playoff de descenso a Segunda Territorial (ya decía el hombre de la camisa verde que Alejandro Magno necesitaba tipos que le limpiaran el culo hasta llegar a La India). El enjambre, de tensiones y abrazos, de puros y rencores, es inmenso. La red creada en torno a García era enorme, pero creando dependencias. Y en esas dependencias, aparece Antonio Herrero. En casa de mis padres se escuchaba Antena 3, y luego la COPE (y se sigue escuchando la COPE), pero es que Herrero hubo varios, pero solo uno totalmente poderoso (aunque aquí aparezca Luis). Lo que menos me ha gustado ha sido la resignación del final, la enfermedad y la caída sin frenos desde un Tourmalet de prepotencia, unida a momentos de vergüenza ajena (lo del fútbol sala). Los testimonios de Raúl del Pozo, Pérez-Reverte y otros compañeros también parecen metidos con calzador, y el zapato, de esta manera, no queda cómodo. El intento, entre insultos clementinos y escenas de rencor, es incompleto pero ayuda (para los jóvenes que no tienen ni idea de nada) para contemplar las grandezas y miserias de un personaje bíblico que va creciendo en Éxodo en Éxodo hasta un Apocalipsis en el hay no redención, porque esta farola ya ha sido abrazada demasiadas veces. Saludos cordiales.
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