domingo, 3 de agosto de 2025
Vicios ocultos. Primera temporada.
Por mucha película clásica que aparezca en Vicios ocultos, esto no tiene un rumbo fijo. Va de personas que compran cosas que no necesitan, que hacen casas enormes que siempre están vacías, que no pasan tiempo con sus hijos y luego se asustan del yerno que tienen. Vicios ocultos, visualmente muy efectista, nos lleva a ese paraíso lleno de tinieblas, de facturas, de despidos, de cuernos, de locura, de infelicidad y, sobre todo, de la soledad de los millones. Y resulta que, pese a citas de premiados que se escuchan, las mejores frases salen de la chica de la limpieza que tiene aspiraciones. Pero con la sucesión de bolsos, cuadros y relojes robados, no nos tiene que apartar la mirada del Ferrari, el chalé y el campo de golf. Ya lo decían en Casi famosos: “La gente guapa no tiene valores”. Ni valores ni mucha neurona, o escasez de ella: “La vida no te da lo que te mereces sino lo que puedes negociar”. Y puestos a enredar, escuchamos: “Llega un momento en que no tomar el atajo es un delito mayor que el delito en sí”. Las corbatas y los tipos con corbata que nos roban, que decía el hombre de la camisa verde. Todo mentira en la vida.
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