martes, 19 de mayo de 2020

Dérapages (Recursos inhumanos). Primera temporada.

Gran rematador Éric Cantona. En todos los sentidos. En Recursos inhumanos da buena fe de ello ante su jefe, ante su yerno, ante el que haga falta. Tiene que ser jodido estar casi en los 60 años y verte con trabajos de mierda y con sueldos de mierda y con una vida de mierda. Dar lástima es lo peor. La puta condescendencia. Que te miren por encima del hombro. ¿Qué estarías dispuesto a hacer para salir de esa situación? ¿Cualquier cosa? ¿Seguro? Dérapages lleva esa situación al extremo, al disparate, a la locura, a la cárcel. Vivimos, antes y después del coronavirus, antes y después del confinamiento, antes y después de esta paranoia sin fin, en una cárcel muy personal y no siempre es fácil evadirse. O no se puede hacer directamente. O no. Y no todo el mundo tiene la capacidad de adaptarse a una crisis, a una nueva decepción continua. Y no todo el mundo tiene la capacidad de decir adiós de forma, no digo yo triunfal, sino digna. Hay que arrastrarse, hay que sentir miedo en una ducha, hay que sentir dolor con unos dedos de la mano rota. El infierno, el capitalismo bestial, la edad madura mal llevada, el infierno llevado a lo personal. ¿Qué no es cuestionable a ciertas alturas de la vida? Casi horas para darle a la cocotera que no todo va a ser disparates de Illa y Simón. Y todo lo demás, también.

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