Víctor Manuel, el asturianin, cambió de Franco al PCE su adhesión de los años mozos. Pecadillos de juventud. Sin importancia. A veces uno, llevado por el lirismo adolescente, escribe una carta de amor al dictador y, luego, se convierte al internacionalismo proletario. Pecata minuta.
Más talludito ha tenido algunos otros deslices como, por ejemplo, cuando, un chico tan educado como él, llamó hijoputa al portavoz de la Conferencia Episcopal. Destemplanzas de la fogosa rebeldía zangolotina que aún acompaña al músico.
Todos tenemos un oscuro pasado y un cadáver en el armario que no resistiría una investigación de Centro Nacional de Inteligencia. Por eso, hay que perdonar los vaivenes. Los cambios de opinión. Incluso de ideología. Pero, lo que sí merece una sarcástica condena es la memez nacionalista. Porque, esto es por la pasta autonómica, amigo.
Pedir la oficialidad del bable, además de una nacionalistada, es una putada a tus paisanines. Por cierto, habrás enseñado asturiano a tus hijos, ¿verdad, guaje?
Ellos dicen que: http://es.youtube.com/watch?v=9MlcHKPBvgw
ResponderEliminary ella dice:
http://es.youtube.com/watch?v=8FihjwrnLy0
y punto.
He tenido la osadía de acoplarme a una masturbación colectiva y nombrarte en mi última entrada. (Hasta ahora bien, gracias).
ResponderEliminarSi,si,si todo fuera así de fácil...
ResponderEliminarNi canto ni me cantan.
ResponderEliminarBesos.
Estimulante,... Ya se sabe, en tiempos de crisis: Espectáculos en casa.
ResponderEliminarUy. Hace tiempo que no canto nanas a nadie.
ResponderEliminarDe acuerdo con lo de cadena perpetua de la anterior entrada
Interesante, hay que cantar más nanas.
ResponderEliminarHablando de cantar...
ResponderEliminarLa putada del guaje Víctor Manuel
Víctor Manuel, el asturianin, cambió de Franco al PCE su adhesión de los años mozos. Pecadillos de juventud. Sin importancia. A veces uno, llevado por el lirismo adolescente, escribe una carta de amor al dictador y, luego, se convierte al internacionalismo proletario. Pecata minuta.
Más talludito ha tenido algunos otros deslices como, por ejemplo, cuando, un chico tan educado como él, llamó hijoputa al portavoz de la Conferencia Episcopal. Destemplanzas de la fogosa rebeldía zangolotina que aún acompaña al músico.
Todos tenemos un oscuro pasado y un cadáver en el armario que no resistiría una investigación de Centro Nacional de Inteligencia. Por eso, hay que perdonar los vaivenes. Los cambios de opinión. Incluso de ideología. Pero, lo que sí merece una sarcástica condena es la memez nacionalista. Porque, esto es por la pasta autonómica, amigo.
Pedir la oficialidad del bable, además de una nacionalistada, es una putada a tus paisanines. Por cierto, habrás enseñado asturiano a tus hijos, ¿verdad, guaje?
La putada del guaje Victor Manuel