Antes, mucho antes del desempleo casi total, de mañana en mañana podías escuchar, incluso hablar, con algún alumno que no tuviese el coeficiente intelectual de un lebrillo. ¿Por qué un
lebrillo? Un jodido lebrillo, sí. Ayer el achopijo nos recordó los bares en extinción, y por el 2000 empecé a ir a La Tasca y pedir un calderico de 12 quintos y un lebrillo de patatas. 1000 pesetas. Y ahora que se acercan elecciones europeas (qué más da las que se acerquen, este país sigue siendo una casa de putas en las que se las pagamos a los políticos),
me acuerdo de la letra de El Pardo que nos dice:" Yo no soy de izquierdas. Tampoco de derechas .Yo solo soy indie .Fan de los Planetas". No hace falta decir nada más.
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