viernes, 1 de mayo de 2015

24 días

Pesebrismo ideológico. Televisión, ideas y sacamantecas. Misa de seis, de las que ya no hacen. Llamada perdida de las 6:53. Mejor no saber que borrachuzo o borrachuza, en mitad del mitin nocturno, atiza al teléfono. Matadero de ideas. Las viejas, las de siempre, las de cable gris atado a las manos de la pobre o el pobre de siempre. Cuando todo es muerte ideológica lo demás no importa. La calavera chistosa que nos roba y amarga. Matadero a falta de 24 días para unas elecciones en las que, si todo sigue así, no va a cambiar nada. Nada de nada. La niebla nos impide ver el cielo; el cieno y su olor nos acostumbrado a la mierda ideológica. Dicen los ideólogos de la recuperación que la crisis ya pasó, que es un fantasma del pasado, una jodienda con vistas al Mar Menor. En la trinchera de la mediocridad, nuestros alcaldes y concejales, dieta va dieta viene, miran hacia otro lado. Absalón y David, niño contra Papá que luego Samuel la metió con calzador. O sin calzador, la metió igualmente. Halicarnasando, en plan Herodoto, habría que contar toda esta mierda con todo lujo de detalles. Este presente de mierda no tiene que ser olvidado, está ahí. Hechos, relaciones, antecedentes. Todo presente. La casa de la playa, el cajero desconocido, la filosofía del concejal de Urbanismo y sus secuaces. Todo presente. La resaca de la crisis lo están llamando. Con un par: RESACA DE LA CRISIS. Gloria. Pascual. Victoria. La farsa de la desmemoria ideológica. ¿Qué piensa el hijo de un alcalde corrupto? ¿Para dónde mira la niña cuyo padre ha estado estafando a sus conciudadanos? Público y privado siempre van de la mano. Siempre. ¿Qué diferencia hay? Lo de todos puede ser usado por el ministro, el concejal, el senador, las putas del ministro, las putas del concejal y las putas del senador. Y todo lo demás.

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