viernes, 1 de mayo de 2015

El viento de levante

O de dónde sea. Da igual. Me da igual. Jodiendas con vistas a la Tramontana. El consejero educativo vuelve a salir en la prensa del régimen y en la que queda que no es del régimen. Otra vez. Ahora no es la casita más barata. Ahora es por cuestiones púnicorromanas. Vivan las colonias, y las sobrinas y los sobrinos de las alcadesas de la nueva ciudad nueva. Pero esa es, a fin de cuentas matemáticas, otra historia. Otra vez el heredero del reino valcarcil, estertor del sultanato de Sean Connery (adiós, Sean, adiós). Otra vez. La penúltima. La antepenúltima. La enésima. La penumbra del candidato digital, puesto por el dedo valcarcil, es alargada. Pedáneo hecho heredero. El sueño besoriano produce monstruos, porque a Goya no lo conoce el candidato digital. Lo podríamos aventurar, creo yo. La historia del candidato es la de los maestros y profesores que han quedado en el camino del desempleo, de la orgía electoral a la purga en el partido. Las víctimas de siempre. Penúltima tramontanada. Penúltima. El hormigón olvidado. El urbanismo ilegal, enterrado. Todo se olvida en el reino, ahora convertido en sultanato agonizante. Todo se olvida, como un muerto en el Osario general. Muertos sin nombre, desempleados sin nombre, personas de tercera mal viviendo en territorial preferente, o en segunda territorial, o en la última categoría antes del calvario. O del Calvario.

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