sábado, 17 de septiembre de 2016
Queen Of The South. Primera temporada
¿Tenemos idealizada a Teresita Mendoza? Puede ser. Pero no es fácil adaptar la novela de Pérez-Reverte al mundo gringo. Cambiar presidios por imágenes preconcebidas. El pasado que vuelve a la memoria. La construcción de un imperio después de pasar droga en tus tripas. De mula a emperatriz pero tragando camiones de mierda, tragando millones de lo que tenía en su panza el Prestige. Tampoco es fácil ver a Joaquin de Almeida convertido en don Epifanio Vargas camino de ser gobernador de Sinaloa. Tampoco es fácil ponerle cara al Güero Dávila, sobre todo si era León en Narcos. Ni a Batman. Todo es difícil en las adaptaciones televisivas. Pero esta primera temporada de La reina del sur es adictiva, tanto o más que el tequila que se barruntan en fiestas tigresas, en despachos políticos, en oficinas de abogados, en clubs indeterminados. Nada es fácil, nada. Ni las adaptaciones, ni las interpretaciones. Pero hay ritmo, que no decrece, y hay tensión, que tampoco lo hace. ¿Nota para la primera temporada de Queen Of The South? Notable, al menos. La fiesta debe continuar, sin prisa, sin el hombre de los pájaros, sin agentes de la DEA, sin secuaces ni mulas que se quedan por el camino. Y la libreta de los números, el espectro numeral, está presente. Túneles que recuerdan a otras muchas series, inevitables visitas arriba y abajo, niñas que tienen un destino muy jodido y el pasado. Siempre el pasado. Cuando huyes, miras atrás, piensas, vuelves, te sorprendes porque el dolor vuelve a aparecer, vuelven los lamentos y el agentodoblismo. Todo es mentira en la huída, pero hay que seguir buscando, como el hueco que ha dejado Teresita Mendoza en mi estantería.
La reina del sur...
ResponderEliminarEse libro... ¿Hay un hueco en mi biblioteca?
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