martes, 18 de julio de 2017

Deadwood. Primera temporada.

Dice el dueño de uno de los garitos del pueblo que "es más fácil alcanzar la luna que entender a una puta". Deadwood reflexiona desde el principio sobre el papel de la mentira en un mundo supervivientes. Todo es mentira en Deadwood. El marco, el Oeste, es solo un instrumento. Uno más. En esa jungla humana de barro, partidas, alcohol, oro, tiendas y jodiendas en mitad de las boñigas de los caballos, surgen líderes y putas, surgen sombreros y ropas viejas, camisas sucias y chinos, chupitos y doctores, niñas que deben morir pero no mueren. El rasero alto para juzgar a los demás. Epidemias físicas y morales, ascos y maderas, tiendas de lona donde ocultar las pústulas y todo lo demás. Disparos en la sien a jovencitos sin escrúpulos. Entierros y ataques, piedras de oro y droga en vena. La vida. Insatisfacciones. Una detrás de otra. Pueblos que crecen, borrachos que se acumulan, tiendas que se acaban, felices recuerdos en mitad del barro. ¿Bacon rancio? ¿Disparos baratos? Ofertas que no llegan como deben, precios que no se alcanzan, manchas que aparecen misteriosamente en el suelo y hombres que faltan a sus principios. Y todo lo demás, también.

2 comentarios:

  1. Es una paradoja. Todo no puede ser mentira, porque si fuese mentira la frase"todo es mentira" también sería mentira entonces tenemos una contradicción "no todo es mentira"

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