sábado, 28 de mayo de 2022
Bosch: Legacy. Primera temporada.
Vuelve Bosch padre sin placa, porque la que lleva la placa es la hija. Y hay patinetes por las calles. Forzados, pero parece al primero plano de Terminator 2, y Bosch Jr parece la mala. O quizás siempre tuvo un punto de mala. Bosch es viejo en un mundo que va demasiado rápido, pero sigue haciendo su papel, sigue funcionando como un reloj de agujas de los que ya no utilizamos. Preguntas que cambian de bando, principios que romper, historias que recuperar. Historias del pasado, que setenta años es mucho y el dinero es más que un legado. Terremotos y cambios, sirenas y música que hace pensar, o meditar, o reflexionar. Cimientos que antes o después ceden. Rutinas que recuperar. Pasado que redescubrir. Pero ese pasado tiene demasiados claroscuros, como la venganza tiene demasiados intereses, como el día a día tiene demasiadas trabas. Gasolina para todos. Hágase querer por dos señales de balas en su cuerpo para conseguir la redención. Todas las ratas se juntan, y si hay que montar el Dream Team de la oficina del pasado, se monta. Piscinas esclarecedoras. Dolor ajeno. Ayudas imposibles. Bosch: Legacy nos vuelve a meter en vereda aunque no queramos, nos muestra lo peor de cada uno de nosotros, de lo que llegamos a hacer en situaciones de emergencia y estrés, de lo que no queremos que se vea y escondemos de todos y cada uno de nosotros. Pero a veces pensamos en soluciones complicadas, en teorías de la conspiración, en esencias imposibles y al final todo es más sencillo, todo es simple y pura codicia, la más sencilla pero cruel de las codicias. Y en otra de las tramas, vuelve a salir el tema del fin y los medios, el mal necesario y las jodiendas que los poderes intentan esconder: “La luz vuelve a ser el mejor desinfectante”. Aunque no siempre no funciona, no siempre airear los asuntos tiene la solución perfectamente. Los viejos maestros siempre enseñan, siempre nos dejan lecciones con las que aprender. Aunque el factor familia puede enturbiarlo todo, que los genes son lo primero hasta que dejan de serlo. Basura en la reventa, que todo es dinero en la vida. Vuelve Bosch, y como en Afganistán allá por 2003, se ensucia las manos, cruza los límites y eso siempre es una buena noticia.
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