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miércoles, 28 de julio de 2021
Bosch. Séptima temporada.
Más bajos instintos en la séptima de Bosch. Fin de año, incendios, niñas muertas, embarazadas muertas, pintadas en coches, gente que no puede vivir con su pasado, alcohol de más, ricachones con problemas, abogadas excruiseanas que siguen a lo suyo, más asqueroso politiqueo, neonatos con problemas y gente que es abandonada por su páncreas. De todo tiene la supuestamente última temporada de Bosch. Y siempre hay una Teresita, se apellide Mendoza o no, que con su escasa altura manda mucho. Especulación e hijos de putas, bolsos que esconden tesoros y móviles que auguran problemas. Encanto y desazón a partes iguales. No vemos los problemas de los demás hasta que no superamos los nuestros. ¿O era al revés? Fotos, puertas que no se abren, delegados que no saben asumir responsabilidades. El problema racial siempre utilizado políticamente. Mentira sobre mentira y tiro porque me restan. Y si faltaba algo, los célibes involuntarios. Y si hay que meter la teoría de la conspiración, pues también. “En todos los funerales debería llover”. O algo así soltó Bosch.
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