viernes, 31 de enero de 2020

The Path. Segunda temporada.

Seguimos con las sectas. Seguimos, esta vez, con la segunda temporada de The Path. Otra vez, las dudas, los accidentes, los nacimientos de un color esperado, la violencia, el fuego, el dolor, el llanto y, sobre todo, las mentiras. The Path sigue dándole a la cocotera con las mentiras. No habría que enfatizarlo, no habría que subrayarlo con boli rojo, pero secta y mentira, de toda la vida, van de la mano. Pero en The Path aparece la variante del doblebarajismo: la mayoría de los personajes, principales y secundarios, tienen o han tenido un plan b en su vida y en su existencia. La otra carta. Siempre escondemos algo, en público y en privado, en el trabajo y en el ocio. Siempre. Huir y agachar la cabeza o volver a por lo que es tuyo. Porque en las sectas, lo posesivo viene de fábrica. Siempre. Y con lo de uno, no se juega. Nunca. En las sectas, en su particular infierno, viven en su interior demasiadas inquietudes. Y puestos a hacernos preguntas, que lleven profundidad, no nos quedemos en medias tintas. The Path vuelve, antes de su epílogo, a sacar las interrogaciones del teclado para que las pulsemos con fuerza y recalquemos los demonios interiores. Habrá que esperar a las últimas pildoritas. Veremos. Coda: En otro momento, la visión de esta segunda temporada fue la siguiente: La segunda temporada de The Path es de no creer. ¿Pero no iba The Path sobre el fracaso de todas esas mentiras que nos venden? ¿No iba de una secta al borde del precipicio? ¿Por qué crecen las sectas y luego se van al garete? Hay mentiras que no pueden perdurar en el tiempo; otras sí, hay que ver a Pedro Sánchez y no reír con su Manual… Pero The Path te lleva al extremo, a la huida y la vuelta a la mentira, al intento de escapada (sin MAHN) institucionalizado. Escribir institucionalizado cuando reflexionas sobre una secta televisionizada (o como se diga). Te estás sobrepasando, Salva. Y si hay que comprar una tele por primera vez, se te caen los palos del sombrajo. Del puto sombrajo.

El gran apagón. Primera temporada.

¿Podríamos aguantar 82 días sin abastecimiento eléctrico con lo que ello supone? En esa tesitura nos pone la primera temporada de El gran apagón. De traca. Si no aguantamos un día sin luz, no sé si seríamos capaces de hacerlo durante casi tres meses. ¿Estamos preparados para un asunto de tal magnitud? Cuando explico en clase guerras y batallas, derrotas al por mayor y bajos instintos, comento a los alumnos (y a las alumnas y alumnes, que no se me enfanden Calvo y Montero, o debería decir Calva y Montera, ahora que está más cerca el Bando de la Huerta), que piensen en aguantar un día sin agua potable, que piensen el número de veces que van al aseo en un día. También les recuerdo la frase de Borges sobre el papel higiénico y la existencia de Dios y muchas cosas más. Quizás, demasiadas. Y la sociedad contemporánea no sabe renunciar a lo que tiene (o, mejor dicho, a lo que cree que tiene). Nada. No sabemos renunciar a nada. Estamos perdidos. Por completo. El gran apagón saca también lo peor de la clase política, o de esos políticos, políticas y polítiques que antes criticaban la casta y ahora son casta, casto y caste. Sí. ¿Sería capaz la clase política de silenciar un apagón provocado por una tormenta (¿no podríamos decir tormento o tormente?) y que nos dejase sin agua potable y sin luz eléctrica? ¿Serían capaces? Por supuesto. A los alumnos hay que recordarles el asunto del Prestige, y la mancha de Gorbachov, y Stalin y el asunto del aceite de colza, y las checas y la matanza de Badajoz, y Bárcenas y tantos temas más. ¿Y qué tenemos de valor mueble en este país que no se cansa de apuñalar(se) una y otra vez en plan goyesco? Pues el oro del Banco de España y los cuadros del Museo del Prado. Del oro ya hay poco tras la Segunda República y la venta de Solbes, del Prado, esa joya de incalculable valor (al tiempo, todo se venderá), habría que ir escogiendo piezas. ¿A qué lugar llevarías tú el oro en primera persona del singular en una noche? ¿Y qué cuadro sería el de más valor? El gran apagón especula con mucha razón sobre como nos comportaríamos y se pregunta el modo de sobrevivir ante semejante hecho. Yo, si tuviera que elegir una obra iría a esconder a buen recaudo a Mari Bárbola y María Agustina Sarmiento de Sotomayor, a Isabel de Velasco y la infanta Margarita, a Felipe IV y a Mariana de Austria, a Nicolasito Pertusato y a Marcela de Ulloa, a Velázquez y a ese guardadamas que no sabemos su nombre, a José Nieto y a los que hicieran falta...

miércoles, 29 de enero de 2020

Otra persona a la que recordar hemerotecas

The Morning Show. Primera temporada.

Cuando dijo FJL que la habían jodido con el último capítulo de The Morning Show pensé en no verla. Otro día, en un 15, me quedé durmiendo viendo el primer capítulo. Luego, después de llegar de una noche de Arrixaca, vi el primer capítulo. Un círculo vicioso, un círculo que no va a ningún sitio. O tal vez, sí. De las mentiras institucionalizadas. Y no: esto no empezó con el andador de Weinstein (vaya tela lo del andador de Weinstein, eso si que es un Mee To, #MeeTo, Yo también o lo que sea ese invento. El personal ha dejado de saludar a los compañeros, ha dejado de dar dos besos a alguien cuando te presentan, ha dejado de tomar copas con los compañeros después de una comida de empresa. Si es difícil elegir a quien te ponen enfrente en una celebración, hay que imaginar la locura del falso Mee To. Porque esto ha pasado siempre: compañeros con compañeras. Y no hay que vender humo porque tengamos aire camino del Lugar de Don Juan... pero siempre había humo. Siempre. Hay una frase que he repetido esta semana en clase hablando sobre la formación del Estado Liberal en España hablando del Carlismo: "No podemos dejar que nos ganen aquellos que nos intimidan". Y no. La frase no es sobre The Morning Show, sino de la tercera temporada de Okkupert, que todavía no la he visto entera. Es una frase del cuarto episodio. ¿Podemos culpar a alguien de lo que hacen otros? Todo es mentira en The Morning Show. Todo. La presentadora que se hace mayor y le buscan sustituta, el acosador señalado, el jefe sin escrúpulos, la carne fresca con voz insultante. Todo mentira en esta vida, también en The Morning Show. Mentiras que se hacen montañas cuando, en grupo y en voz alta, sale la mierda a relucir y salpicar y el ventilador de semen de mono (Tarantino al poder) alcanza a todas, a todos, a todes. Vaya cantidad de mierda que hay que soportar, soportor, soporter. Y esas relaciones truncadas de raíz por la envidia, por el qué dirán, por las influencias, por los tejemanejes, por los cuernos nacidos antes de nacer. Ahora, en el trabajo, en cualquier trabajo, en cualquier ámbito de la vida, hay que pensar mil veces antes de hacer cualquier cosa: antes de dar una mano, antes de dar dos besos, antes de ir a comer con compañeros, compañeras y compañeres... Todo es mentira, pero en las relaciones personales, mentiras podridas. Pero la pregunta que siempre siembra la duda es la siguiente: ¿Eso es verdad? Como puedo yo atestiguarlo sabiendo que es mentira. ¿Se puede creer en la palabra de un hombre? ¿Se puede creer algo de un hombre en 2020? Y todo eso pesa en cualquier relación profesional, en cualquier relación personal, en cualquier relación con personas con las que compartes una habitación, un pasillo, un edificio. Lo que sea. Todo está viciado de raíz, todo analizado desde fuera, todo pasado por una lupa morada que celebra cada aullido ajeno como dolor propio. ¿O era al revés? Y si hay que recurrir al comodín de Nixon, se recurre. Sí que es cruel el tiempo, sí que lo es. Y sí que los jóvenes se quejan. Y la mierda, con más mierda se tapa. ¿Tragamos mierda? ¿Tragamos suficiente mierda? ¿Tragamos suficiente mierda para ascender? ¿Alguien lo duda? Y luego el control del relato. Es importante contar los dramas, pero mucho más importante es utilizar el modo correcto de contar. Las medias mentiras, las medias verdades, la capacidad de ir a la raíz del problema, la necesidad de contar los asuntos más turbios pero del modo preciso y con precisión quirúrgica. O tal vez, no. Tal vez vivimos en una equivocación impenitente durante milenios y esto simplemente vaya a peor. Y el Infierno sigue siendo, antes y después del #MeeTo, una cosa muy personal. Coda: Bien lo dijo Federico que faltó un paso más, faltó cerrar mejor el último episodio, llegar a las últimas consecuencias y no dejar tantos puntos suspensivos. Pero no se puede tener todo en la vida.

lunes, 27 de enero de 2020

Ray Donovan. Séptima temporada.

¿Nos hemos quedado sin Ray Donovan? ¿Todo círculo se cierra? ¿Nos quedamos sin hiel y flores para los domingos por la noche? ¿Nos quedamos sin bilis ni ambrosía raydonoviana? Otra vez se van cerrando puntos suspensivos sobre hermanas muertas, sobre hermanos pequeños que hay que conocer, sobre maridos que son engañados y tienen sed de venganza, sobre Parkinson y doctores y terapias alternativas y volver a sonreír con personas del pasado. Explotar, huir, paraísos, golpes del pasado que tienen repercusiones en el presente. Con vueltas al pasado como en la última temporada de Boardwalk Empire, al final vamos a empezar a entender algunos asuntos. Algunos. Detalles para explicar ciertas aristas que completan elementos complejos. Uniformados para sufrir y hacer sufrir, para disfrutar y escapar, y disparar y lograr redención. Porque los Donovan, en su encrucijada de difícil definición, busca mucha redención. El puto Katrina de la redención se merecen los Donovan. O un Infierno cargado de ira, vísceras, zapatos que se arrastran y alcoholes varios. Los Donovan. Vaya saga. Vaya historia. Con altibajos, pero siempre maldita e incontestable, siempre visceral y llamativa, siempre vacilante y combativa. Toca enterrar a los muertos y escapar. Y todo lo demás, también.

¿Únicamente?

sábado, 25 de enero de 2020

Himno para pensar en batallas perdidas

Himnos para sábados que prometen lluvia

El Embarcadero. Segunda temporada.

Ha vuelto El Embarcadero para marcharse. Ha vuelto El Embarcadero para descifrar ese sudoku inclasificable en el que se convirtió en su primera tanda de episodios. Había que rellenar esos puntos suspensivos y lo han hecho con altibajos, con situaciones creíbles y otras rozando lo inverosímil. Es cierto que todo tiene ser completado, pero hay formas y modos, hay métodos y técnicas para hacerlo. Cuadrar el círculo no siempre es fácil y, como siempre recordaba Daniel Monzón cuando era crítico antes que director, "el Infierno está lleno de buenas intenciones". El Embarcadero es difícil de asimilar, no es una historia clásica dentro de lo inclasificable del disparatado número de series que se lanzan al mercado en la actualidad. Cuando pase la fiebre, o la moda (pantalón campana sí, pantalón campana no), tendremos que valorar si series como El Embarcadero, con una idea magnífica pero no siempre ilustrada con imágenes perfectas y recayendo en exceso en obviedades, se hubiera dividido en dos partes. No lo sé. Quizás sea una impresión, el estado febril, escuchar poca música, pero creo que pese a estar bien podría estar mucho mejor. O no. Vaya usted a saber. O falte más sangre, y más vísceras y más arroz o todo lo contrario. Lo bueno es que no hay redención, que hay que seguir para adelante. No queda otra. Coda: ¿Tiene cada uno el diablo que se merece? ¿Es tan difícil no equivocarse en esa capacidad de decisión?

viernes, 24 de enero de 2020

Mientras dure la guerra

Ha tenido que llegar 2020 para ver Mientras dure la guerra. Y la he visto con reservas, entre otras cosas, porque no he leído nada de Unamuno (como no he leído las Novelas Ejemplares galdosianas). Mal empezamos con estas asociaciones de ideas. Mientras dure la guerra es de las que hace pensar en las actitudes cambiantes. Ya recordamos hace 10 años el asunto de la devolución del acta concejil a Unamuno por parte del ayuntamiento salmantino. Casi nada. Y todos, después de ver la película, somos expertos en unamunitis. Expertísimos. También se le recordó después de la lectura de Las armas y las letras. Vaya libro, para releer más de una vez. Empieza MDLG con una bandera con su bandera republicana de rigor, sus camiones militares en la plaza salmantina de referencia, con verde y fusiles y un grito declarando el estado de guerra un 19 de julio en Salamanca. Y de ahí en adelante, frases que sabemos o creemos saber o creemos que fueron ciertas. ¿Fueron realmente ciertas? Hasta la detención del alcalde Casto Prieto aparece. Casi nada. Nietos, abuelos, campanas, detenciones, claustros, aulas y curas. Que no falten curas y carteles de corridas de toros. Y del Estatuto Catalán y de traiciones de instituciones a las personas, y de las personas a las instituciones. Mitad y mitad. Rectores pidiendo colaboración. ¿Podemos morir por nuestras ideas políticas? Antes sí y ahora, hasta ayer, también en España, y en otro país, sigue pasando. Y Marruecos, y diplomáticos alemanes viendo a un Franco pasmado. Y ese paso del Estrecho, esos aviones de un lado para otro para hacer una guerra y seguir ensangrentando al personal. Crucifijos y cojines verdes, mujeres en el recuerdo y animales de papel. Y empiezan los disparos a primera hora, bien cerca de los cementarios. Y Azaña escribía mal según Don Miguel (todavía no teníamos La velada en Benicarló). Las hijas, la edad, los nietos que leen los artículos paternos y la expulsión del rectorado. Hasta curas protestantes, o como se diga. Hasta recuerda Karra Elejalde haciendo de Unamuno el suicidio de Balmaceda (y que debió seguir ese ejemplo Azaña quitándose de España y de su vida). Y Millán Astray y sus chascarrillos. Y los himnos recitados. Y el manco en Cáceres con Tito Paco a la vuelta de Argentina. Ceses y hemerotecas y todo lo demás. Depuraciones y cargos. Propaganda fuera. Todo empieza en un momento, todo se dispara y se acelera y se va a la mierda. Y detenciones y muertes, como la de Atilano Coco, que te cambian la vida. Y el cambio de bandera, marcando territorio. Y esa Marcha Real, para seguir marcando aún más España. Mola, Kindelán y Cabanellas ante don Miguel. Una pandilla y una foto, y una mano de Millán Astray sobre la espalda unamuniana. Y esa junta eligiendo al líder, con Cabanellas llamando al futuro Generalísimo "Paquito, el Cuquito". Todo es mentira en esta vida. Mentira. Y la bendición mora o baraka que llevó a Franco al liderato. Ese nombramiento, esa reunión, ese hermanísimo. La veleta de Unamuno en esa conversación en mitad del campo con Salvador Vila, sobre la misma historia de España y sobre revancha y odio y Stalin y de sacristía y rezos y de todo lo demás. Pero una cosa es hablar, tras un coche abandonado, y otra bien distinta disparar y hacer el cafre y joder la marrana. Habla el Generalísmo con su clon con traje en una avión de la gresca española. La jodida gresca. Y Unamuno ejerciendo de San Pedro, renegando tres veces de un Salvador al que iban a fusilar. Las putas contradicciones de la vida. Y Cabanellas contra todos ese grupo que le toma el pelo y que él se dejó tomar. Y el día que lo resume todo, o no resume nada: Todo es mentira. Y para acabar, más bandera.

Guerra 3. Segunda temporada.

¿Cuándo hubiéramos pensando escuchar a Francisco José Delgado traduciendo a Donald Trump? Pues ha tenido que pasar en la segunda temporada de Guerra 3, en la que todo empieza a acelerarse, todo a ir(se) al carajo. Esta segunda temporada de Guerra 3 saca lo peor de la prensa, de la política, del espionaje, de la tortura. Pero también de la ilusión, de las buenas obras, de la utopía. ¿Qué haríamos cada uno de nosotros si empezase la Tercera Guerra Mundial? ¿Qué opinión tendríamos ante un segundo Pearl Harbour? ¿Qué haríamos y diríamos si supiésemos de campos de concentración en pleno siglo XXI? ¿Por qué no nos estamos preparando para algo que es posible y cíclico? Redención y detención a partes iguales. La lucha de los poderosos contra aquellos que resisten y vuelven a resistir. Hay distintas formas de resistencia, de poesía, de otanizar las relaciones internacionales. Deberes y compromisos, en plan planetario con Jota hablando de hacer presidentes de los estados de ánimo. Recordar noches de muchos grados, recordar mares muy amarillos, recordar los nuevos 6 y 9 de agosto. ¿Cuándo será el nuevo 6 de agosto? Da miedo solo pensarlo. Miedo. Celdas y detalles, asesinatos y masacres, tiros al amanecer y muertes que tienen un precio. El abismo y no saber si habrá un mañana, si habrá pensamientos olvidados, si habrá acciones que nunca llegaremos a realizar. Y esos recuerdos, otra vez, y no creer que ocurrió lo que nunca debería ocurrir. ¿Qué cosas nos perderíamos si todo se va a la mierda? Perder lo cotidiano por culpa de una panda de hijos de Satanás. Pero no podemos creer nada. ¿Y si todo fuera mentira?

jueves, 23 de enero de 2020

Alsina recordando a Gregorio Ordóñez

Por piezas como la de hoy necesitamos a más periodistas como Carlos Alsina. Imprescindible. Para escucharlo y meditarlo, y volver a escucharlo y meditarlo. Hasta que no dejemos de recordar a los asesinados por ETA como Gregorio Ordóñez.

miércoles, 22 de enero de 2020

martes, 21 de enero de 2020

Okkupert. Tercera temporada.

Ahora que estamos en tiempo de epopeyizar a los Torra y Puigdemont, y que los fugados están en el poder, vuelve Okkupert. Casi nada. Tercera temporada y empieza con explosiones y con ese triángulo Noruega, Rusia y UE que no hay Dios católico ni protestante ni ortodoxo que lo arregle. No. Gobierno antirruso en Noruega. Viva la democracia y los mentirosos. Viva Okkupert. Viva el jolgorio y el politiqueo. Y las mentiras: en lo que creemos que era y en lo que son las cosas. Preguntas jodidas y embarazosas. Miedo al extranjero, aunque sea blanco. Lo de las razas arias y todo eso no es exclusivo de Merkelandia. ¿Extradiciones masivas en nombre del ecologismo? ¿Evacuaciones masivas en nombre de la paz? ¿Un Pedro Sánchez en Noruega gobernando? ¿Nos sorprendemos? ¿Miente un Primer Ministro en el Parlamento? ¿Puede por eso ser retirado de su cargo? ¿Podemos intentar matar en nombre de la paz? Y el colaborador necesario, aunque sea un ex-enemigo. Un puto ex-enemigo. Todo mentira: nadie lucha (o casi nadie), por su país. Nadie. Nadia. Nadio, que Unidos Podemas. Tribunal Supremo, Código Penal, Artículos, alta Traición (que no sedición) y mierdas varias. Mierda sobre mierda. Deportaciones. Ni los nazis, pijo. 3000 rusos a la calle. Para empezar. ¿Luego era el abascalismo? Y luego el chantaje. Okkupert es una sucesión de chantajes, impuestos desde fuera y autoimpuestos. Un poco de todo. Activismo antirruso en Noruega, ácidos, expulsiones masivas, bloqueo de cuentas corrientes a los colaboracionistas... Y si hay que echeniquizar al asesor, se echeniquiza. Y al final, entre Gretas y grandes compañías, entre países títeres de multinacionales, solo queda la resistencia, el sueño de escapar hacia adelante, la lucha ante los poderosos. La resistencia. Solo nos queda resistir el hachazo y pensar en la gran frase, siempre repetida y siempre acertada: Todo es mentira. Vivan las grandes conspiraciones.

domingo, 19 de enero de 2020

20 años del primer Videodrome de Radio 3

No te das cuenta de lo viejo que eres (con suerte) hasta que recuerdas aquel acontecimiento que viste y lo recuerdas como si fuese ayer: el penalty de Raúl contra Francia, la victoria en Portugal de la generación del 80, la victoria japonesa de 2006 o el primer programa de Videodrome en Radio 3. Todavía tengo algunos capítulos grabados en viejas cintas TDK... Es lo que tiene la edad. Y la memoria. Parece ayer ese programa en 2000, pero recuerdas esos fragmentos de películas, esa narrración, esos domingos escuchando lo grabado. Y en ese primer Videodrome hay una buena reflexión sobre la memoria, sobre el pastiche historicista, sobre Blade Runner y ser esclavo (no somos otra cosa [o con el nuevo lenguaje, coso, o cose con hilo fino o madeja]) y utopías varias: "La memoria es, ante todo, el nombre de algo, es el nombre de lo que ya no es solo una capacidad mental orientada hacia una de las tres modalidades del presente, el presente pasado, el presente presente y el presente futuro. La memoria se presenta hacia el pasado o el futuro y constituye la presencia del presente". Viva la retórica de la memoria y las huellas que no queremos encontrar en el pasillo pero siempre están ahí.

Giri/Haji. Primera temporada.

Giri/Haji . Vaya serie. Desde el primer capítulo te das cuenta de que la historia es buena. Pero hay historias buenas que se pierden por el camino. Con H/G no pasa eso, no. Cada capítulo tiene buenas píldoras: mafia, dinero, poder, distancia, amistad, interés. Otra vez, otra recomendación de Mejino antes de que llegara a España. Giri/Haji, con su dualidad de escenarios entrecruzados, con sus viajes sin destino definitivo, con sus nacimientos y sus muertes, con sus idas y venidas, con su sangre envenenada, con sus pubs con propietarios (mío/nuestro), con sus lluvias definitivas, con sus suicidios impenitentes, con su pasado jodiendo la marrana con la lluvia y su nieve y su viento atemporal. Lo mejor de Giri/Haji es que tienes que posicionarte: con la mafia o contra ella sin término medio, con la corrupción policial en el Atlántico y en el Pacífico, con las normas y las reglas en Oriente y Occidente, con sus huidas hacia adelante al otro lado de ninguna parte, con las ausencias en las muertes familiares. Tienes que estar con alguien, con los malos o con los muy malos, con los que mienten sin razón o con los que te engañan sin motivo, con los asesinos profesionales y con los que matan por convicción, por instinto, por entrañas, por las vísceras que todos llevamos dentro. Se preguntan en Giri/Haji si somos malas personas o personas que hacemos cosas malas. El término medio es difícil de evaluar, de situar en esa balanza de dolor que no acaba nunca. O quizás, siempre estuvo aquí. Vaya joya es Giri/Haji.

Guerra 3. Primera temporada.

Llegué a Guerra 3 por un tuit que ahora no recuerdo. Ahora que vuelvo a mimesacojea de vez en cuando, acabé escuchando la primera temporada de Guerra 3 entre viajes de autobús y caminatas varias entre lugares que no siempre quieres recordar. Guerra 3. Empieza enganchándote con la voz de Adriana Ugarte preguntando sobre los motivos, los hechos y todo aquello que lleva a una guerra. En este caso, a la IIIG.M. Casi nada. Se dice pronto. Hace un par de cursos, con los alumnos de 1º de Bachillerato en el IES Miravete puse, a ratos, la serie 37 días. Los días previos a la Primera Guerra Mundial. Son muchos asuntos los que llevan a la guerra, a las guerras, a los conflictos. Demasiado peón, demasiado rey para un tablero de ajedrez. O no. Tal vez no sobren peones y todos merecemos una Gurtel. O tal vez, no. Vaya usted a saber. Será por intereses. Desde Siria a Corea del Norte y vuelta a los Madriles y retornar a la península coreana. Y paraguas búlgaros, y ácido prúsico, y embajadores con apellido de museo, y juegos para exaltar a un líder cabezón, y muertes innecesarias, y campos de concentración, y resistencia que aguanta carros y carretas por el sueño de días mejores. Pérez Ledo lo ha vuelto a hacer, a vuelto a hacernos pensar. Y dándole a la cocotera, piensas en la repercusión de tus acciones en los demás, en los que te rodean y en los de otros países, en la persecución de los que no siguen la doctrina oficial y de los que están encerrados antes de ser exterminados. A pensar se ha dicho.

sábado, 18 de enero de 2020

No me digas que fue un sueño

Vaya tres píldoras de Videodrome que nos ha dejado Gregorio Parra a cuenta de la RDA, la Stasi, el Muro de Berlín y 1989. Unas escuchas de las que hacen pensar. Una vez, dos veces, mil veces. Larga vida a Videodrome de Radio 3.

jueves, 16 de enero de 2020

miércoles, 15 de enero de 2020

lunes, 13 de enero de 2020

La puta nostaligia...

¿Tan mayores somos? Va a ser que sí, que recordamos domingos de hace 20 años...

Ideas primigenias!!!

Las doctrinas del profesor

Preguntar prohibido

Yeepa bajo el VAR

Viva la puñalada a Montesquieu

domingo, 12 de enero de 2020

jueves, 9 de enero de 2020

Una de frases

O de creadores de frases. Falsos mitos sobre frases sin Sergio Algora, ni la II República o alzamientos nacionales. Todo mentira. Siempre.

Uno es de donde se hace el bachillerato

En mis delirios, en mis clases, en mis sueños, siempre vuelvo a la frase de Max Aub. A veces, los alumnos te miran raro; otras, directamente, no te miran ni te escuchan. El puto mensajito de ese grupo, de esa gente que no volverán a ver muchos de ellos cuando acaben el bachillerato. Y de Max Aub a Manuel Alcántara, y no tener amigos sino gente con la que paso ratos. Lo que nos hubiéramos maravillados con las columnas de don Manuel asistiendo al bochorno político de los últimos días. Pero es lo que hay. Y espero que muchos de mis alumnos acaben el bachillerato.

miércoles, 8 de enero de 2020

lunes, 6 de enero de 2020

¿Cuándo hemos perdido nuestros poderes?

Otra sobre Aljucer!!!

A por Riego!!!

El amigo Jesús me retrata como un tipo odioso y rencoroso. Quizás sea un familiar de Isabel II, de varias opciones, de ominosas decisiones.

Por el pleno empleo

Ha vuelto Pérez dejando muestras de su talento en MMC. Otra vez.

viernes, 3 de enero de 2020

miércoles, 1 de enero de 2020

Arriba

Recordando

Himno para empezar 2020