viernes, 31 de julio de 2020

The Sinner. Segund temporada.

Giros y giros en el segundo tomo de episodios de The Sinner. Otro ejemplo de no poder ver y realizar lo irrealizable, de querer y no poder, de mentiras y secretos casi eternos, de inseguridad y pesambre por el pasado que siempre mos martiriza. Y casi es una canción de Hidrogenesse: hay piedras, hay plantas, hy bestias, hay madres por doquier para un niño de trece años que no aparenta trece años, hay fuego, hay fugas, hay negras con padres blancos y hay madres que se disputan hijo. Buena segunda temporada de The Sinnner.

jueves, 30 de julio de 2020

Nivel

martes, 28 de julio de 2020

The Sinner. Primera temporada.

Otra de esas mentiras bien contadas la de la primera temporada de The Sinner. Malos, sinvergüenzas, aprovechados, gente que sufrió vejaciones en su infancia, tarados, personas con pasado común, tipos sin escrúpulos, enfermedad, sadismo, padres sin corazón, hijoputas varios, locas varias, pasado que vuelve al presente. Mentira sobre mentira hasta que tiene que relucir algo de verdad. Castigos justificados. Dolor que nunca se irá. Mierda sobre mierda. Pero mierda bien construida y visualmente mejor hecha.

domingo, 26 de julio de 2020

La gran batalla por Murcia

Entren y visiten La gran batalla por Murcia en Megacuarenteno.es . Imprescindible en estos tiempos que corren, en los que no podemos confiar en casi nadie, en los que nos vemos inmersos en dudas y miedos sobre el mañana. O sobre dentro de un rato.

La asamblea de los muertos. Primera temporada.

No he leído La asamblea de los muertos pero acabo de terminar de escuchar su adaptación radiofónica que han hecho en Podium Podcast. Historia de un palo, de un robo, aunque todo no es lo que parece, todo no es lo que resulta ser. Mentiras, viajes a Marruecos, pintores que no son pintores, serie b disfrazada entre hospitales, estancias falsas, llamadas de teléfonos, criptomonedas y barnices que esconden fachadas falsas. Una gran mentira dulcificada hasta que salen los más bajos instintos. Mentiras, celos, joyas, lápices, poceros, alcantarillas, fuegos varios. Una escucha muy agradable e intrigante la de La asamblea de los muertos. Cierto: "lo mejor está por escuchar". Siempre. Viva la imaginación.

sábado, 25 de julio de 2020

viernes, 24 de julio de 2020

Tumbaos

miércoles, 22 de julio de 2020

Una novela criminal

Estoy escribiendo esto desde un teléfono a la velocidad de un caracol y sin enlaces (el ordenador ha dicho basta después de clases online, confinamiento, evaluaciones y claustros), pero es que Una novela criminal, la adaptación que ha hecho Mona León de la novela de Volpi para Podium Podcast es de traca. Bestial. A Mona León la tenemos en el imaginario colectivo desde Videodrome. Esos capítulos de Videodrome, escuchados y repetidos hasta la extenuación por las noches... En fin. A lo que iba. Lo que cuenta Una novela criminal nones solo un secuestro y una historia política, es mucho más. Mucho más. Secuestros, judíos, francesa en Méjico (con jota, siempre con jota), la mentira televisada, la connivencia políticojudicial, la falsedad de Sarkozy, las porquerías que salpican a todos. Estos 4 episodios no dejan respiro, hay que escucharlos, recrearse en ellos, en los detalles, en los silencios, en las respuestas, en el montaje de los videos, en Ingrid Betancourt, en los presidentes mejicanos, en el papel de la prensa... Para volver a escuchar. Magistral.

martes, 21 de julio de 2020

Informe Z. Segunda temporada.

Nada es perfecto. Siempre hay un momento en el que todo se va a la mierda. Cuando crees que el confinamiento ha funcionado, cuando crees que puedes ser perfecto, te das cuenta de que nada es perfecto, y vuelven los contagios y si eres del Deportivo se te queda cara de tonto (o cara de hormigonera, que todo pasado vuelve a un presente hecho hormigonera (niki) o en plan descenso. Grietas por el camino. Siempre hay grietas por el camino, y eso lo escuchamos en la segunda temporada de Informe Z. Siguiendo las directrices marcadas en la primera temporada, Informe Z va un paso más allá, va marcando el contagio y el cierre (no sociocultural, de eso se encargaba el profesor Chacón), las fake news y las redes sociales, el agente que puede cambiarlo todo y los problemas en la cadena de mando en el ejército. Y todo por un perro, todo por un puto perro. En esta segunda píldora ya hay informes por doquier, ya hay un momento en el que no se contiene el virus (como en una residencia de ancianos desatado), ya hay gente en Twitter haciendo tendencia con el #apocalipsiszombie de rigor, ya hay corte de comunicaciones, ya hay que encerrarse en casa y esperar, ya hay que creer en lo que quieras creer, ya hay una sobreinformación que sabes de mascarillas que el creador de las mascarillas, ya te crees con la facultad de un miembro de las fuerzas especiales para criticar y señalar (vivan los Acusicas, viva el índice acusador), ya crees que un activo importante puede ser cualquiera y ya te crees ( o piensas que te crees) que puedes colar, en mitad de todo, un alegato contra los monstruos cotidianos (yo hubiera puesto un alegato también contra las monstruas, les monstrues y los monstruos trans). Y todo lo demás, también.

sábado, 18 de julio de 2020

Informe Z. Primera temporada.

El perro. El puto perro. El perro. El 38 en la ONCE Murcia. El puto perro. Ha tenido que llegar el boliviano, las Atalayas y todo el postconfinamiento de rigor para que escuchara (del tirón) la primera temporada de Informe Z. La última letra del alfabeto viene por lo de zombie (gran canción, también). Informe Z. Me metí en Informe Z sin saber nada de lo que iba. No soy un fan especialmente destacado del género zombie, aunque alguna serie he visto. Ahora escuchando Informe Z vuelves (otra vez) a dar(te) de la fragilidad de todo: un puto perro, niños que lo tocan todo (y lo quieren todo), sangre, saliva, contagios, infecciones, ejército, violencia, transformación, monstruos por doquier. Como con el coronavirus, todo se vuelve terrorífico. Diarreas infernales, drogas caníbales, paranoias en gasolineras, bichos comerranas, conversiones maléficas y colegios convertidos en caos (bueno, tampoco hace falta un bicho para que un colegio, una guardería o un instituto sea un caos). Un puto caos en general, aunque se escuchen bromas de Broncano y compañía de fondo. Y para acabar, como si en España, "a lo sumo, un caso o dos", siempre hay que utilizar un eufemismo para bajar la persiana, para acabar con todo: borrado absoluto. Grande Informe Z.

La Nueva Normalidad (Planetaria)

En estas que está uno limpiando cajones y quitando moho del moho, y escucha La Nueva Normalidad de Los Planetas. Vaya retratito de lo que tenemos, de lo que viene y vendrá. Ya tenemos himno del verano, y, probablemente, del año. Bestial.

jueves, 16 de julio de 2020

L'Effondrement. Primera temporada.

Otra vez. Otra recomendación de las que te deja con la boca abierta desde el principio. Otra vez, Lorenzo Mejino. Vaya historias las del colapso, vaya historias las de L'Effondrement. Empieza la primera de las ocho pildoritas en un hipermercado. Pero está el asunto feo, está todo hecho unos zorros: se va la luz, viene la luz, funciona el pago con tarjeta, no funciona el pago con tarjeta, los cajeros automáticos no dan dinero. Un sindiós. Y encima las estanterías como las de Galerías Preciados en el 94, a mitad. No hay compresas, no hay tampones, no hay carne fresca. Nada. Y a uno de los cajeros, la novia y los amigos lo meten en un lío. En un lío gordo. Es para verlo, pijo. La segunda píldora nos lleva a una estación de servicio en la que se hace trueque por la gasolina, un ejército de personas esperando su turno para cambiar latas de lentejas y chocolate y cualquier comestible perdurable por el combustible. Y no hay límite. Ni limite ni leches. También hay que verlo. Aquí lo han titulado El colapso. Menudo colapso. Y esto lo hicieron antes de la pandemia y el confinamiento y demás mierdas. Ahora no nos chirría tanto, pero entonces, más. He visto el primer y segundo capítulos con una diferencia de seis meses y 16 días. Casi nada. No han pasado cosas, pijo. Y en la tercera píldora, más huida hacia adelante de un ricachón sin escrúpulos camino de una isla donde el perderse con seguridad. En la cuarta, el hambre vuelve a sacar los más bajos instintos. La quinta píldora es la de la agonía, una morfina para alargar un mal dolor en una peor muerte. La sexta, como hemos visto en la pandemia, el drama de las residencias de ancianos, cementerio de elefantes lleno de dolor y desesperación y pinturas y bombonas y todo lo demás. La penúltima, el intento de llegada hacia la isla de la autosuficiencia para ricachones en mitad de un océano de muerte. Y en la última, el principio de todo: la irrupción televisiva de un colapsólogo, de un tipo que vende la historia de la supervivencia en mitad de la opulencia, el tipo que lucha contra la casta hablando ante la casta. ¿Hemos aprendido algo de esta locura coronovírica? Pues yo creo que, visto lo visto, no.

miércoles, 15 de julio de 2020

Bedrag. Primera temporada.

En la primera temporada de Bedrag no hay medias tintas. Casi todos son malos. Yo no salvo a nadie ni llamándome Salvador Juan Bautista ( me falta el piojístico Vilar, pijo). Nadie. Todos malos. Todos quieren ir a los suyos: los malos y los menos malos. Y siempre salen ganando los mismos. O casi siempre. Después de lo de Greta la sueca, cualquier cosa es posible en torno a lo verde, a lo eólico, a lo solar, a lo no contaminante: un timo. Un gran timo. Todo es mentira. Bedrag muestra un castillo de naipes, una fortuna sobre el papel que no vale nada. Y luego te viene un octubre del 29, y a tomar viento. Mucho viento. Antes o después, todo se va a tomar viento. Pero mientras dure la mentira, que gire la hélice, y las acciones suban, y que nos sigan tomando el pelo Greta (peligro que viene la hermana pequeña), la agenda 2030 y demás pamplinas simples como el mecanismo de un juguete de madera. O de hierro. Pies de aluminio para un gigante que se oxida rápido y que no vale lo que dice valer. También pone énfasis la primera temporada de Bedrag en los daños colaterales del asunto, la utilización de los prescindibles (da igual la nacionalidad), el valor de saber decir que no, la capacidad de quitar(se) del tema y que todos no asimilan. Hasta de la enfermedad y las rupturas, y las idas y venidas en ese molino de viento que es la vida. Todo eso y mucho más en la primera temporada de Bedrag.

sábado, 11 de julio de 2020

Stampa somos todos!!!

Conciertos que escuchabas por la radio...

Somos mayores. Hay que reconocerlo.

Himnos que no te cansas de escuchar...

Viva la libertad!!!

1:07:32. Justó ahí, empieza Puto. "Este sigue siendo un song dedicado a todo aquel cabrón que se quiera meter con nuestras libertades, que se vaya a chingar a su madre". Así hay que contestarle a los que adoran al Ministerio de Igualdad, a los que arrodillan la jeta por el subdesarrollo, a aquellos que no valoran el esfuerzo sino el enchufismo. Viva Molotov.

¿Cómo?

viernes, 10 de julio de 2020

12 años y un día sin Sergio Algora

No tengo oposiciones por el pandémico tema, pero el amigo Felipe, con el tema de Aló Presidente que ha compartido (No me gusta pasármelo bien), me ha hecho recordar esas oposiciones de 2008, ese verano de triunfos en Eurocopas luisaragonesistas y en la muerte de Sergio Algora, con su compañera encontrándolo antes de marchar a su encerrona. Creo que fue así. O tal vez, no. Pero nos quedan sus himnos. Coda: Pero no únicamente sus canciones, sus libros, su forma de afrontar la vida, su forma de comer fuego, sus momentos y sus pausas, y su bar y su estilo de vida. Con la lectura de Los idiotas prefieren la montaña, Aloma Rodríguez lo recordó como se merecía. O quizás merecía más, merecía que lo escucháramos en los recreos, entre clase y clase, entre esta rutina que nos evade y no nos deja imaginar un mundo mejor. O tal vez yo esté equivocado. Coda 2: Siempre hay un poema al que volver. Siempre. Coda 3: Y, hay días, escuchando sus himnos, en los que parece que Sergio Algora está vivo. ¿Acaso no lo está cuando leemos No tengo el placer? ¿Acaso no lo está?

La recomendación de Felipe

El amigo Felipe comparte con nosotros este himno veraniego con reminiscencias de La Costa Brava, de Muy Poca Gente, de Fran Nixon y Sergio Algora...

jueves, 9 de julio de 2020

Diablo guardián. Primera temporada.

Las adaptaciones televisivas están llenas de buenas intenciones, están repletas de buena voluntad. Pero eso no es suficiente. Eso ocurre con la primera temporada de la adaptación de Diablo guardián. Pero una cosa son los superpoderes y otra el día a día. No es suficiente una buena idea, hay que saber ponerla en práctica. El sueño americano, da igual de que país estemos hablando, siempre es difícil de materializar. La historia de Diablo guardián va de eso, aunque tenga que encontrarse la protagonista con muchas piedras por el camino. Toneladas de piedras. Muchísimas toneladas. Pero hay que aguantar, y aguantar y volver a aguantar, según el diccionario lusiaragonesista. O cualquier diccionario lo diría también. ¿Dónde está el límite de la moralidad? ¿Hay alguno? A esta temporada le sobran minutos y capítulos, con esa tendencia sin explicación de alargar, y alargar y volver a aguantar (otro guiño al rey de Hortaleza, porque aunque muerto sigue siendo el rey). En fin, todo sigue lleno de buenas intenciones, y no solo el infierno.

Acordándome de Clarice Starling

Viva Ennio Morricone, el oeste y todo lo demás

¿Qué sería de nosotros sin las metáforas narrativas del Oeste?

lunes, 6 de julio de 2020

sábado, 4 de julio de 2020

Treufoc. Primera temporada.

En mitad del confinamiento llegué a la primera temporada de Treufoc si entender nada. Aislamiento, dolor, llanto y mierdas varias en la isla mallorquina. Tiene 6 primeros capítulos demasiado densos, pero todo se arregla en los cuatro últimos de la primera temporada. O no. Los puntos suspensivos de siempre, las dudas, la desconfianza, el dolor, el pasado, las bombas. De todo un poco. Buenas intenciones aunque no están bien cerrados todos los capítulos, pero la perfección es imposible. Me ha gustado la primera temporada de Treufoc. Veremos el resto y diremos si valió la pena, los desastres, la tele y todo lo demás.