martes, 31 de marzo de 2020

Ese bebé, esa madre, esa historia...

Esa mano fría sobre el mármol...

Sigo pensando en esas seis palabras. Una en vez de esa, pero da igual. Vaya himno para el encierro...

Kalifat. Primera temporada.

La última vez que estuve con alumnos de 4º de ESO, en el curso 2017/2018, en el IES Monte Miravete, les impresionó, y mucho, The State. Mucho. Desde la escena en la que se deshacen del móvil. El niño y todo lo demás. Kalifat no deja indiferente en ningún momento. Por momentos desagradables, siempre tensionado, siempre con el aliento en un puño, la primera temporada de Kalifat hace pensar: ¿qué hacen unas niñas de instituto en Suecia que sean captadas para ir a la Siria del Estado Islámico en 2015? ¿Qué les lleva a ese disparate? Además, el papel de la inteligencia de la embajada ikeaniana en el mundo, los dramas dentro de las familias, las familias desestructuradas en el mundo "avanzado" nórdico, el recuerdo de la inmigración de Los Balcanes, las cabezas locas con las dependencias, el paso por la cárcel, las investigaciones inconclusas y todo lo demás. Una dulce nada de mártires que te hacen sacar los más bajos instintos. Los peores. El fracaso, la decepción, las falsas esperanzas, las jodiendas con vistas a una Suecia en la que no hay esperanza. Hay un momento en el que dejas de creer y te subes en el primer avión que te lleva al Infierno. ¿En qué fracasa una sociedad en la que se llega a eso? Ahora, en tiempos de coronavirus, en tiempos de encierro y enclaustramiento interior, toca reflexionar: ¿Cómo lo hemos permitido? Ahora que se habla del fracaso europeo de la Unión, de la desigualdad, del norte rico que se olvida del sur pobre, no está de más de mirar(nos) los guetos interiores. ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para frenar esta locura? ¿Qué puedo hacer yo desde mi clase de Historia aparte de poner The State (y si algún día vuelvo a dar clase después del COVID) y Kalifat? Pues en cada una de nuestras palabras (y nuestras acciones), está la solución. Aquí y ahora, no esperar al siguiente 11-S, o al siguiente 11M, o al atentado de Londres, o al de Ferragosto de las Ramblas que nos pilló en Pamplona. Coda: Y a ese mismo grupo también le encantó The Looming Tower.

lunes, 30 de marzo de 2020

Cobra. Primera temporada.

Es fácil hacer comparaciones, viendo la primera temporada de Cobra, con la gestión gubernamental del gobierno español con la crisis del coronavirus. ¿Imprevisión? ¿Tozudez en el 8M? ¿Por qué no hay España un gobierno técnico en vez de una pandilla de patanes en su mayoría? Lo dicho, vas viendo escenas y vas comparando, una tras otra, incompetente por incompetente. El drama familiar y el drama estatal; la paronia familiar y salir impune de asesinatos; muertes globales y muertes particulares. ¿Por qué no vemos los centenares e ataúdes del Palacio de Hielo madrileño? ¿Se puede frivolizar en risas con una Mascletá en un plena rueda de prensa ministerial? Empieza Cobra con una escena en la Universidad de Liverpool cuando el Primer Ministro es señalado como "escoria fascista". Ya se sabe que el comodín "facha" o "fascista" vale para casi todo. Para casi todo, aquí en y en la Pérfida Albión. Putos comodines. La situación de crisis, por una tormenta solar (que nos recuerda a El gran apagón) que deja sin luz eléctrica, sin suministros y con cortes de carretera muchos territorios británicos. Y de ahí, al desastre, a la deriva de "mandarnos a la mudanza". ¿Qué hace un gabinete de crisis en una crisis? ¿Podemos fiarnos de los políticos o solo de los militares? Cuenta Cobra como dentro del gobierno británico hay un sector que pretende sacar rédito político a costa del Primer Ministro. ¿Nos sueña? ¿Nos suena, verdad? "Una semana puede ser mucho tiempo en política". No dice Cobra, con flema británica, "que no se pueden hacer chistes sobre veganos ni sobre trans". El Partido Conservador se pasa al lado oscuro, poniendo un impuesto a las grandes fortunas cual podemismo ilustrado. Siempre buscando el aplauso fácil, la crítica al zarismo orteguiano. Da miedo pensar las reuniones ministeriales, las de Cobra y las de España en tiempos del coronavirus. ¿De verdad no prohibir el 8M fue una gestión recomendable? ¿Qué decimos del doble guante de la ministra vasca del gobierno español? ¿Por qué el gobierno en Cobra no admite sus errores? ¿Por qué el gobierno español de Sánchez no admite sus errores? ¿Por qué el gobierno de Rajoy se bajó los pantalones en el tema del 1-O y no admitió sus errores? Plante Cobra el asunto de la moción de censura la primera temporada de Cobra, aunque el PM, antes metido en jaleos trainspotianos, decide convocar elecciones. Los señores votantes del PP deben recordar que este gobierno llegó al gobierno gracias a la no dimisión del peor presidente de la historia de España, Mariano Rajoy. Se habla mucho del olvido de la UE en tiempos de crisis de los gobiernos del Sur. A lo mejor, nosotros, con nuestra mierda institucional y multiplicidad de entes y gobiernos, nos hemos olvidado de Europa. En una discusión en el gobierno brexitiano, se dice: "Votaste por dejar la UE, o la raza humana". Quizás sea el momento de dejar la UE y volver a la cultura del barbecho español cuando todo esto pase. O no. ¿Cuáles son los valores superiores de los valores occidentales? ¿Podrá resucitar un Estado después de una crisis? ¿Podrá España recuperarse en esta década de este sindiós? ¿Cómo aprender a estar sin agua y comida? Dice hoy Alsina en su monólogo que el gobierno Sánchez calculó mal y que hay que poner nombre a los "expertos" que proponen... y no ocultar los errores del gobierno. Y en ese drama personal, el cansancio se nota. ¿Cómo afecta el drama personal de tener una esposa con corornavirus, una madre con coronavirus, un suegro con coronavirus, un médico personal con coronavirus?. "La gente cansada toma malas decisiones", se escucha en Cobra. Malas decisiones. Muchas malas decisiones. Si quitamos a fuerzas de seguridad, al Ejército, a los sanitarios, a supermercados... se salvan. El gobierno, no. Su gestión, utilizando terminología franquista (¿ya no se habla de Franco?), es "manifiestamente mejorable". Muy mejorable. Infinitamente mejorable. Siempre tarde, como un central lento y gordo en un equipo de Arrigo o de Paco Jémez. Pero Jémez no se cortaba en hacer cambios en el minuto 25. Aquí parece que no hay arrestos para cambiar al Illa de turno, o eliminar el Ministerio de Igualdad o el de Transición Ecológica. ¿Cuántas camas de UCI se podrían tener con el presupuesto de estos dos ministerios absolutamente prescindibles? Pues eso, miremos a Europa, que Europa tiene la culpa de todo. Y Cobra tiene el valor de mezclar las mafias extranjeras en tierras de Gran Bretaña, las violaciones de manadas extranjeros con la situación del país. No es incompatible. No. Hay que tener valor para subrayar lo subrayable aún en las peores situaciones. Olaf el Vikingo, no tenía miedo. No. Nosotros no debemos tener miedo para decir los asuntos más feos en voz alta. No. Y si hay que recordar Colonia, como yo hago en clase, se recuerda. A mis alumnas les recuerdo esa Nochevieja del 2015 cuando andamos por diciembre en clase y hablan de sus fiestas y sus vacaciones. Otra frase que deja Cobra: "Prefiero que me odien a que me olviden". ¿Alguien podrá olvidar la pésima gestión del gobierno Sánchez en la crisis del coronavirus? ¿Alguien? ¿Nadie? ¿Vida inteligente? A lo mejor si se le critica cuando nos quedemos sin agua embotellada, pero no desde los medios de comunicación comprados con publicidad institucional. Esos, de crítica, cero. No se pongan las imágenes de ataúdes, no; del perro ebolístico, Excalibur, todas y cada una. Todas y cada una. Aparece abalísticamente en Cobra un líder en la zona roja, en la zona donde no hay luz, que deja también frases suburbiales hasta que se lo quitan de circulación: "No le importamos a nadie salvo si hay elecciones y necesitan nuestro voto". Aprovechad el tiempo, no vaya a ser que no tengamos futuro y seamos carne de incineración y nos pierdan en mitad de un cementerio. Aprovechad, no vaya a ser que nos quedemos sin tiempo de ser infelices. "Una semana es mucho tiempo en una emergencia nacional". Nosotros llevamos más de 15 días y esto es un cachondeo. Nadie se acuerda del 11M y de aquel 13M, y del manido "no nos merecemos un gobierno que nos mienta". No. Ahora es tarde, debemos asumir nuestra fragilidad, la inutilidad de muchos políticos, los malos presagios de los murciélagos ("¿por qué están más protegidos los murciélagos que los códigos nucleares?") y de pensar en la dificultad de leer a Tolstoi. Muy difícil. Y quizás, la frase que lo resume todo y que en Cobra se repita: "La gente muere por su gobierno". Pero, a lo mejor, no somos lo suficientemente adultos para hacernos esa pregunta. Y tampoco "nadie lo quiere dejar después de un mandato tan breve". Coda :"Las niñas pijas ricas no deben ir a la cárcel". No sé el motivo de apuntar esa frase de Cobra. No lo sé. Veremos si con el tiempo alguna niña pija rica tiene que ir a la cárcel por su incomptencia. Coda 2: Como tenemos poca memoria, Cobra nos recuerda las matanzas de Visegrad, que fueron anteayer, aquí en Europa, en Los Balcanes, en Bosnia, en el verano de 1992. Coda 3: ¿Alguien vio a la ministra de asuntos laborales españoles en la rueda de prensa del domingo? Aquí dejó Luis Alcázar un apunte importante. Solo uno, uno de tantos que estos días nos sorprenden. Coda 4: Estamos incinerando a casi mil muertos diarios por coronavirus y aquí no dimite nadie. Nadie es responsable. Quizás, después de lo votado, habrá que recordar a EHDLCV y las frases míticas en mitad de la 301: "Cada uno tiene el diablo que se merece".

El Gobierno (sigue) cometiendo errores

No lo dice Alsina, pero lo recuerdo yo. Fue Compromís quien quiso largar a los curas de los hospitales.

domingo, 29 de marzo de 2020

ZTA (Himno para reflexionar en el confinamiento)

Unorthodox. Primera temporada.

“Un judío que peca sigue siendo un judío”. Y no. Ahora, en tiempos de coronavirus, “no hay lugar como el hogar”. Ahora que están mis alumnos enfadados con el mundo por estar encerrados, nada como ver Unorthodox para ver un encierro de por vida, un infierno por descubrir en el día, la imposibilidad de elegir (muchas veces nos enfadamos por la posibilidad de decidir y aquí es al revés). Huir. Unorthodox es una huida que sabes que no va a acabar bien. No. Es imposible. Contra la Torá no se puede luchar. Esta serie es la representación de la negación de la persona, la subordinación total a una locura disfrazada de religión. Ultraortodoxo. Los mandamientos de la religión. Todo lo ultra, resbala. Te saca lo peor. Las arcadas que se están viendo cuando, en algunos países (aquí no, el Sanchismo, religión oficial del reino introducida por esa corriente llamada redondismo, no las hace, estaba preocupada por el 8M y las mamandurrias de género, génera y génere, como bien digo en clase) en pleno coche o por la calle, te hacen los test del coronavirus. El ultraortodoxo judío, el ultrasanchismo, cualquier definición de ultra, acaba con la persona, con lo individual. Lo principal, la gran mentira edulcorada, la falsa realidad de un telediario que acaba con flores de geranios hablando de esperanza pero que no pone imágenes de la morgue de la pista de hielo. No. Hay que vender la gran mentira. Unorthodox es la gran mentira, es el drama de una muerte en vida, es el drama de mirar para otro lado, es permitir matrimonios sin fuste. Nuestro drama, el de la España del 29 de marzo de 2020, es el de un gobierno sin rumbo, que culpa a todos de todo, que no ve sus propios errores, sus desaciertos, su imprevisión y su nulo acto de contricción. Aquí, como el primo político ultra que se va de Brooklyn a Berlín a por la chica huída de una comunidad cerrada, todo está justificado: las mentiras, la persecución, el revanchismo y el odio a los demás. “Las mujeres no pueden leer el Talmud”, le dice el esposo enojado a su esposa que busca algo que no sea dolor en su matrimonio. Aquí, en la España sanchista, en la España ultra de este gobierno sin brújula que funciona a golpe de farsa y coyuntura, se está persiguiendo (nada de publicidad institucional) a la prensa crítica, mientras se vierten millones de euros (no de mascarillas) en la prensa oficialista (que suma más del 90%). Ayer alguien recordaba el gasto anual en televisiones públicas: más de 1800 millones de euros. Ahora, vamos a pensar en toda la mierda subvencionada, chiringuitos varios, de apoyo al ultrafeminismo, a los chicos ultra de la religión de Greta, a las embajadas catalanas por Europa, al tiempo y dinero de pines parentales, al dinero para el que no le da la gana de coger pimientos en Torre Pacheco… Pensad, en ese dinero, en camas de UCI, en mascarillas, en respiradores. Si hay 1800 millones de euros anuales para televisiones públicas, deberían existir más medios sanitarios. Esta fábula llamada Unorthodox es aplicable a casi todo. ¿Dónde está la epifanía de un ultraortodoxo? ¿Dónde la catarsis? ¿Dónde la del gobierno de Sánchez? Se pregunta Alcázar tras la rueda de prensa de la ministra Díaz, esplendorosamente peinada y maquillada una cuestión sobre las apariencias en tiempos de coronavirus, él que presenta un programa de lunes a viernes. No es solo la fachada. Siempre le digo a mis alumnos, alumnas y alumnes (¿lo he dicho bien, ministra?), que se fijen en el barniz de las cosas: algo anquilosado en el pasado, algo que no vale para nada, puede ser vendido si tiene un buen barniz, un buen maquillaje, una buena fachada: la idea ortodoxa del judaísmo o la perversión de un gobierno de naufragio continuo. Coda: Aquí seguimos a George Harrison y su frase sobre las etiquetas: "Prefiero ser un ex-Beatle a ser un ex-nazi, aunque preferiría ser un ex-nada".

sábado, 28 de marzo de 2020

Guitarra roja

¿Cómo estamos en Nicaragua?

The English Game. Primera temporada.

Nada como los comienzos del fútbol profesional en Inglaterra para intentar desconectar de la paranoia del coronavirus. Me han preguntado varios alumnos últimamente sobre fútbol. No hay fútbol en directo. Se reponen partidos clásicos y contemporáneos, finales y victorias, dramas y sonoros campeonatos. Pero nada como el directo. A mí el diferido, como que no. Me gusta recordar los momentos puntuales de memoria, sin verlos, aunque a veces lo haga. Viene bien ver The English Game. Ese paso del amateurismo al profesionalismo. 1879. La jodida FA Cup. Casi nada. Y frases para enmarcar ahora que Calviño intenta frenar la ofensiva podemita en economía "aprovechando" el desastre. The English Game: "Necesitamos el dinero. Pero el fútbol, también". Estamos viviendo sin fútbol esta locura, este encierro. Podríamos estar repasando la guerra ruso-turca y sus consecuencias internacionales (ahora que tenemos el jaleo turco-griego), pero no. Pensamos en empates, en prorrógas, en ese momento después de una prórroga. Pero The English Game nos sirve como retrato de un cambio, de una primera globalización que no se consideró como tal: el cambio del precio del algodón, sus repercusiones, las bajadas en el salario de los obreros de los telares, la introducción de la mujer en el mundo del trabajo, la precariedad, los familias monoparentales, las relaciones entre señores y esa "clase obrera" entre barbas marxistas y abortos, entre sábados de fútbol y lluvia y quedada en el pub. Época de embargos, de créditos que no se daban, de cierres patronales... Suena postapocalíptico, postcoronaviríco. Y el miedo de los señoritos a perder el control, a no llevar las riendas, a no joder en nombre de la monarquía y el estatus. Los primeros socios de los clubes, el sueldo por jugar, el mercenario frente al altivo señor de traje. Y la paternidad olvidada por el fútbol, y las preguntas que vienen y van. Y el paso del tiempo, y la repetición de la bajada de salarios, y los primigenios ideales sindicalistas, y la quema de viviendas de patronos. Todo muy revolucionario, todo muy anclado en el pasado, todo muy inglés. El proteccionismo contra el librecambio, ideas añejas frente a ideales soberbios. Y el patrón hablando del obrero: "Siempre quieren trabajar menos y cobrar más". Habrá que ver el número de liberados sindicales sanitarios que se han reincorporado voluntariamente durante la crisis coronavírica. Hay que reivindicar el sindicalismo de Camacho y Redondo, trabajo de mañana y sindicalismo de tarde... Y nunca llueve a gusto de todos ("El problema del tiempo en Escocia es que es muy escocés"). Y esa idea, tan manida pero que ahora, tras 15 días de confinamiento vuelve a salir a la luz: "Se vaciarán antes sus estómagos que nuestros bolsillos". Siempre hay que pedir responsabilidades ante el incapaz, ante el ineficaz, ante el que lleva a la práctica el Principio de Peter: "La vida acabará juzgando a nuestros jefes por cómo nos han tratado". Luego, por supuesto, estará el gobierno de España, ya despejando balones fuera y culpando de todo a las "autoridades sanitarias" ¿El gobierno de España no es autoridad? ¿Por quién nos toman? Hay una vez, un momento, una situación, en la que se acaba el momento de hablar. ¿Habrá justicia en España después de este desastre. ¿Debemos tener compasión del terco incompetente? Pues no lo sé. Hay otra frase en The English Game que hace pensar (y mucho): "Son precisamente los monstruos los que más necesitan plegarias". Y la doble personalidad, antes, durante y después del fútbol. El fútbol, como otros deportes, nos transforma, nos vandaliza y nos enterneces, nos lleva de la tortura a la felicidad, de lo genial a lo enigmático. Y todo lo demás, también.

Una cruz a cuestas

viernes, 27 de marzo de 2020

Pensando un rato en esquimales cocinando

En esas que está uno con los alumnos, que si poemas de Miguel Hernández, que si poemas de José María Pemán, y encuentro en El Español ante el diluvio esta frase que el último atribuye a Eugenio D'Ors: "Hay dos grandes grupos humanos: los que guisan con aceite, que son los semidioses; y los que guisan con manteca, que son los esquimales".

Mujeres de la noche. Primera temporada.

No sé muy bien el motivo de seguir, o de respirar... si todo se va a la mierda. ¿Somos conscientes del tiempo? Estoy por coger de la estantería, de la famosa leja de los ladrillos, a Braudel y su estudio sobre Felipe II y contar con la coyuntura temporal, que si larga duración para arriba, media duración, corta duración... No sé, decía el motivo de empezar a ver Mujeres de la noche. No lo sé. ¿Por desconectar? ¿Por mirar hacia adelante? ¿Por vender una moto? ¿Por escupir en mitad del mar? Después de carnicerías holandesas, había que buscar otra imagen de Holanda, la imagen contemporánea de muchos países, de muchas ciudades del mundo (no solo occidental): corrupción, lado oscuro (no "la oscuro de la fuerza", otro de nuestros himnos de confinamiento"), turbiedad, escenas brumosas, identidad tardía, penumbra política... Lo mismo de siempre, pero en Holanda. Serie B en tiempos oscuros. Pero el asunto se pone feo y muy desagradable, a veces hasta puntos críticos. Hasta el horror llega a las mejores familias y a las peores alcaldías. Mujeres de la noche saca las peores entrañas a la peor calaña de nuestra sociedad. Todo vale. Higadillos en busca de sacar los más bajos instintos. Los peores instintos. Coda: Ese me cago en Bélgica ha estado bien...

¿Y nuestro oro?

¿Ahora o delante de tu abogada?

Grande Federico.

¿Y qué te dice Mario, Herminia?

Coda: Luci, esa profesora de Historia...

jueves, 26 de marzo de 2020

Las palomas en tiempos del coronavirus

Espero que desaparezcan. Que fallezcan todas. Todas. Noé se equivocó. No debió utilizar un espacio del arca para esa pareja. Nunca. Exterminio. Exterminio total. Ya sé que ha aparecido mucho el video por aquí, que es recurrente y repetitivo. Pero me da igual. Aunque también deseamos otros, empecemos por el de las ratas del aire.

Pensad antes de tocar vuestras caras

Hunters. Primera temporada.

Empieza Hunters con escenas piscineras, sangre, salidas de un cine con teorías sobre Stars Wars y una paliza a un judío por temas de droga. ¿Dónde está la brújula aparte de en la radio? ¿Podemos descartar nuestros errores? ¿De verdad tenemos la capacidad de elegir? El 77. Casi nada. Y una abuela asesinada y unos cadáveres a los que dar solución. Y lo primero que dice un Al Pacino amarillo es algo sobre diarrea y enfermedad. Sobre una sociedad de diarrea y enfermedad. Una jodida sociedad que hace mucho tiempo se fue a tomar viento. Pasado de campos de concentración, número tatuado a la piel y preguntas varias. ¿Quién no se acuerda de los capítulos de Kojak?. Y recordar el pasado, la paranoia nazi, la locura que nunca debió ocurrir. Y desear la muerte a los demás, eso que deseas a muchos y no siempre ocurre. No. No siempre ocurre. Duchas convertidas en máquinas eliminadoras de gas. El hijo de Sam y los Ángeles del Infierno y la ruta de un autobús como seguimiento de un detective. Todo ajedrez es poco, incluso con piezas humanas. Impresiona esa secuencia del ajedrez humano. Sí que lo hace el contraste del verde con el de los cadáveres a la orilla del tablero. Le han puesto la etiqueta de tarantiniana a Hunters. ¿Pero qué es tarantiniano? Hay muchos Tarantinos, antes y después de Kill Bill. Muchos. Y a mí me gustaba el del principio, el de Reservoir Dogs, el de Pupl Fiction, el de Jackie Brown, el de Kill Bill. Quizás las gamberradas de otros guiones que no dirigió, como el de Amor a Quemarropa o Asesinos Natos. Pero el de ahora, me cansa. ¿Es Hunters tarantiniana? Quizás formalmente, quizás a la hora de mostrar, quizás a la hora de construir un relato. Ahora todo Cristo habla de la construcción del relato: del gobierno de Sánchez, del Delcygate, del problema catalán. Todo es relato. Todo. Relatos construidos bajo ciertos matices inconclusos. Y como en toda guerra, hay bajas en el bando nazi y en el bando judío. Y algunas frases, algunos chascarrillos que podían estar mejor pero que te sacan la sonrisa en mitad de esta paranoia del coronavirus: "Esto y más jodido que un pepino de mar en una orgía de sirenas". ¿Qué pijo es un pepino de mar? He tenido que buscarlo en mitad de un 4 de julio sangriento. Un jodido pepino de mar. "Art Garfunkel es la mancha negra de los judíos famosos". Vaya frase. Esa sí es buena. Si no te duermes escuchándolo... El IV Reich en el horizonte... Esa pregunta que se hacen los judíos: "¿No somos cómo los monstruos que matamos?". No sé, es un tema complejo, no sé sí es para tomárselo tan fácilmente. Vale tener la escusa de la guerra para ser un monstruo... O no. Un tema jodido de analizar. Muy jodido. Y luego, la otra banda: "Si un perro se caga en la alfombra, le restregamos el hocico en su mierda". Casi nada. Lo bueno de la primera temporada de Hunters es que no hay término medio: es una una guerra. Cada bando, fiel a sus ideas, a sus rencores, a su odio, a sus ansias ancestrales, va a los suyo. No hay redención posible. No. Se trata de hacer sangre... o más sangre. Salvarte a tí significa que hay que salvar no solo el mundo. Todavía más. Y la guerra de clases, y las apariencias, y las trenzas y la catarsis existencial (¿se dice así?). "Un héroe no es quien hace lo correcto, es quién hace lo necesario". ¿Es Fernando Simón un héroe? ¿Lo es Illa? ¿Quiénes son los héroes? Ahora que hay entierros con 10 personas como máximo (o con una, como esa foto increíble de Italia), nada como un oficio de despedida judía. Lo mejor es que los muertos no tienen que soportar esa paranoia: palabras para contener un dolor que no se puede aminorar. Y como un aceite de colza, un jarabe de maíz con un patógeno mortal para acabar con los negros y los desfavorecidos desde el inicio y propagar el mal. Una jodienda con vistas al Wuhan de hace dos meses. Pero que no se nos olvide la jodienda completa. No. Coda: Al final, aquí y en Argentina, todo es mentira. ¿Las guerras borran los recuerdos de las personas? ¿Borrará la guerra contra el coronavirus la memoria de esas personas fallecidas en las residencias de ancianos? No dejemos sin decir las cosas. Actos y no palabras. Y punto.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Algoradas

Estaba contestándole al amigo Felipe y me he acordado, curiosamente, que no casualmente, de Sergio Algora. Me lo estoy imaginando, escribiendo coplillas confinado en su habitación, sin contacto con el exterior, imaginando nuevas rimas, nuevas Lourdes, nuevos "afiladores de cuchillos // preparan ya mi despedida // vamos // me queda un minuto...". O no. O leyendo compulsivamente, o dándole a la Filosofía. O nada. Pero esto, como el coronavirus, parece que no ha existido. Nunca.

Casa habitada por murciélagos

No conocía la existencia de Casa habitada por murciélagos, de Ignacio Fontes, hasta la lectura de EL INFORME PRECIOSO. Tiene narices que esta novela de vino caliente con azúcar y paparajotes, esta novela de comida de entrehoras y de arroz y habichuelas recalentado, no esté en más estanterías, en más lejas, en más libros sobre libros. Pero es lo que hay. Y tiene buenos momentos. Dispersa por momentos, con una geografía reconocible (el infierno es una gaviota que te persigue por La Perdiguera, o por Santa Lucía, o por Los Alcázares, o por La Grosa) y con frases reconocibles para los que somos de por aquí, de un lado o de otro: “En el Mar Mayor no hay obstáculo hasta que Sicilia hace patente lo que es una distancia. Frases que hay que enmarcar, meter en el ganchillo, desarrollar en esquemas o lo que cada uno vea: “Generalizamos a partir de bocetos”. De malditos bocetos. Esa frase sería asumible para definir cualquier red social, antes y después de la pandemia del coronavirus. Pero no adelantemos, joder. Empieza CHPM con citas en el idioma de los Tudor de Aubrey Beardsley y con una pildorita llamada La mujer pirata, en la que a su vez cita a Tejada Gómez. Recuerdos de una mujer. No recordaba yo las fotos de otra mujer, pero eso es otra historia. Y en la página 5, leo: “…imponía su ley y justicia en el territorio liberado del Mar Menor”. Ahora con el coronavirus no hablamos del pin parental, ni del Delcygate, ni del Mar Menor. Nada en el olvido. Y también se refiere en la 6, de “tono conradiano de la relación de personajes”. Guerra, bombardeos, moreras y algarrobos. Hasta mete a Dios en el asunto. Y a la Constitución, también. Y la metralla, como si de forma wellesiana o napoleónicamente fuera de la histeria, mató al cerdo de 4 patas. ¿O esto era un sueño? Está la guerra y luego están los ojos con los que vemos la guerra. Bombardeos, aviación y “las blasfemias y monólogos tozudos e infalibles de los viejos”. Guerra a la murciana. Ataques a Murcia, a Cartagena, a Alcantarilla. Órdenes por radio, tocino y batallas navales. Y ese río, y ese zagal de La Alberca, y asesores gringos y franceses, y si hay que desayunar tomate a la maría sangrienta, se hace. Y las baterías de La Manga, y esa zagala de Cieza. Y palabras para enmarcar, ese “etcétera de su etcétera”. Y frases repetibles en distintos momentos de la Historia, “”por todos los costados de España se desperezaba la rebelión”. Y el hincapié, el énfasis, el subrayado en boli rojo: “lo que ella, que no era marxista, interpretó como que le había puesto un trono”. Y el dinero llamando a más dinero, a “terratenientes y conserveros en mayor parte”. Y si hay que hacer la gaita, pues “hubo que templar guitarros”, pues se hace la gaita. Lo que haga falta. Y guiños, muchos guiños: “Era 13 de abril, el días más gilipollas par un mes que suele ser cruel para el poeta Eliot”. Vivan las dunas de La Manga. Deja más frases con las que pensar CHPM: "Alguien se ha vuelto loco en Madrid: La República también es territorio español, por más perverso rojo y demócrata que pueda ser el Tricófero". Y, a veces, la sonrisa macabra entre gringos y franceses que van a lo suyo, "que nos tocan los cojones" y esa geografía regional murciana en guerra, con esa Marmenoria como ente suprarregional ante los poderes externos e internos, ante una república, ante una Patria, ante una jodienda con vistas a Isla Grosa. Más frases: "La victoria se obtiene en el campo de batalla; lo demás son propinas". Por supuesto. Hay que suscribirlo. Y como solución al conflicto, el miedo a un seis de agosto, con los B52 saliendo de Torrejón y Gibraltar, de Rota y Zaragoza. ¿Se puede tirar una bomba de forma impune? ¿Se puede hacer pensar a alguien que no es verdugo? ¿Y si quiere ser verdugo? ¿Se puede gritar ¡Viva la República! en mitad de un infierno? ¿Dónde pijo van las viudas de los guerreros? ¿Marmenoria aliada de la URSS? Y todo esto, podéis visualizarlo, ilustrarlo con imágenes, con una película y un reparto espectacular. ¿Nos merecemos la rendición de Marmenoria? Viva Marmenoria libre, aquí y en Taiwán. Y para ir terminando, que en tiempo de coronavirus no hay que aburrir al personal, más frases: "La culpa la tiene la democracia que permite que cualquiera se convierta en cabeza de una nación aunque solo sea por su arrojo, a pesar de su incompetencia intelectual". Y la Patria, con mayúsculas: "Su misión no era otra que hacer Patria en cualquier caso; como si fuese un periodista: hacer Patria para la Historia". Pero no pudo ser. Marmenoria cayó en manos del Imperio, aunque consiguió una mesa de diálogo para su Estatuto nuevejuniero y que se respetaran sus esparteñas y cantonalismo, sus símbolos y costumbres nacionales (el Viejo Reyno navarro en torno al Puerto de la Cadena). Bum, bum, bum. Coda: Luego me desperté con la película, me desperté con el Infierno, me desperté con la paranoia y la tradición envejecida de mi mediocridad.

Himno para la reflexión continua

Una de corazones contada por Alsina

"Hay vida, hay trasplantes... a pesar de la pandemia". Y la competición por los ojos más bonitos de las abuelas, y el cariño a entregar, y temiendo noticias. Y sí: hemos llegado tarde para hablar de los mayores. Muy tarde. Y la elección: ¿A quién elegir? ¿El mayor bien? Pues es muy jodido. Del 1 al 9... Y entender las elecciones. El resto del Infierno. "El Estado de Alarma no faculta a nadie para restringir la verdad. No hay decreto que justifique la ocultación ni el engaño". De Miguel Ángel Oliver mejor no digo nada. Mejor no digo nada.

Pensando en Martin Sheen al comienzo de Apocalipsis Now

Pensad en ese tipo. Ese tipo que no podía volver a Yankilandia porque su hábitat era el Infierno. No os quejéis por nimiedad. Ya sabemos que el Infierno es una cosa muy personal. Pues recordad, imperativamente, ese tipo, caído, roto, sin esperanza, despojo humano dentro de la paranoia existencial que te corroe. Y todo lo demás, también.

Época de corazones locos

martes, 24 de marzo de 2020

Ya queda menos

domingo, 22 de marzo de 2020

The gloaming. Primera temporada.

Empieza la primera temporada de The Gloaming con allanamientos e imágenes del pasado, con frases sobre muertes y ropa quemada en un bidón de combustible, con forenses y escenas de un crímenes, con cataratas y Tasmanaia del anteayer y de un hoy con demasiadas preguntas. Una muerte en una catarata, una alambre que rodea un cadáver arrastrado, un sitio turístico al que llevar a una mujer de mediana edad. ¿Civilización o barbarie? ¿Un carnet escolar? ¿El pasado de una muerte y unas cervezas azules? ¿Cuadros de borregos y cuervos? Luego empiezas a hacerte más y más preguntas, pero el inicio deja un resultado intrigante. De la ciudad al campo y del campo a la ciudad... y por el camino muchas llamadas perdidas. Demasiadas. Canguros para todos. Escuelas del pasado, expedientes digitales, papeles del pasado... Familia, reencuentros, gatas con nombres que no se pueden decir en voz alto, jodiendas con vistas a la zona pantanosa de manera clásica. Inversiones políticas e inmobiliarias, coches que dan juego y disgustos, preguntas que nos llevan al caos en mitad de un viento de miedo. De Melbourne a Tasmania, y tiro porque me toca. Puertas que no cierran y puertas de salvación. El pack completo. Divorcios y planes alternativos, niñas que cuidar en un mundo que no cuida a nadie. Espectros con mensajes, luces rotas, fantasmas y ruidos y búhos que no dejan nada bueno. Y escafoides rotos, y máquinas de tortura, y preguntas sobre el Más Allá, y un hexafoil sin respuestas, y fantasmas que desaparecen y videos que pasan de móvil a móvil sacando los más bajos instintos. The gloaming, las coincidencias peligrosas, vidas que no pueden volver a la rutina, cacharros que hacen ruido, hermanas de muertas que esconden asuntos turbios, imágenes sin explicación, chimeneas de terror. No sé si ha sido buena idea ver The gloaming con el encierro del coronavirus, pero es atrayente desde el principio. Sogas, cuerdas, puertas que chirrían, coches que se hacen viejos, piezas de ajedrez que vuelven a sitios insospechados. Pero las sectas, las de aquí, y las de fuera, es lo que tienen: son asquerosas. Coda: Ha estado bien eso de recurrir al pasado (y a un gato) para conseguir Diazepam, o Diazepan, o como sea eso. Diazepam para todos. Incluídos los gatos.

Himno para testimoniar el dolor

Himno para un mes muy jodido por delante

sábado, 21 de marzo de 2020

viernes, 20 de marzo de 2020

Riphagen, el carnicero holandés

Una puerta. Dos tipos trajeados buscando judíos o propiedades de judíos. Abren dos viejos enpijamados. Un judío carpintero. Y ahí empieza la historia de este carnicero. La ley. La puta ley. Y otra vieja en un hueco de la escalera, con diamantes en el pelo. Judíos o propiedades de judíos. De eso se trata. Se trata de cazar y aprovechar la coyuntura. La puta coyuntura. En la Holanda de los tulipanes, los nazis camparon a sus entrañas. A por el último judío. Riphagen, el carnicero holandés, pese a su principio lento, nos lleva a lo peor de lo peor, a esa venta de principios a cambio de supervivencia y dinero, a cambio de sacar la escoria interior por un plan alternativo en mitad del caos. Un vendecompatriotas de toda la vida. La utilización. La persona como lo peor. Cuidaos de los que van de patriotas y defensores a ultranza de un grupo, de una religión, de una idea. Mucho falsario. Mucho. Es una historia de mentiras, traiciones y de falta de confianza. Y es historia ficción. Resistencia, trenes restaurantes, viajes a Luxemburgo a cajas de seguridad, judíos masacrados, policías vendidos antes, durante y después de la ocupación. Riphagen, la historia de una gran mentira. Pero es verdad que se queda corta, que han maquillado esa mentira, esa gran jodienda. No hay que edulcorar el dolor ni la vergüenza. En JFK nos subrayaban con boli rojo que "la traición no prospera porque si no nadie la llama traición". La puta traición. Ahora que con el coronavirus hablamos mucho del "cierre de fronteras", nos damos cuenta de su fragilidad. En la II Guerra Mundial, en su agonía, lo de las fronteras era un puto chiste. Los malos holandeses, camino de Bélgica, o de Alemania, y toda la mierda seguía instalada en su interior. Lo peor está dentro de uno mismo. Siempre. Cuando toca sacar los más bajos instintos, todo cambia. Aunque acabe la guerra, el horror se mantiene, se busca venganza. Y a cada cerdo le toca su San Martín. O no. ¿Somos capaces de perdonar a un asesino cabrón? No debemos Nunca. Coda: Ni olvido, ni perdón. Nunca.

Los médicos buscándose la vida...

...Moncloa con ruedas de prensa que se hacen bola. Alsina, otra vez, retratando al personal. Pero ya son muchas veces las que el personal saldrá retratado. Cada día los muertos van subiendo y alguien tendrá que ser responsable por su irresponsabilidad.

Ha muerto Chema Candela

Yo era más de García, como ahora soy más de Paco González y el Tiempo de Juego. Pero me gustaba escuchar Radiogaceta de los deportes con Juan Manuel Gozalo. Cuando le hablo a los alumnos de la era preinternet, se ríen. No lo entienden. Pero si no leías la prensa deportiva, tenías que escuchar todo lo que podías. Aquella RGDLD, aquel programa de 20:30 a 22:00, era todo un referente. Es verdad que Gozalo tenía una personalidad compleja, que hacía más pequeños a los demás. Pero de esas voces, una de ellas era la de Chema Candela. El puto bicho se lo ha llevado. Maldito bicho. Descanse en paz una de las voces más reconocibles de la radio pública. Coda: Habrá que escuchar a otra de las voces atléticas de la radio estatal, a Julio Ruiz. Nos quedan los himnos. Coda 2: Todavía recuerdo aquella despedida con Paco Grande en el Vicente Calderón.

jueves, 19 de marzo de 2020

Ese final...

Acaba de recordar el amigo López Moreno, don Jesús, ese final de Hey Jude. Bueno, no únicamente ese final. Himnos, que no nos falten.

Cuerdas al poder

Puerta grande o enfermería

Un bucle infinito

La Vieja Europa

La Puta Vieja Europa. Anoche me hicieron la lista de la compra. Curiosamente, que no casualmente, mi padre, a indicación de mi madre, apuntó el periódico, la pasta de dientes, el suavizante... Y, cuando me doy cuenta, veo el papel en el que lo escribió. La Vieja Europa. La Puta Vieja Europa, ese enano político como ente supranacional. Peor que Japón, pijo. Lo peor de lo peor. Pero luego escuchamos a Alsina y creemos, o queremos creer, que habrá solución, y saldrá el sol y todo lo demás. Coda: Y siempre nos quedan los Stone Roses. Los jodidos Stone Roses. Coda 2: Y como decía Jorge Albi en Déjate besar, "rompe tu desesperación con un salvaje...".

Los ojos más bonitos de Madrid

"Recordaremos estos días como un mal sueño que nos mostró nuestra fragilidad...".

Mujeres y negros

No me devolvieron, cuando la dejé, Tania con i. Sé perfectamente quien la tiene, pero son cosas que pasan. Cosas que pasan. Tengo una pistola sí está a buen recaudo. Lo que me ha sorprendido, es la adoración (¿real, falsa, inventada?) de Enrique Rubio hacia Paul George (¿cómo se recuperó de aquella lesión?), hacia Zach Lavine (nunca debió dejar los Wolves) y sobre Ersan Ilyasova (vivan los injertos capilares, con y sin Urdogan). Nunca sabes lo que esperas de un libro si no tienes demasiada información previa. O sí. Con Mujeres y negros, hay de todo. Y no únicamente Facebook nos salva del desastre. O sí. Vaya usted a saber. Y sí debió titular el libro Mujeres, hombres y subnormales. Recuerdo que cuando eramos críos llamábamos subnormal a todo Cristo. Ahora dices subnormal y te miran mal, está socialmente mal visto. Pijo. Joder. Vaya pandilla de subnormales. Sí. Subnormales con todas las letras. Con todas. Yo cuando me miro el ombligo, al salir, y si llevo más de tres horas sin ducharme, espero a las pelusas. A las pelusas de mi ombligo, que diría Marina con su voz en las canciones de K&K. Qué tiempos, pijo. Ahora (casi) únicamente cantan subnormales. O subnormalos. O subnormalas. Puestos a hacer los subnormales, subnormales todos. Catalanes todos. Y remata, ampliando la baraja de subnormales a socialmente no retrasados (antes se decía pijos), a zumbados (paletos), zombies (paralíticos cerebrales), perroflautas (antisistema), cultureta (cultureta), acompañasotanas (monaguillo) y todo manjar de biblioteca. Ambrosía o néctar bíblico, eso ya es cosa tuya. Y a partir de la segunda pildorita, cuesta abajo y sin frenos. Y lugares habituales como el kiosko universitario o el Menos Cuarto. Ahora que dicen que Alta Fidelidad es machista (con un par), está bien eso de hacer listas. Listas de no solo listas. ¿No somos más de Stendhal que de Poe? Vaya usted a saber. Bret Easton Ellis tampoco me enganchó con aquella americanada. Tampoco. ¿Qué tiene de malo no salir a la calle viendo sin parar la NBA con el League Pass? Nada de nada, pijo. Parecéis subnormales, joder. Y de Alta Fidelidad pasamos a Beautiful Girls, del tipo que murió jugando al basket, puntando caras, cuerpos, mostradores, caderas y el resto del cuerpo femenino. Leer Mujeres y negros en tiempos de coronavirus, en tiempos de fobia social y renuncias catedralicias, tiene sus momentos. ¿Qué harán esos “vegetales” que no pueden ir a La Merced, a la cantina, a la biblioteca jurídica a gastar su oxígeno? ¿Qué pijo harán? Y pensar en LeBron James y en Stephen Curry como referentes, como símbolos de una válvula de escape falsa. Todo es mentira: el té sin té, el estudio sin futuro, las llamadas sin motivo aparente. Y si hay que citar a Hernández Navarro, mejor que mejor: que el dolor sea compartido. Muy compartido. Y los negros y los plagios, y novelas que se entregan tarde, mal y nunca y esos premios literarios tan cuquis. Sí, tengo alumnas que dicen cuqui, cuquis y supercuqui. En la época de la gilipollez subvencionada, del grito contra el heteropatriarcado y mamarrachadas varias, está bien la lucidez, el puñetazo de realidad, el crucifijo de ganchillo que es Mujeres y negros. En mitad de la mentira, en mitad de la manifa de todos los días, hay que gritar contra esta sociedad sin solución. Y esas conversaciones postergadas, pareja en época de engendrar (no se sabe qué), y el restaurante y las canastas que ha parado el mundo. Y por supuesto que el baloncesto es el segundo deporte mejor del mundo. Y hasta se resucitan bares en la novela como El Ahorcado Feliz (recuerdo recogerme en ese lugar después de un Bando de la Huerta cuando todo el mundo estaba ya de huida y algunos sobriamente aguantábamos el tirón). Vivan las grandes mentiras. Y los agentes, agentos y agentas dobles, doblas y doblos. Doblas, que gran portero. Coda: A esta novela le falta música, le falta una banda sonora para dejar de ser atemporal y centrarnos aún más en lo sonoro, en el ruido y la desesperación, en el bíblico crujir de dientes (¿cuántos han leído la Biblia o dicen que leyeron la Biblia?). Coda 2: Y los milagros, a Fátima. O a Lurditas. Coda 3: "Un pollo que ni Dustin Hoffman en Perros de paja". Me acuerdo de ver Perros de paja en el programa de Garci y de las imágenes de la versión cajadiablesa que hicieron los Universal Circus. Menudo pollo, pero como decía EHDLCV, "esa perra que se asoma a la ventana así, se lo merecía". O tal vez no lo dijera EHDLCV. Sí, "con esfuerzo consigo separar sus labios de los míos, logro separarme escupiendo sangre...".

Las clases de secundaria...

¿Eran penas o cuitas las del joven? Otro himno de Ángel Calvo y sus secuaces. Escuchen, pijo.

En tiempos de zozobra, himnos maravillosos

Los Salvajes. Primera temporada.

"Moro, moro, moro". Nada como esa palabra repetida para empezar una serie. "Moro, moro, moro". La V República Francesa. Cuando estoy con los alumnos de 4º o los de 1º de Bachillerato, y empiezas a hablar de repúblicas francesas te preguntan por ese número. ¿Quinta República? Las elecciones de 1969 como recuerdo. Banderas argelinas. Hay muchos islamistas distintos dentro del Islam. Banderas de Argelia. Integración. Un tipo de origen colonial candidato a la presidencia. Gana las elecciones. Atentado contra él. Un chaval con una 9mm, primo del novio de la hija... Suena a cuento chino. A cuento chino... como nosotros al principio con el coronavirus. Los salvajes es una batidora de mierda. De muchísima mierda. Los Salvajes. Será por salvajes. Mierda sobre mierda. ¿Está la sociedad europea preparada para que en uno de los principales países de la UE sea dirigida por un tipo de origen extranjero? ¿Pensamos en un presidente negro en Francia? ¿Y en España? Nos encanta la historia ficción. ¿Nos podemos hacer esa pregunta? ¿Podemos cuestionarnos esa historia después de los atentados masivos que hemos visto en numerosos países de Europa Occidental? Ya sabemos que lo de la multiculturalidad es otro cuento (chino, o del extremo oriental de Asia). Una mierda como un rascacielos de Benidorm de grande (espero que Los Nikis saquen otra versión sobre Benidorm pero sobre la cantidad de edificios de esa altura en la localidad alicantina). Pero es jodido esto de la historia ficción. La familia, el estado de derecho y todas esas mierdas por las que las leyes defienden a los presuntos acusados. Mejor no hablar de Ferreras y de los pares de calzoncillos. Hay atentados que marcan el futuro de un país. Muchos futuros. Y las preguntas. ¿Y si hay cambios de última hora en la celebración de un recién elegido presidente? Y Los Salvajes, centrándose en esa familia, lleva el vómito de las preguntas, de los acusados antes de tiempo hasta la extenuación. Pero después de un atentado nada es como antes. Nada. La cárcel, el integrismo, las jodiendas con vistas a esa torre que ilumina una oscuridad de escoria. De muchísima escoria. La metáfora del exprimidor de naranja. No somos nadie cuando somos señalados. Alá, Mahoma y todo lo que trajeron. Y si hay que reventar tímpanos, que revienten. Y para variar, las redes sociales. Como la empresa telefónica en tiempos del monopolio, siempre jodiendo. Y el embarazo inesperado. Un cóctel salvaje en toda falta de regla, que diría EHDLCV. Aguardiente para todos. La complicidad, la sospecha y todo lo demás. Y siempre hay una réplica en los terremotos. O muchas réplicas. Y los atentados con réplicas, los peores. Registros de mezquitas, crisis institucional, falta de gobierno, ambiente de Guerra Civil. Y nada como para joder la marrana como un Consejo de Sabios. ¿Y si montamos unas nuevas elecciones en 35 días hábiles? Con un par. Con un par. "Consejo Constitucional". Casi nada. 53,1% de los votos. Declaración de impedimento para un tipo lleno de tubos en un hospital. Escoria sobre escoria. Y la investigación y el infiltrado y la boda y la salida de la cárcel de un sospechoso. Hay que cuadrar el círculo, con o sin compás. La Justicia, el Derecho y todas esas grandes mentiras que llevan mayúscula. Y el pasaporte en el frigorífico por si hay que salir corriendo. Y el fútbol y los recuerdos del pasado. Recordad que todos somos iguales, pero unos más iguales que otros. La igualdad, otra mierda como el Aneto de grande. El impedimento legal. ¿Se puede presionar a los sabios? ¿O son monos? Y cuando el plan A se está yendo a la mierda, hay que jugar a un plan B. ¿Por qué recurrimos a lo inexplicable conforme pasan los años? ¿Somos necios por naturaleza? Hasta la cuota frenteacerística tiene Los Salvajes. El Estado de Emergencia como estado natural de la Francia actual. La mentira institucionalizada. Otra vez. El robo y todo vale y todas esas mierdas que se nos pasan por la cabeza. ¿Está la sociedad contemporánea perdida? ¿Hay brújula para este sindiós? ¿Estamos destinados al horror por naturaleza? Pero los hechos ocurren y no siempre como nosotros queremos. No siempre. Y un partido entre el PSG y el equipo de la ciudad de los disturbios, el St. Etienn, para terminar de joder bien la cordera (viva su fiesta). La cordera argelina. Todavía recuerdo hablar con mis alumnos magrebíes del IES Jiménez de la Espada de fútbol francés. Superpuestos del tema. La historia de Los Salvajes es compleja, hay que entenderla en todas sus aristas. Y la prepotencia de los profesores ante el que es de fuera, ante el que no es distinto, ante el que pretende ser original. Y el peligro nazi, y el magrebí maquillando su nombre para no parecer magrebí o parecer español. Jodienda sobre jodienda. Y hablar en cabilio, que no en árabe. Y ahí es donde nos ganan los franceses: La Marsellesa. Es cantar La Marsellesa y ya nos van ganando. Pero siempre hay un puto martir artificial que la caga. Y la caga bien. Desconfiad de los putos mártires que ofrecen mentiras a precio falso. Y si hay que recitar a tito Guillermo y El Rey Lear, lo recitamos: "Los recientes eclipses de sol y de luna no nos auguran nada bueno. Aunque la razón natural lo explique de uno u otro modo, el afecto sufre las consecuencias: el cariño se enfría, la amistad se quebranta, los hermanos se desunen; en las ciudades, revueltas; en las naciones, discordia; en los palacios, traición; y el vínculo entre el hijo y el padre se rompe". Coda: "Las cosas se hacen mal, pero se hacen". Claro que sí. Que suene Vivaldi. Coda 2: "Podría hablarles de las colonias y de todo lo que nos envenena, de las verdades que de tanto callarlas se han vuelto letales..."

miércoles, 18 de marzo de 2020

martes, 17 de marzo de 2020

StartUp. Tercera temporada.

Y para empezar la tercera temporada de StartUp, un manotazo en la cara, un lapo en el ojo izquierdo, un insulto de esos que te dicen en voz alta para que todo el mundo escuche… Sí. Nos lleva el comienzo a la Siria aleponiana, a esa ciudad maldita, a ese país señalado por un Dios loco (o varios, no nos pongamos monoteístas). Y empiezo a verla en mitad de otra guerra que se pudo minimizar, la del coronavirus (si se hubieran ahorrado manifas y actos políticos, si se hubiera puesto a la población en condiciones de seguridad). Las guerras tienen su lado económico. España verá en unos meses como el paro subirá más de un millón. Dure lo que dure esta tragedia, esta pestilente mierda, tendremos que salir adelante. Con o sin criptomonedas, o con lo que nos quede. El ascenso de Araknet como inicio de una decadencia. Todo es mentira. ¿Cómo era aquello de gigantes con pies de barro? 60 millones de clientes y todo se va a la mierda en un momento. Y la NSA, y todo lo demás. Araknet como red no vigilada. Como España hasta el caos del coronavirus. Hagan su 8M. Hacer Internet grande. O más grande. ¿La hacemos en piezas de puzzle pequeñísimas o en un puzzle enorme de una sola pieza? Vaya usted a saber. Es una caza. De las jodidas. StartUp al poder. Y Mira Sorvino haciendo de mala malísima al principio, y tierras cubanas, y quedarte sin blanca y que se te caigan los palos del sombrajo. No está mal un susto de vez en cuando. O varios sustos. O aniversarios frustrados. Y familias que hacen preguntas, y la duda sobre si se podrá sostener el asunto mañana... o si habrá mañana. Un sindiós. ¿Cómo era lo del café para todos? Pequeño Haití, Pequeño Haití. Tiene su nivel StartUp. Es un tobogán de subidas y bajadas, pero bien rodadas, estilísticamente brillante y visualmente muy buena. Y si hay que ir a Libia a morir, se va. Todo a su tiempo. Y las redes ilegales de Cuba. ¡Viva Cuba Libre, aunque sea lenta! Vivan las nanoestaciones, viva Alba 1, viva Venezuela y los cables que llegan desde allí, y viva Araknet en la Cuba Libre de comunistas. Viva StartUp. Viva la libertad. Y puta Barcelona. Puta Barcelona. No se puede ser neutral. Nunca. Viva la mantequilla de girasol y las comidas raras y todo lo demás y los vestidos caros. Y volver. Ya lo dijo Federico Volpini: "El Diablo es un agente doble al servicio de la Providencia". Y si hay un #MeeTo, se cuenta. Bendito sea el Dulcísimo Nombre del Creador. ¿Un nuevo 11S?. La conciencia y la maldad llevan corbata. Los asesinos llevan corbata. La mierda lleva corbata. Nada nuevo bajo el sol. Pero no sabemos si hemos hecho lo posible por frenar la desgracia. Nunca lo sabremos. Coda: No creamos que todo es eterno. No. Ni EHDLCV fue eterno. Coda 2: Ese momento de "úlcera, creo". Grandioso. Muy grande. Coda 3: "No es por joder, pero que le den a tu orgullo". Coda 4: El gran apagón. Llegará. Antes o después. Que no te pille desprevenido. Como me decía alguien por WhatsApp hace un par de días (¿sería el espectro venido del Infierno de EHDLCV?)" ...no podemos saber el alcance del 8M de 2020 hasta que no pasen unos meses". Y apostilló: "Acuérdate que los asesinos llevan un pañuelo morado al cuello". No me dijo asesinos, asesinas y asesines. No. Me dijo asesinos. Imprescindible esta tercera temporada de StartUp.

Tú eres tu propia amenaza

Ya reflexionamos y pensamos un rato (otra vez) con este himno de Triángulo de Amor Bizarro. Ahora en JNSP lo hacen en profundidad respecto a la letra del mismo. "En la periferia, no hay nada que hacer...".

Ya están aquí...

lunes, 16 de marzo de 2020

De obligada escucha

Pensando en el politeismo en tiempos de crisis

¿Cuándo se hará la luz?

Tiempo de voces

Deep, Cusack, el Leo que no tiene una película mala...

Espíritu

Haciendo cinco cosas a la vez y no terminar ninguna. Terminad lo que empecéis, que algo resultará, que de algo os valdrá. En esas estamos, en esta catastrófica situación, que me ha dado por recordar el espíritu de Eddie Vedder, el de Dennis Rodman, ese espíritu que nos dice que "tragaré veneno hasta inmunizarme". Es lo que toca: inmunizarse ante la ignorancia, ante los políticos que deberían dimitir, ante los que en unos años deberán ser juzgados por su incompetencia y por llevar a una situación ciertamente mejorable. Pero eso ya vendrá. Ya tendremos ocasión, si es que la tenemos. De momento, nos queda Pearl Jam, y EV, y DR y todo lo demás. Coda: No sé si era frase de EHDLCV, pero como todo está ya adulterado, pensemos en que lo era: "Ya habrá tiempo para mesopotámicas venganzas". O quizás no era suya la frase. Coda 2: Me estoy acordando, como otros días, de de las columnas que nos hubieran dejado Gistau y Alcántara.

Himno para días de tormenta (en todos los sentidos)

Himnos para ser bucleados hasta el infinito

Grande Alsina

domingo, 15 de marzo de 2020

Darkness. La huella del crimen. Primera temporada.

No deja momento de respiro la primera temporada de Darkness (La huella del crimen). Estás siempre en tensión. Raptos, paranoia, pasado para explicar el presente, detectives, investigadores, especialistas en cocoteras con problemas, daños colaterales de sectas. No es fácil (sin caer en el sensacionalismo) contar la historia de un pajarraco que rapta mujeres y las deja encerradas de mala manera. En la época del "no es no", hay que ver Darkness, y pensar. Pensar mucho. Del pasado, de mirar para otro lado, de escapar mientras se pueda, de huir a tiempo. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a colaborar con un loco? Horror con horror se paga. ¿Se puede olvidar? ¿Se puede añorar a un cabrón? ¿Qué hacer cuando alguien por el que estamos locos nos hace daño? Perfiles, persecuciones, abandonos, controles de carreteras, localizaciones con móviles, disparates que tienen repercusiones. Ahora que toca estar de encierro, no está mal pensar que hay encierros que nos son tan apacibles. Veneno del bueno el de Darkness.

sábado, 14 de marzo de 2020

Una de plagas

Interesante lectura sobre plagas de Juan Carlos Losada, con datos que dan miedo (por ejemplo, los de Medina del Campo en la gripe española).

Con la mirada en la fase descendente de junio...

Brot (The Valhalla Murders). Primera temporada.

Islandia, oscuridad, sangre, fotos, pasados, perversión, abuso infantil, violaciones, hijos que esconden secretos, padres que esconden pasados aún más secretos, viajes a ninguna parte, restos de un pasado que hace daño y que duele verlo. Pero esos pasados, citando a Montero Glez, ya sabemos como funcionan: "El pasado, o se olvida, o se magnifica". Días normales hasta que dejan de ser normales. Brot da que pensar, hace pensar, lleva a pensar. Aunque a veces sea un poco tobogán, como la vida, como las dudas, como las preguntas con demasiadas respuestas. Brot también trata de desconfianza, trata de pensamientos peligrosos, trata de juicios que no se producen porque los muertos no están para ello. Y todo lo demás, también.

viernes, 13 de marzo de 2020

Lo que te falta

jueves, 12 de marzo de 2020

Tranquilidad

miércoles, 11 de marzo de 2020

martes, 10 de marzo de 2020

Esas voces...

lunes, 9 de marzo de 2020

Zero Zero Zero. Primera temporada

¿Qué tienen en común Italia, Yankilandia y Tequilandia? ¿Por qué hemos tardado tanto en ver Zero Zero Zero? Familia, droga, romería, enfermedad, policía corrupta, jodiendas con vistas a Nueva Orleans, harina de la buena en Monterrey, paranoia y escuchas a distancia. De todo tiene la primera temporada de Zero Zero Zero. La responsabilidad, el trono y sus huecos, lo que queremos hacer y lo que no queremos pero nos toca. La obligación. La mentira. Zero Zero Zero es una sucesión de mentiras, traiciones, humillaciones propias y ajenas. La institucionalización de la mentira, como si fuera el gobierno de Pedro Sánchez. Puestos a mentir, hagámoslo bien. Pan, queso y vino para todos. Habas no hay, pero las habrá. La matanza del cerdo como metáfora de la vida: gritos previos, cadenas, sangre chorreando y luego todo lo demás. Nada como un traguito de sangre para saborear lo que viene. El fuego como expiación. La secta, la huida, la empresa, el dolor, la enfermedad. Y el sacrificio de la familia como espectáculo y redención, como sangre bíblica y apocalipsis terreno. Coda: Me gusta esa primera regla, niños: “Vosotros, primero; que le den al resto”.

70 días después de aquella noticia en China

El visitante. Primera temporada.

Únicamente tengo un libro de Stephen King. Lo he empezado a leer tres veces. No he pasado de la página 100. Hasta El visitante no había visto ninguna adaptación a la televisión de sus novelas. Y El visitante, desde el principio, da miedo. Y está muy bien. Por supuesto que hay que ponerle imaginación y creer lo increíble, pero son palabras mayores de las que te revuelven el estómago pero bien. Plan a, plan b, plan z. Reconozco que no paso miedo con las películas y las series de miedo porque no tengo imaginación. No sé creer en algo que no es verdadero. Tampoco tengo fe (siempre sin tilde) en nada. Pero El visitante lo consigue. Te lleva a tu terreno, te engancha. Y no. No te suelta. Y si encima de mete al tío del saco, al coco, a Goya, al tío Garrampón o al bicho con el nombre de la comarca, región o país que sea, el cuadro es atrayente. Son atrayentes. Muy atrayentes. Demasiado atrayentes. Y empiezas a pensar. A pensar mucho. Y en muchas cosas. La familia perdida, lo curioso (que no casual, que las casualidades no existen), el don de estar en dos sitios a la vez, el oportunismo de cagarla continuamente, fastidiar a la poca familia que te queda, los daños colaterales, el psoriástico momento en el que te das cuenta de que estás infectado de algo alguien, el desamor y la soledad y el dolor que no puedes soportar. Y de ese dolor, hay mucho. Muchísimo. Y el recuerdo de napoleónicas frases: "Las guerras religiosas son básicamente personas que están matando a otras personas por ver quien tiene el mejor amigo imaginario". O lo que sea.

Cela, cien años más

domingo, 8 de marzo de 2020

Bendito sea el Dulcísimo Nombre del Creador

Lo que nos quedaba por ver. Al primísimo entre entre los primos haciendo de CP. El nuevo CP. Coda: Esto me pasa por ver el Clippers Vs Lakers abecidado.

Jardines para todos

sábado, 7 de marzo de 2020

miércoles, 4 de marzo de 2020

Hemos perdido el norte

Ayer otra vez este país, a modo de duplicidades de estupideces, multiplicadas hasta el infinito, saco su lado más subnormal. Sí. Ahora que estoy empezando a leer Mujeres y negros de Enrique Rubio, puedo volver a decir y escribir subnormal. "Contra la farsa misógina del melómano sensible". Lo escribe una tal Carmen López. No he leído nada anterior (quieren que quite el bloqueador de publicidad, y va a ser que no), perdieron un lector hace tiempo aunque busco lo que escriba Jabois por donde sea. Tengo en mi dormitorio, uno junto a otro, varios libros de Nick Hornby: En picado, Fiebre en las gradas, 31 canciones, Juliet, desnuda, Todo por una chica y Alta Fidelidad. Alta Fidelidad son palabras mayores. Pero ahora, en mitad de la imbecilidad, en mitad del Ministerio Antihombres, parece ser que, irenemonterizados todas (y todos, y todes), hay que cuestionar hasta a Alta Fidelidad. Con un par de ovarios. Resulta que el escritor seguidor del Arsenal creó un monstruo. Sí. Un monstruo al que le gusta la música y que busca su redención con las ex. Tal que así. Definía Diego A. Manrique las canciones de Los Planetas como himnos de "desamor, venganza y misoginia". Todos somos asesinos entonces porque nos gustara el primer Tarantino (el de Reservoir Dogs, el de Pulp Fiction, el de Kill Bill), todos somos enfermizos porque nos gusta el dolor mostrado por Menéndez Salmón (el de Derrumbe, el de El Corrector, el de La ofensa), todos somos canallas porque nos gusta la moracidad feroz de Enrique Rubio (el de Tengo una pistola, el de Tania con i, el de Mujeres y negros). Estamos arreglados. Algunas veces comento a mis alumnos (y también a las alumnas, y a los alumnes, e incluso a las plantas que hay entre Pío Baroja, Miguel Hernández y San Juan de la Cruz) que el final va a ser pedir perdón por existir. Por respirar. Todos los que hemos pensado algo, cualquier cosa, somos susceptibles de ser señalados en esta dictadura de chicas poderosas que en su estrechez de miras, en su ocho marzismo ilustrado, nos señala como canallas, cafres, machistas, fachas y por estar a la muy muy muy muy derecha de Hitler. Hemos desenterrado a Franco y ahora hemos desenterrado la estupidez y el feminazismo más asqueroso. El más terco, el más incontrolable y el más cafre. Sí. Estamos llegando a lo peor. ¿Qué es lo peor? A mí ya me da miedo hasta pensar lo que voy a hacer cuando llego a un instituto y me presentan a una compañera o a una jefa y no sé si dar dos besos, dar la mano coronviruzada, mandar mensajes de humo o lanzar una paloma (o palomo torcaz) mensajera. La estupidez. La puta estupidez desde las altas esferas. El Principio de Peter hecho ministro, ministra y ministre. Y, desde ahí, a todas las esferas: a los telediarios, a la música, a las novelas (cualquier día van a secuestrar los ejemplares de Falcó), al trabajo, a la jodida vida cotidiana. Algunos seguiremos releyendo Música de mierda, y Alta Fidelidad, Tengo una pistola, Primera temporada (de Enric Pardo), Las Pirañas, Nocilla Dream, Amarillo o Pero sigo siendo el rey. Llamadme canalla, quemad Tres minutos de dolor nocturno, destruid Un día revisitando miles de galaxias, aniquilidad La jerga extranjera. Cada uno tiene el diablo que se merece. Siempre. Y es nuestra culpa permitir que las locas (y loques y locos) gobiernen el mundo. Coda: Hace falta Sed de champán. Para todos. Coda: Y sí. Viva el espíritu de Don Draper.

lunes, 2 de marzo de 2020

Más madera

Himno para recordar una familia única

La prensa libre, en el objetivo

GOLPES BAJOS

Frases largas para empezar la lectura de GOLPES BAJOS. Muy largas. Acostumbrados a sus columnas mundiales, abecedísticas o razonadoras, parecen muy largas. Pero son gistaunianas. Son muy de David Gistau. Hemos leídos mucho, hemos escuchado mucho, hemos oído en la radio llorar a Rubén Amón o a Luis Herrero la muerte de David Gistau. Ahora debemos simplemente honrar sus escritos y leerlos, volver a leerlos y releerlos. Y esas frases que dejaba y que hacían que te recrearas en ellas y las soltaras en plan chascarrillo, como si fuera tuya: “…mustia como la polla de un viejo durmiendo una siestas debajo de una parra”. Esos extranjeros en el sur de Madrid que son más madrileños que nadie. Y otra vez, esas frases lapidarias, esa declaración de intenciones que sentencia a muerte o absuelve tras un levantamiento en Jaca: “…era como entregar un chico virgen a una zorra vieja: o te devolvía un hombre o no te devolvía nada”. ¿Te imaginas a ese Scorsese en Fuenlabrada con el tocino entre el pan diciéndole a De Niro que espabile? A todo hay que poner(le) imaginación. Siempre. Un poquito de imaginación, no más, que dirían en alguna temporada de Narcos. Imaginando como se restriega la mierda en la cara a alguien que te debe dinero. A lo mejor eso no es Stendhal, ni Proust, pero pasa. A menudo. Y Gistau nos lo recordó. Y el recuerdo de Lanús (aquí solo habíamos oído antes ese nombre por el fútbol nocturno) y ese argentino metiéndole miedo a los búlgaros (viva Cehegín, pijo) que nos ilustra DG con imágenes da miedo. Mucho miedo. Y si hay que comer con Benzema, el ahijado (aunque lo siguen llamando el hijo) de tito Floren, mejor que mejor. Y la radio legal, y los programas de corazón que tanto me encantan. Y la forma de retratar a alta burguesía y nobleza del XXI, chusma trajeada que seguía viviendo bajo ese limbo existencial del clasismo: “…era ponerle delante un torero y enloquecer como una patricia de las que bajaban a las mazmorras con antojo de gladiador”. Es coger Lecturas o escuchar la tertulia de Federico de 10 a 11 y saber que DG acertaba de lleno, y nos lo contaba de maravilla. Una y otra vez. Duques, gentuza y cintas de video, aunque Ábalos ha cambiado el guión y ahora se habla de aeropuertos, venezolanas asesinas que se ríen en tu cara y mierda ensortijada pasados los leones. Las falsas amistades y los daños colaterales. Yo se lo digo a mis alumnos, que no tenemos amigos, que tenemos “gente con la que pasamos ratos, que los amigos de verdad se demuestran en un cementerio, en la cárcel, en el hospital”. No son palabras mías. No. Ya se encargaba EHDLCV de recordarlas, pero es que llevamos muchos años sin EHDLCV. Nos hacemos viejos. Y utilizar y tildar al homosexual de turno despectivamente. Y si hay que hacer una referencia a Reservoir Dogs, se hace y punto. “Rollitos a lo Reservoir Dogs yo no puedo”. Los zagales, en el instituto, ya no saben lo que supuso Reservoir Dogs ni Pulp Fiction. Tampoco saben que Mijatovic metió un gol contra la Juve en mayo del 98, y que los madridistas, después de años de Floros y perfiles bajos, volvimos a gritar por el balcón aquel jodido gol. Tampoco lo saben, joder. Y si dices el Yiyo, o Paquirri, o Pozoblanco, o el Burlero, tampoco tienen ni idea. . Joder. Para hacer memoria. Y del concierto de Leño en el casino de Algezares, también podríamos hablar con un Juan Manuel Fernández, que ya no está, o con un Ginés Caballero, que tampoco está. Leño. Ni más ni menos. Y si hay que visitar un aeropuerto peatonal, en Ciudad Real o en cualquier ciudad de España, se visita. GOLPES BAJOS es una novela de rap y de comuniones en los pases de cebra en mitad del combate, es una novela de rituales propios y ajenos, de casinos y peleas en el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, como lo podía ser en la cubierta de Leganés o en Vistalegre. Me gusta eso de “señoritos casquivanos”, me gusta recordar a Tyson y a Julio César Chavez aunque ya el personal no los recuerda, me gusta recordar baladas de los Scorpions en Rock FM, me gusta esa “filipina con cofia” como aquella del video de Julio Iglesias con José Antonio Abellán, me gusta ilustrar en imágenes esa urbanización soprana, sin osos pero con romanos jurados. Cervezas Quilmes para todos, y no solo jugando a la play un River contra Boca, o un Racing contra Nueva Chicago. Lo que haga falta. Y mostrar a una Adriana Lima y sus seguidoras, en el Madrid de Messina al que llegó en 2009 (antes de esa espanta y acabar con Molin en el banquillo, pero ese es otro tema). Tiene también GOLPES BAJOS momentos kubrickianos, de escena de salón y bajos fondos, de guarrería ilustrada con follisqueo gratuito de señoritos y nobles sin nobleza. Y también nos recuerda que la televisión es mentira, Fuencarral para arriba, Fuencarral para abajo, italianizados todos en la mayor de las mentiras con la dictadura del share del 14% a catorce kilómetros de Madrid. Y cada uno tiene el diablo que se merece. Gistaunianos todos hasta el final, copiando sus frases y soltándolas en cualquier conversación para criticar arribismos sociales y mierdas varias: “Hasta aquí hemos llegado sin tragar semen”. Grande Gistau. Siempre. Coda: Y como Rubén Amón, recordamos la muerte de uno de los nuestros, de esos personajes que tenemos que recordar y volver a recordar "sus pasiones, que son las nuestras".

El Palmar de Troya. Primera temporada.

Empieza la serie con un taxista contando batallitas. Vaya historia la que cuenta El Palmar de Troya desde el principio. No deja títere con cabeza. Desde la paranoia de las apariciones. Cuatro niñas con los vinagrillos y dicen ver algo. ¿Un toro con cuernos verdes? ¿Verdes? ¿Un hombre ahorcado? ¿Y luego un pibón? ¿De verdad? ¿Seguro? Y a partir de ahí, El Palmar de Troya da hilo a la cometa. 1968. Y después del taxista, Doña Paquita y don Antonio León, maestros de El Palmar, más batallitas. Y fotos. Y más fotos, y el lentisco, y confusión, y mierdas varias. Franco, Vietnam, mayo, como si esto fuera Garabandal, o Lourdes o Fátima. Y todo eso en mitad de un jodido desierto, tres mil personas a 14 kilómetros de Utrera, en El Lentisco. Y la estampita. La jodienda de la estampita. Menuda jodienda. Y este maestro, don Antonio León, lo cuenta muy bien. Algo "extraordinario", según don Antonio León. Y en aquel jodido puñado de tierra, apariciones. Y autobuses. Y cruces de madera. Todo Cristo viendo a la Virgen. Faltaría más. Faltaba el milagro. Los rosarios. Los devotos. De éxtasis en éxtasis y tiro porque me toca. Y luego Clemente Domínguez y Manuel Alonso. Y Louis Molins, ex-obispo de El Palmar, contando batallitas. Y si hay que tomar apuntes antes de entrar en éxtasis, se tomaban. Y luego, claro, se te aparecen 70 santos distintos. Y estigmas. Ni más ni menos. Estigmas. Y empezar a tirar sangre: 16 litros. Alegría. Sábanas y más sábanas cubiertas de sangre. Y milagros, y curaciones, y agua bendita y de todo. Lástima de no tener el agua para el coronavirus. La Alcaparrosa. Atiza. 1975. Y Marcel Lefebvre. Lo que faltaba. Y el arzobispo Thuc. Y las primeras ordenaciones del obispo vietnamita en El Palmar. Y Clemente se hace cura, y obispo, y ellos ordenando a más gente. Y la peregrinación, y más ordenaciones. Y a fabricar obispos. Más obispos. Excomunión, excomunión. Y accidentes, y globos oculares estallados, y ojos cosidos, y el "vidente ciego". Claro que sí. Y un plato de cocido. Atizados por lo que fuera aquello. Conciliábulo. O lo que sea que dijo Pablo VI. Otro Papa masónico y comunista y yonki. Pero los milagros no llegan. Llegó la EXPO pero no el milagro; llega la Feria de Abril, pero no llegan los milagros; llegó la hora del descubrimiento, pero todo es mentira. ¿Biblia Palmariana para cambiarla por la otra? ¿Qué Biblia entonces utilizamos? Y sexo, alcohol y lo que haga falta. "La Voltio", mote del Papa Clemente en sus años locos. Panda de borrachos y sacamantecas. Sacando perras a mansalva. Jarana tras jarana. Castración. Miedo y culpa. Obediencia ciega. Salud mental llevada al extremo. Mierda sobre mierda. Todo llevado a la locura. Hasta le enfermedad mental. Ríete del muro enla frontera yankomejicana. El muro palmariano, ni más ni menos, seis metros. Locura extrema entre girasoles. Miedo y asco en Utrera. Caos, persecución, paranoia. Y la muerte de Clemente en 2005. El rey del mundo, el emperador del universo, decía adiós. Y la herencia, con Manuel Alonso Corral heredando lo que había que heredar. La farsa. La puta farsa. Pedro II, el nuevo Papa, enfermó pronto y se fue con Clemente al otro barrio en 2011. Y luego Ginés Hernández, nuevo papa, mucho más joven pero más estricto todavía. Prohibiciones. Gregorio XVIII. Otro loco, que se lanzó a visitar las capillas por el mundo. Y los activistas apóstatas. Y su Nieves Triviño, su Nieves de Granada. "Esa jaquita buena". Y luego "noche loca", y el Papa y sus gatillazos y todo lo demás. El Papa de los once caballos, y sus regalos y todo lo demás. Vivan los caprichos. Viva el dinero. La jodida locura palmariana. Vaya tela. Hasta una Guardia Papal, un cuerpo policial en mitad de toda esta mierda. Y la penúltima traca, el asalto del ex-pontífice y su santa ex-mona, ahora esposa de Ginés. Un show. Hasta he visto hasta al espíritu de Álvaro de Ojeda. Adiós. Y ahora un Pedro II y lo que haga falta. Todo es mentira. Otra vez.