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miércoles, 25 de marzo de 2020
Casa habitada por murciélagos
No conocía la existencia de Casa habitada por murciélagos, de Ignacio Fontes, hasta la lectura de EL INFORME PRECIOSO. Tiene narices que esta novela de vino caliente con azúcar y paparajotes, esta novela de comida de entrehoras y de arroz y habichuelas recalentado, no esté en más estanterías, en más lejas, en más libros sobre libros. Pero es lo que hay. Y tiene buenos momentos. Dispersa por momentos, con una geografía reconocible (el infierno es una gaviota que te persigue por La Perdiguera, o por Santa Lucía, o por Los Alcázares, o por La Grosa) y con frases reconocibles para los que somos de por aquí, de un lado o de otro: “En el Mar Mayor no hay obstáculo hasta que Sicilia hace patente lo que es una distancia. Frases que hay que enmarcar, meter en el ganchillo, desarrollar en esquemas o lo que cada uno vea: “Generalizamos a partir de bocetos”. De malditos bocetos. Esa frase sería asumible para definir cualquier red social, antes y después de la pandemia del coronavirus. Pero no adelantemos, joder. Empieza CHPM con citas en el idioma de los Tudor de Aubrey Beardsley y con una pildorita llamada La mujer pirata, en la que a su vez cita a Tejada Gómez. Recuerdos de una mujer. No recordaba yo las fotos de otra mujer, pero eso es otra historia. Y en la página 5, leo: “…imponía su ley y justicia en el territorio liberado del Mar Menor”. Ahora con el coronavirus no hablamos del pin parental, ni del Delcygate, ni del Mar Menor. Nada en el olvido. Y también se refiere en la 6, de “tono conradiano de la relación de personajes”. Guerra, bombardeos, moreras y algarrobos. Hasta mete a Dios en el asunto. Y a la Constitución, también. Y la metralla, como si de forma wellesiana o napoleónicamente fuera de la histeria, mató al cerdo de 4 patas. ¿O esto era un sueño? Está la guerra y luego están los ojos con los que vemos la guerra. Bombardeos, aviación y “las blasfemias y monólogos tozudos e infalibles de los viejos”. Guerra a la murciana. Ataques a Murcia, a Cartagena, a Alcantarilla. Órdenes por radio, tocino y batallas navales. Y ese río, y ese zagal de La Alberca, y asesores gringos y franceses, y si hay que desayunar tomate a la maría sangrienta, se hace. Y las baterías de La Manga, y esa zagala de Cieza. Y palabras para enmarcar, ese “etcétera de su etcétera”. Y frases repetibles en distintos momentos de la Historia, “”por todos los costados de España se desperezaba la rebelión”. Y el hincapié, el énfasis, el subrayado en boli rojo: “lo que ella, que no era marxista, interpretó como que le había puesto un trono”. Y el dinero llamando a más dinero, a “terratenientes y conserveros en mayor parte”. Y si hay que hacer la gaita, pues “hubo que templar guitarros”, pues se hace la gaita. Lo que haga falta. Y guiños, muchos guiños: “Era 13 de abril, el días más gilipollas par un mes que suele ser cruel para el poeta Eliot”. Vivan las dunas de La Manga.
Deja más frases con las que pensar CHPM: "Alguien se ha vuelto loco en Madrid: La República también es territorio español, por más perverso rojo y demócrata que pueda ser el Tricófero". Y, a veces, la sonrisa macabra entre gringos y franceses que van a lo suyo, "que nos tocan los cojones" y esa geografía regional murciana en guerra, con esa Marmenoria como ente suprarregional ante los poderes externos e internos, ante una república, ante una Patria, ante una jodienda con vistas a Isla Grosa. Más frases: "La victoria se obtiene en el campo de batalla; lo demás son propinas". Por supuesto. Hay que suscribirlo. Y como solución al conflicto, el miedo a un seis de agosto, con los B52 saliendo de Torrejón y Gibraltar, de Rota y Zaragoza. ¿Se puede tirar una bomba de forma impune? ¿Se puede hacer pensar a alguien que no es verdugo? ¿Y si quiere ser verdugo? ¿Se puede gritar ¡Viva la República! en mitad de un infierno? ¿Dónde pijo van las viudas de los guerreros? ¿Marmenoria aliada de la URSS? Y todo esto, podéis visualizarlo, ilustrarlo con imágenes, con una película y un reparto espectacular. ¿Nos merecemos la rendición de Marmenoria? Viva Marmenoria libre, aquí y en Taiwán. Y para ir terminando, que en tiempo de coronavirus no hay que aburrir al personal, más frases: "La culpa la tiene la democracia que permite que cualquiera se convierta en cabeza de una nación aunque solo sea por su arrojo, a pesar de su incompetencia intelectual". Y la Patria, con mayúsculas: "Su misión no era otra que hacer Patria en cualquier caso; como si fuese un periodista: hacer Patria para la Historia". Pero no pudo ser. Marmenoria cayó en manos del Imperio, aunque consiguió una mesa de diálogo para su Estatuto nuevejuniero y que se respetaran sus esparteñas y cantonalismo, sus símbolos y costumbres nacionales (el Viejo Reyno navarro en torno al Puerto de la Cadena). Bum, bum, bum.
Coda: Luego me desperté con la película, me desperté con el Infierno, me desperté con la paranoia y la tradición envejecida de mi mediocridad.
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