lunes, 18 de septiembre de 2017

The State. Primera temporada.

Aunque es lenta por momentos, es necesaria verla. La primera temporada de The State. Cuando hablamos de El Estado, a ISIS, a DAES, a ese ente de terror y muerte. Otra vez. La premisa, vista desde la perspectiva del pc o la tablet o la supertele de casa puede ser distante. Unos tipos del Reino Unido que dejan su bienestar, sus acomodadas posiciones para ir a alistar(se) al Estado. Gracias a las redes sociales, se les ha vendido una gran milonga. Del hecho al dicho (¿o era al revés) hay mucho camino intermedio. Una vez que se pasa la frontera turco-siria, todo es distinto. Nada es como nos lo vendieron por la red social de turno, por el video de turno, por el mensajito del amigo de turno. Una vez allí, lo más probable, es otro turno: el de morir. De obligada visión. Para que nos cambie la perspectiva. No son solo muertos de hambre los que han llegado al Estado. Ni mucho menos. Hay médicos, hay ingenieros, hay distintos titulados. ¿Qué publicidad hace que estas personas con estudios vayan a morir por El Estado? ¿En qué estado neuronal entra esta historia? En el de la mentira. En el de la gran mentira institucionalizada. Otra vez. ¿Y si luego cambias de opinión? ¿Qué será de tus palabras? ¿Y tus actos? ¿Y lo que piensan los demás? ¿Y el arrepentimiento? ¿Y renegar de todo? Doloroso y pensativo, inquietante y sangriento. Y todo lo demás, también.

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