lunes, 12 de julio de 2021

Virgin River. Tercera temporada.

Lorenzo Mejino definió perfectamente en un tuit a Virgin River: “una de esas series que nadie reconoce públicamente que la está viendo, pero que funciona como un tiro en la mayoría silenciosa de subscriptores”. Y es así: será pastel, será azúcar, será tocino de cielo, será amaneceres y charcos y árboles, pero funciona. Estiran el chicle más de la cuenta en en esta segunda temporada, pero tienen la lucidez de dejar el asunto en el punto exacto para que sus más fieles seguidores vuelvan a caer en las tramas primigenias y en las nuevas, en las huidas de soldados y en los que quieren ser soldados por primera vez, en los síes convertidos en noes (no sé si la ministra ya lo ha cambiado a noas, o a noos, o a otra cosa). Ración de hospital, ración de bar, ración de fuego, ración de veneno, ración de ausencias y renuncias, ración de Virgin al poder. Luego os preguntáis que le ponen a los refrescos y a lo que no son refrescos para causar adicción: llevan lo mismo que Virgin River.

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