domingo, 15 de mayo de 2022
Dos crímenes
Llegué a Dos crímenes de Jorge Ibargüengoitia gracias a Olafo. El problema de las recomendaciones es que, como en la canción, luego llega la decepción. No digo que no sea Dos crímenes una buena novela (que lo es), sino que las expectativas eran tan altas que no he llegado a ellas. No siempre los libros funcionan bien en la mente del lector. A veces, por diversos factores, estamos más predispuestos a unas andanzas que a otras, a unos saltos al vacío, a unas historias tan viejas como el mar pero que se pueden presentar atrayentes. Dos crímenes pone en danza a una serie de personajes en torno a una futura herencia que los va a hacer mutar y retratarse a ellos solos. Pero Dos crímenes también es enfermedad y desamor, es envidia y avaricia, es necesidad y complejos, es veneno de agua zafia y remordimientos. Y deja buenas frases: “Empezó a decir sandeces: que los socialistas tienen dogma, que el marxismo es una doctrina política inválida porque no tiene en cuenta la ambiciónd el poder que es una fuera innata que se encuentra en todo ser humano…”. Aquí, sobre todo, es el deseo y el interés, y “lo que es difícil es erradicar del hombre el instinto pequeñoburgués”. En definitiva, no siempre somos bien tratados, o no tratamos a las historias como se merecen, no siempre damos “las atenciones combinadas de paciente rico y pecador arrepentido”. Pero no me arrepiento de la lectura de Dos crímenes.
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