sábado, 26 de noviembre de 2022
Verbolario
Empieza Verbolario con un número escrito con palabras: “Dos mil quinientos días de Verbolario”. Yo empiezo, o termino, algunas clases, hablando de curiosidades y casualidades: “Curioso, que no casual, que las casualidades no existen”. Rodrigo Cortes, empieza diciendo en Verbolario: “Casi todo es fruto del azar, responda a un plan o no”. También me refiero yo mucho a los planes be de la vida, pero no estamos hablado de Los años extraordinarios. Ocho, sin Katherine Neville, y es recurrente, y la profesora está muerta, pero lo repito mucho. Y pasamos a De la Serna y Neville, y muchos más. Regalos y ayuda. Primera definición del 1 de agosto de 2015. Nada de sentido. En su manual de uso habla el autor de inopia, de la que, de tarde en tarde, también hablo a los alumnos. De Verbolario me gustan las definiciones y los dibujos, pero no el tamaño de la letra, demasiado pequeña. Quiero más. Según este libro tan pequeño, hablaba el autor al principio de Neville y de Ramón Gómez de la Serna, de cosa nos podemos. Y muchas. El suelo, el cielo, el abismo. Difícil empezar así. No sé si el desierto se merece merendar (yo, muchos días, no). La de aborrecer, también está bien. No estoy de acuerdo con lo que pone del absolutismo. No. La abstención no se queda en el decoro, ni la higiene ni el agotamiento. No. Va más allá. Como dirían Los Acusicas, soy abúlico, y esa definición si me gusta. Y entonces, en la página 20, los dibujos, y el abrigo, y todo lo demás. En abyección hace referencia a la burguesía (debería referirse a más grupos). Sobre el hueso de la oliva debería probar las que me regalan Manolo y José Manuel, y cambiaría la definición (antes y después de la propaganda). No sé si tristeza y comprender van bien una misma frase, ni si aceptar es recelar. No lo sé. De los pianistas y de los pianistas de bar, hay para muchos ensayos (de los planos, también). De los futuros supervillanos hay muchos en la ESO. Muchísimos. Luego, a Bachillerato, menos. Pero nadie puede hacer de la irresponsabilidad ajena virtud. O no debería. Uff. Acostumbrarse. No sé si ese menos vale. No. Del adanista dice que tiene mejores intenciones que memoria. Tampoco lo sé. No. Y adicción no siempre es bien entendida (pero me gusta). Lo que escribe sobre la admiración RC es comprensible. Luego vienen las decepciones. Y la adolescencia no es eso, o por lo menos yo no entiendo así estando en un instituto. En adular falta material de más grados. Un afiliado no es un fan, sino alguien que, a veces, necesita ayuda. La afonía para los que trabajamos todo el día hablando es dolor, no solo eso. Y el afroamericano en ocasiones, también es muy negro. Ahora que en el fútbol dudamos si decir tiempo añadido o descuento estaba en la definición de agonizar. Y el ahondamiento no es solo vale para el idiota. No. Uff. Y luego el dibujo sobre la ambición. Da para un ensayo, sobre todo para los que pasamos mucho sobre ese trampolín. Y las sienes, y el tiempo, y el ajedrez. Y escribir alambique y verdad, cuando todo es mentira. No uso despertador, pero anoto esa alarma. Y las alianzas no son siempre francesas. A veces son eternas, como esos mismos enemigos que las financian. ¿Amar es odiar sin mirar? Otro ensayo. Sobre el mar escribe RC que es “cordialidad fuera de control”. Y entre líneas no solo leen los analfabetos. Yo quiero ser analista, pero no quiero cortar muertos. Los ancianos son extranjeros en todos los tiempos muertos, no solo en el presente. La angustia es mucho más. Y quizás Animal es una de las mejores canciones de Pearl Jam y también lo que pone RC. Ansiedad, clavada. Antifascista… Muy difícil. Se podría analizar. Mucho. Apadrinar estaría en lo cierto si todos los padrinos ampliaran sus obligaciones bautismales. Y el Apocalipsis llega a lo estructural, no solo lo convencional. Un afiliado no es un fan, sino alguien que, a veces, necesita ayuda. Y abajo ballestas, y hay manzanas, y hay certeros errores que no conectemos por imprudencia. Y esa chusma que aplaudía en el Zalacaín sigue estando ahí, en sus casas, al acecho de los que somo otra gente no incluida en la definición de chusma. La de clásico para RC: Que no es moderno siempre. Y la de codicia también es buena: hambre del ya saciado. El almacén de niños ya es aplicable a institutos y universidades. De la comedia podríamos discutir mucho, seamos miopes o no, o tengamos la vista cansada, o, simplemente, perezosa. La segunda de comisión es perfecta: Forma que el banco tiene de recordarle al cliente para quién trabaja. De comodidad hay que reflexionar sobre las tres aportaciones hechas por RC. Y yo que me espanto de los regaladores de consejos, apunto lo del asunto en cuestión: Aquello que uno cree medir cuando en realidad busca permiso. Estas primeras impresiones las vimos en Murcia desde un décimo con apariencia de noveno, pero la B ya la empezamos en Totana. No todas las babosas están desahuciadas, doy fe entre Alhama y Lorca, entre sierras y ramblas, entre bicicletas arregladas y arreglos sin cesar en una casa que se cae a pedazos, pero por partes. De los bancos solo hubiera dicho tacos. Muchos tacos. Muchos insultos. Muchos. De barbarie hablo mucho, no solo en clase. Hablo con la barbarie. Comparo lo que éramos y lo que somos, el insulto a la docencia y el desprecio de los distintos bacanales y no solo los ministeriales. No todos los beatos son viciosos, y muchos beatos (no solo los quemados en la guerra) sí que aguantaron al empuje hacia la muerte. La biblioteca y las musas cas siempre van unidas, con y sin jaula. La siguiente, no sé si con Clint y con dólares a puñados, empieza con cabalgar. Me gusta la calefacción, que ha sido mi apoyo aun siendo muy caluroso. Abrigo que procuran los libros cuando arden y cuando no arden. También me gusta la de calma como primer síntoma de la mala comprensión de un problema. Y cambiar sí que es escarmentar y, algunas veces, a sopapos de vida. Y yo que soy Lunes de carnaval me sumo a esa reunión de las empresas. O no. Quizás no me uno, pero me apunto a la definición. Ahora apenas veo películas, y leo menos libros, y cato pocas series, pero esos minutos más de una vez tienen bola extra o premio de repetición para mí, cual indulgencia postluterana. Y el yogur es una caducidad eterna, con y sin azúcar, con mentira edulcorada o miel de repetición. A la de cementerio, los viejos del lugar, lo llamábamos cóctel formado por absenta, mezcal y Strol 80. Luego, en mis apuntes distópicos, leo definiciones sin concreción como crear, creyente (ateo cuyo avión atraviesa una zona de turbulencias), cuerdo (loco que se sabe loco). Recordamos a Manuel Alcántara, siempre, todos los días en su ausencia en el periódico, y en ese recuerdo sabemos que no hay locos que corten billetes de 50 euros o se den con dos piedras en los testículos. La cultura sí que es imitación, y si que se hace en cadena, cada vez más. Debatir no es solo poner caras al escuchar. Conforme avanzo en el libro me voy dando cuenta que se podría hacer una colección de crónicas periodísticas de política con las definiciones que nos hace RC, incluyendo las que subraya de declive, demagogia, dictadura, gobernar, guillotina, democracia (gobierno de la opinión y apoteosis del descarte), desquiciar, democratizar y demoscopia (estudio que confunde la verdad con la temperatura ambiente). No me gustan las que hace el autor de depresión y desamor, aunque quizá, en algún momento, yo mismo las firmaría. Nos dice que el deseo es una aspiración incompatible con la felicidad. ¿Pero hay algo compatible con ella? El tipo test de los desposorios, me lo apunto. La devoción no es solo a la madera y el diez de mis alumnos muchas veces se queda en el cinco. La unidad de tiempo de la que habla RC en las cenas familiares (yo ampliaría ese espectro) la define como discusión. De las cinco de dolor me quedo con la siguiente Consecuencia de llevar un vacío demasiado rápido o demasiado pronto. No estoy de acuerdo con ninguna de las de educar. En efecto, leí “casa nueva” en vez de lo que ponía, no sé si por el cansancio o el abatimiento o la falta de todo. Para ególatra yo prefiero la de la religión de Glen Rice padre, que hablaba de él en tercera persona, aunque la de RC está resaltada en mis apuntes: Sacerdote, dios y creyente de su propio culto. Emprendedor, dinero, padres en una misma frase si me suena bien. Lo del subidón final no va solo con epitafio, pero se entiende. Experiencia: Aquello que se consigue en lugar de lo que se quiere. De fascista podríamos hablar, y escribir varios verbolarios al respecto. De las tres de felicidad me quedo con desmemoria y estado de plenitud que acaba al despertar. Frustración va de acariciarse y de la ausencia de acariciarse, va por guetos. En los funerales también hay bromistas que dicen que el muerto se ha movido, y hay todo tipo de sorpresas de las que, según RC, se hacen para evitar esas sorpresas. Quizás la radio generalista sea un gran invento, y no solo un invento vaciado de contenido. O sí. El historiador es en Verbolario un cronista que narra el pasado como si de verdad hubiera sido. No sé si entran héroes en esta historia, o, para RC, carnicero que está de nuestro lado. Para humillación un poco de baloncesto no viene mal, pero es que ahora todos los grandes tiran de lejos. Ilusionista también entraría en la lista de la crítica periodística y la incompetencia, aunque parezca que no, también. Indicios varios. Y la de infeliz, infierno, inteligencia, jubilado, jugar, juventud. Karaoke para todos. En la de 121 me gustan las cuatro de madurar, aunque veo que asumir la propia vulgaridad es adecuada. Y la de manía, y la de mayordomo, y la de mercenario, y el oscurantismo (fragmentación del saber). Y la de paternidad (rendición sin condiciones) siempre viene a cuento. O a novela. Reinfección siempre hay que tenerla a mano, y posverdad, y resentimiento. ¿Anarquista con poder vale para tirano? Puede ser, lo pondré en un tuit, pero sin gritar esta vez. Una buena selección la de Verbolario.
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