miércoles, 7 de marzo de 2012
The Shield. Tercera temporada.
Acabada la tercera temporada de The Shield te das cuenta que no existen las buenas intenciones. Todas las intenciones van por el mismo jodido camino. No vale la amistad de años, que todo se puede ir a la mierda. Ni compañeros ni jodiendas con vistas a la antigua iglesia de varias plantas. Todo parece torcerse pese a las buenas intenciones. Un capitán obligado a tragar cosas que en la vida se hubiera imaginado; un grupo de asalto con menos unión que una comunidad de vecinos; unos detectives con ansias y debilidades; y la mafia armenia ejerciendo de mafia. Los problemas raciales, la violencia de las calles, las bandas que nos hacen preguntarnos, día tras día: ¿Y ahora qué? Ahora nada, parece decir esta tercera temporada. Si The Shield hace algo, sí se recordará por algo (al menos en estas tres primeras que he visto) es que no hay medias tintas. Cuándo has visto de cerca al cabrón de turno, al colgado de la vivienda de al lado o todos los especímenes que andan por las calles, dejas de sorprenderte. Se ha echa de menos la mala leche policial cuando hace falta, no como en este país de acomplejados mandos policiales y de policías que no saben leer ni lo que escribe. Hay de todo, pero con algún que otro Vic quizás nos iría mejor. O rematadamente peor. No hay termino medio a la hora de The Shield. Y no puede haberlo porque como siempre repetimos, el infierno está lleno de buenas intenciones. Y todo es mentira.
El escarabajo y su gran bola.
ResponderEliminarY ahora a ver a Glen Close en la cuarta.
ResponderEliminarHace un buen papel, y además le gustan las expropiaciones forzosas. Esperemos que ningún político vea la cuarta.
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