Vuelve Mr. Inbetween con líos. Siempre con líos, desde el principio. Armas, perras, pasos de peatones, cárceles, deudas que no se cobran a tiempo, silencio nocturno, hijas de doce años que no quieren que las acompañes a la puerta del colegio. Hasta cárcel. Y luego, normalidad en el error, padres que no recuerdas, socios que te venden y otros que mueren, carreteras secundarias y drones y finales con puntos suspensivos. No siempre lo sencillo es redondo, pero en Mr. Inbetween hay benditas excepciones. Gran serie.
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