domingo, 13 de octubre de 2019

Mr. Inbetween. Primera temporada.

Asturias patria querida, Asturias… Perdón, perdón. No era Asturias lo de hoy. Australia. Australia de mis amores… Ahora sí. Ahora sí. Ahora toca Australia. Australia. Después de Romper Stomper (la serie, la película sigue en el tintero), le ha tocado el turno a Mr. Inbetween, un matón con su corazoncito, un tipo sin escrúpulos pero que saca (de vez en cuando) alguna buena acción. Pero el prota, Ray, tiene unas malas pulgas del copón, y cuando toca sacarlas, se sacan. Como debe ser. No hay moralinas gratuitas en la primera temporada de Mr. Inbetween: cuando toca matar, se mata. Preguntas con puntos suspensivos, personajes que viven del hampa más cutre, policías que no lo parecen, mafiosillos de medio pelo, supervivientes de un mundo sin demasiado juego que antes o después se encuentran. Mr. Inbetween si que juega con las casualidades: un robo que te lleva a situaciones complejas, un perro y un jardín que te cambian la vida, conversaciones ajenas que te llevan a líos, niñas que cobran cuando dices tacos, reflexiones sobre la enfermedad y un montón de buenas historias en capítulos cortos pero bien estructurados. Y sí, el infierno sigue siendo una cosa muy personal. Coda: ¿Es compatible la existencia de Jesucristo con la de los unicornios?

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