domingo, 30 de abril de 2017
sábado, 29 de abril de 2017
Camino de Las Azores (XLIV)
Intuyendo borrasca, algunos rezaban. Nosotros vaciamos cubos, atamos cuerdas, gritamos reproches más o menos rebuscados, olvidamos lágrimas y pensamos en una fuga con destino en Las Azores. Luego despertamos, sin sábana alrededor, sin copa y con muchas torpezas. Demasiadas.
Camino de Las Azores (XLIII)
Como aprendimos con Braindead, tenemos que aprender a utilizar eufemismos en mitad de este océano sin rumbo ni concierto. No podemos llamar a esta situación derrota, sino que te>nemos que redefinir la victoria. ¿Qué era eso de perder? Esa palabra ya no está en nuestro diccionario. Nunca más.
Camino de Las Azores (XLII)
Hay océanos que no van a parar a ninguna isla. Eso es lo que pienso ahora, en plan Cortés, en plan Pizarro, en plan noche triste en la que volver antes de que nos saquen el gaznate para morcillear en tiempo postcuaresmal.
Camino de Las Azores (XLI)
La estela ácida nos impide seguir el rumbo. Paramos, respiramos, suspiramos, vemos el sol. Los cretinos que nos veían ya hechos calaveras deben tragar(se) sus palabras. Siempre habrá un José de Arimatea que nos preste algún terreno a seis pies bajo tierra. O tal vez, no.
Camino de Las Azores (XL)
¿Y lo quemaremos todo cuándo lo encontremos? ¿Esas islas serán nuestra perdición? ¿Las quemaremos enteras?
viernes, 28 de abril de 2017
Camino de Las Azores (XXXIX)
Otra vez los días se repiten en los mismos días, nos perdemos dando vueltas entre estrellas que nos engañan y vientos que juegan contra nosotros.
Camino de Las Azores (XXXVIII)
Cargar y acabar con lo que nos encontremos. No queda otra que sobrevivir, aguantar, sea a base de glándulas o vísceras. Pero es lo que toca.
jueves, 27 de abril de 2017
Camino de Las Azores (XXXVII)
Los leprosos seguidores del éxito siguen sin confiar. El lapo, el océano, la mentira, a ofuscación, el dolor ajeno y propio, los modismos utilizados contra el viento. Todo es mentira en esta aventura. Todo es una farsa, algo así como un fiscal independiente en el poder judicial de Hispania.
miércoles, 26 de abril de 2017
martes, 25 de abril de 2017
lunes, 24 de abril de 2017
domingo, 23 de abril de 2017
Versión para un domingo febril
Pero esta vez, y sin que sirva de precedente ni quede linea de duda, sin chocar(nos) por las paredes, sin atropellar a nadie por mitad de la calle y sin que los amigos de lo ajeno esperen nuestra caída para robar(nos) el móvil. Y todo lo demás, también.
sábado, 22 de abril de 2017
viernes, 21 de abril de 2017
Subiendo el nivel
La difícil conjunción entre imágenes y música vuelve a llevarnos a tierras de MN y nos deja himnos para enmarcar entre nieves y hielos, entre venganzas y juegos sucios, entre luchas adenísticas.
El mismo cielo. Primera temporada.
Se quedan cortos los seis capítulos de la primera temporada de El mismo cielo. 1974. Espías. Dopping preolímpico. Campeonato del Mundo de Fútbol. Berlín dividido. Espías de la RDA en la RFA. Don nadies de la RDA que quieren hacer un túnel para pasar a la RFA. ¿Debilitamiento de la socialdemocracia? Kissinger y sus entresijos. Nixon y sus dimisiones. Partidos que cambiaron la historia pero jodieron un cruce. Control total de las personas. Todo es complicado en El mismo cielo. Jugar con dobles parejas. Pasar de la opción a por motivos de fuerza mayor a la opción b. Pero como dice uno de los personajes, "mejor un rato en la cloaca que toda una vida en la mierda". Y todo lo demás, también.
jueves, 20 de abril de 2017
miércoles, 19 de abril de 2017
El filtro pone el freno
El filtro de la Consejería no me permite escuchar himnos, no me permite escuchar declaraciones de políticos incorruptibles. González, Napoleón, Robespierre. Será por filtros. Será por guillotinas
lunes, 17 de abril de 2017
Camino de Las Azores (XXXVI)
Aquí seguimos, jugándonos las pestañas entre gritos de dolor e intolerancia. Camino de ninguna parte, porque Las Azores no llegan. Difamando de todo lo difamable. Bastardos que no entienden el esfuerzo. No dejar al prójimo en paz. Bobos que no entienden el significado de la palabra sacrificio. Y todo lo demás, también.
El tío del micro
Nuestro Zurdo murciano, el señor Joaquín Vera, ejerciendo del susodicho título en Santa Eulalia.
sábado, 15 de abril de 2017
Victoria. Primera temporada
No nos hemos recuperado de la primera temporada de Isabel II de Inglaterra en The Crown, cuando nos metemos de lleno con la primera de la reina Victoria. Y sigue siendo con palabras mayores. Con mayúsculas. Con trajes nuevos. Con velas nuevas y recicladas. Y con luchas entre los seguidores de los partidos más liberales y los más conservadores (o que cada uno le ponga su nombre y sus apellidos). Pero los detalles, el lujo de detalles, las ropas, las joyas, son interminables. A veces, incluso, llegan al derroche, al baile, al champán (con o sin sed), con o sin charolitos con los que salir a montar a caballo. Pero es que la reina Victoria da para muchas series, para muchos hijos, para muchas hemofilias. ¿Matrimonios felices? ¿Agitaciones políticas? ¿Ruido de carros? El tío Leopoldo, reinando en tierras belgas, de visita para joder la marrana. Jodiendo la marrana. Salones de oro, rizos, patillas. ¿Libertad para los cartistas? ¿Qué broma es la libertad? ¿Qué broma fue el cartismo? ¿Peligro o hambre? Alatriste nos recordó que hasta las ratas se emparejan; en esta primera temporada de Victoria, que los cuervos lo hacen de por vida. Y reyes que no son respetados aunque toquen el piano como los ángeles. Actas de Matrimonio Reales y cuitas al poder. Salones para audiencias y audiencias sin salones, convenciones de ideas nuevas en un régimen que se negaba a cambiar. Labores nobles no entendidas. Discursos alemanes que han de ser traducidos al inglés. ¿Perspectiva con la reina o el rey de nuestra parte? Pero siempre nos queda Shakespeare y su Julio César: "Los cobardes mueren muchas veces antes de morir". Y también, de Don Guillermo: "Los valientes saborean la muerte una sola vez". Será por frases para recordar de la primera temporada de Victoria. Y los matrimonios felices, escasitos. Muy escasitos. Y los preñados, bien aplaudidos. Y brandy con nata, mejor que nada. Sesos, hígado y pulmones, para comer y cenar. Y amores que podrían quemar ciudades. ¿Teutón aletargado? ¿Albertito y su bigote alas alturas? Vómitos reales. Y trenes que cambiarán el mundo. Y personas demasiado ocupadas como para dejar regentes, demasiado ocupadas para morir. Y todo lo demás, también.
viernes, 14 de abril de 2017
Camino de Las Azores (XXXV)
Los apañamortajas siguen al acecho. Están esperando. Bullebulle gusanero que les da de comer. Pero nosotros no pasaremos por ese calvario. Iremos, directamente, a la saliva oceánica.
Camino de Las Azores (XXXIV)
El desorden es un símbolo de autoestima individual, de personalidad y, si me apuras, de presión sanguínea. Y nosotros tenemos la tensión baja.
Camino de Las Azores (XXXIII)
La tempestad es un mal sueño. Uno de tantos. Voces que pretenden apaciguar el fuego interior. Llamas que lo fastidian todo. Ni la música celestial arreglaría este desastre.
jueves, 13 de abril de 2017
Camino de Las Azores (XXXII)
Hay veces que perdemos el sentido, todos los sentidos. En este viaje a ninguna parte, todavía más. Y chirrían los oídos, y no sentimos los limones ni las fresas ni la sal. Siempre salimos perdiendo.
miércoles, 12 de abril de 2017
Catastrophe. Tercera temporada
Menos risas que otras veces en la tercera temporada de Catastrophe. No siempre puede estar uno en una espiral de sonrisas aunque te lo pida el cuerpo. El drama llega a la ciudad, aunque, de vez en cuando, vuelvan los chascarrillos y tita Carrie para despedir(se) no tiene ni tiempo. En esta ronda de seis hay decepción conyugal, desamor fraternal, envidias, lujuriosos recuerdos, duelos, reentradas laborales, ascensos y sermones, y preocupaciones. Es momento de pensar en el futuro: hipotecas, hijos, niñeras, dolor por la muerte de seres queridos, problemas de alcoholemia, cornamentas y cuitas varias. Pero siempre hay un momento de chispa en Catastrophe.
El no del peluquero
No. No es el nombre de una obra inacaba e inédita de Don Leandro Fernández de Moratín. Parece mi sino. Está el del protagonista de jornadas en la vieja Iruña, en el Viejo Reyno, y mis cuitas.
martes, 11 de abril de 2017
Camino de Las Azores (XXXI)
Somos espectadores de un delirio. Participamos de una Utopía sin JH. Pintoresca escena ante telarañas estomacales. El drama inacabable. O como se diga. ¿Exageración? ¿Representación de la comedia sin chiste final?
lunes, 10 de abril de 2017
Camino de Las Azores (XXX)
En mitad de la persecución seguimos. Invisibles tíos saínes, invisibles tíos garrampones, invisibles tíos del saco vienen a por nosotros. O, quizás, seamos nosotros esos tíos convertidos en fantasmas de primeras personas del plural.
sábado, 8 de abril de 2017
Medusa
Empieza con bruma Medusa de Ricardo Menéndez Salmón. Habla de tesis doctorales, de películas de tres minutos y veintisiete segundos. Vilna en el horizonte con la presencia nazi entre 1941 y 1945. El terror de lo sencillo. Palabras que no conoces como eviscerar, es decir, extraer las vísceras. Máquinas de extraer las vísceras. Visualizarlo en mitad de esa bruma. Y de golpe, tiros en la sien. Visionarios de número 12. Y la familiaridad para ilustrar momentos. Y alguien no deseado, alguien temerario, alguien que no era algo. Y batallas, como la de Tannenberg que hace perder al padre. ¿Alguien ha leído la Ilíada en edición infantil? ¿Seguro? Y las primeras pinturas, como Pelea de cangrejos. ¿Quién piensa en esos motivos para dibujar? ¿Septicemia? ¿Son el cine, la fotografía y la pintura las tres cimas del icono? ¿No eran los espejos? ¿Seguro que el arte da fe de lo que hacemos? ¿Seguro que es antipedagógico? 1918: gripes y cimitarras que acaban de vidas; el orden lo pone cada uno en primera persona del singular. 1919: comer hierbas, como el que come piedras. Pesebres germánicos en busca de sujetos que ejerzan su papel en le Belén. 1920: Padrastros sin uñas que adorar qu hablan de Hitler y se bajan del vagón en marcha. El cultivo de la soledad, como el suicidio, no tienden a principios educativos. Ya lo dijo el Maestro de Gramática, "no hemos sido educados en la altivez del suicidio". Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht y sus mentes de zoonosis. Hamburgo. Nacionalsocialismo y autodestrucción en la misma frase. Historia ficción (¿Alemania comunista?). Vivir con cara doble, con ideas triples. Escribe RMS del "hambre compartida". 1922: Arenques y playas, momentos que se quedan en las retinas. Sin Bertomeu, pero con crematorios en el ADN antes de saber como funcionaba la cámara de fotos. ¿Cómo mirar a gallinas asustadas? Y otra de esas palabras que no conoces: augural, aquello perteneciente o relativo a los agüeros o los agoreros. Adivinaciones, interpretar el vuelo de las aves, los fenómenos meteorológicos y todo lo demás. Y esa duna presente a lo largo del libro. Disfrutando de los libros, los únicos amigos que dan puñaladas pero salvan. Nos salvan una y mil veces. Sergio Algora nos habló de Justicia poética, ese sueño místico en mitad del infierno de la pesadilla. ¿Lasitud? El desfallecimiento, el cansancio, la falta de fuerzas. Rousseau y las esponjas antes de escuchar a Lori Meyers. Noche, frío, viento del norte en los genes del artista. 1926-1929: Hipótesis desde que conoce el cine, las nuevas pinturas, el amor/sexo/o como se diga. Y hay cosas en las que escuchamos ruidos por obligación (sí o sí). Y largan a Trotski de la URSS, y ese 1929 causa estragos en todas las latitudes. Y RMS vuelve a sacar el suicidio como imagen de múltiples aristas. Y conocer a fotógrafos de la FBB. Será por muertos. Nada como un selfie en los años 30 con el padre, la hermana o el hijo. Con los hijos recién suicidados o hechos migas por el tifus o jodidos por un pagaré que nunca cobrarán. Otra vez habla RMS de la notaría. ¿De verdad que vale la pena regresar de la Historia a la Historia? ¿En mayúsculas o minúsculas? Y el salto del 29 al 33, y entrar en nómina de la NSDAD, y vivir de un San José de las Kodaks y el negativo. Y la disciplina como novedad, y escuchar sobre Tito Adolfo al alba, al mediodía, en la comida, en el atardecer, en la noche, y en las pesadillas de madrugada. ¿Fáciles recompensas del alcohol? Pues sí, buenos chicos germánicos, no quedaba otra. 1930 vende a la Historia una cifra que nunca se olvidará: 117 diputados nazis (antes 13) y el 18% de los votos (viva el abuso de la estadística, viva el abuso en general), de alemanes que siguen las hammelísticas flautas de Tito Adolfo. Y en 1932, el desastre electoral (viva la democracia, viva el dolor), 230 diputados y el 37% de pequeños titos Adolfos potencia. Y ese 30 de enero de 1933, Hitler consigue la foto, ahora que hablamos de fotos. Y con esa imagen del principio del libro, la del Cristo resucitado de Bramantino, sale a relucir el ajedrez como escape, y tipos que se cruzan contigo y te cambian la vida, y suicidas que unen su camino al de Hitler, tipos inteligentes y aptos que hicieron de su rebañismo un ejemplo de antipatía personal. Habla RMS de las posibilidades que dan las palabras "azar", "fatalidad" y amistad". La racialidad hecha carne; el odio al comunismo convertido en palabra y obra. Pone énfasis el autor en los caminos que unieron a nazis y bolcheviques, encuentros y desencuentros, ese "manto oceánico" que lo ocupa todo. 1934 aparece para acercar a los ajedrecistas entre cerveza y cerveza (viva la soberbia de la juventud veinteañera). Y el 10 de mayo de 1933, día de quema de libros de degenerados, de enemigos del régimen, de Marx y Brecht, de Mann y Kafka, y de tantos otros. Como para olvidar aquel puto día. Piras de libros, piras de hombres. Y la fratría del odio, la hermandad del odio, la cofradía del odio, la tribu que repetía el estertor del odio. Y la muerte del hijo y el amor, así de pronto aparecen en el libro. Heidi aparecía en sus múltiples facetas del gerundio. Pero siempre, Heidi. Hasta la extenuación. Veintiocho años de amor en esas múltiples facetas del gerundio. 1936: aparece en el relato una referencia a la Guerra Civil Española, con un documental grabado por el autor. Y viajes entre Sevilla y Berlín, y otra palabra que no conocemos: Heteróclito. Casi nada al aparato. Y el Ministerio para la Ilustración Pública y Propaganda siempre presente. Y el espíritu del Sacro Imperio Romano Germánico, también presente, y cambiar el mapa y las fronteras y todo lo demás. Y el cebo puesto en Austria, semejante al de Moravia, similar al de Bohemia y su debilidad cristalina. Y la bendición de Baruch, el hijo perdido con año y pico. El dolor, el dolor, el dolor, el dolor. Y los vasos con forma de cuerno. Y la madre muerta suma más dolor. Y hay que estar de acuerdo con el autor de que el progreso siempre es una patraña. O casi siempre. Y degradar a las personas en simples números, en simple dolor estadístico. 5 millones de judíos muertos. Seis. Siete. Quizá ocho. Relojes borrachos sin tiempo llevan velocidades infinitas. 1941: ocupaciones. Polonia, Francia, Grecia, Rusia y tantos sitios más. Demasiados pespuntes para tan poco hilo. Demasiada madeja aria. Y la desaparición de unos meses, el silencio hecho cámara. 1942: la suerte cambia de bando, pese a la Solución final. Y lo real siempre es obsceno. Demasiado obsceno. Dachau en el horizonte. El amigo del pasado hecho prisionero. Las condiciones de la partida de ajedrez, cambian. El rebañismo salva unos meses al amigo mientras se documenta el horror del campo que empezó a funcionar en el 33. Y después de Dachau, baja temporal para una obra de dos años al borde de la locura. 731 dibujos de niños muertos. Con un par. En A3. 8 de mayo de 1945: Berlín hecho Rusia y la última foto berlinesa. Y borrón y cuenta nueva, y la etapa del 46 al 62 como catarsis. Daño, dolor y culpa como verdades únicas. 1946: España. El recreo de lo salvaje una y otra vez. Y otra vez. Y otra vez. Resalta RMS las palabras "futuro", "progreso" e "Historia". La España del 46 es pesada, es intolerante y muy molesta. Quizá, demasiado. Autarquía y sotánicas verdades. Personas que se confunden. ¿España es algo más que pantanos y toros? ¿Seguro? Madrid, capital y calvario en una misma frase. ¿Cómo leer a Ángel Ganivet y no entenderlo y sufrir mientras disfrutas de su lectura? Del 46 al 50, paisajes españoles solo en fotos, nada de cuadros ni cintas. Pero postales, sí. Postales de ajedrecísticos encuentros. Maravillosas. Motivadoras. Y el matrimonio de los apestados, la humillación en plan foto. Siempre habrá un Franco, un Trujillo, un Somoza y llega a la América de las torturas, a la kafkiana Nicaragua, a la mierda de las ratas sobre las ratas. Infinitas ratas sobre el dolor humano. Siempre ratas, y, antes o después, todas las ratas se juntan. "Poesía", "ensueño", "mentira". Todo mentira. Y esos veintiocho años en común con Heide, ¿también mentira? ¿La domesticación de la rutina? Alcoholes sin nombre, ahí acierta RMS. Eso sí es dolor. Y la traducción de Borges del libro de Faulkner, en mitad de un barco camino a Kamimazelandia. En el Imperio recuperado pasan de 1960 a 1962. Nada como recordar el 6 y el 9 de agosto de 1945. Recordar, recordar, recordar. ¿Morigerado Japón? ¿Educado Japón? ¿Buenas costumbres en Japón? La desgracia siempre está ahí, esperando, a la más mínima. Y siempre nos toca nuestro momento suicida, en cada una de nuestras familias. Antes o después, pero siempre. Y siempre triunfa el horror, como el carbón y el petróleo, pero a diferencia de estos dos, nunca se agota y si se multiplica hasta la piraña infinita. Y desde ahí nos recuerda RMS que los historiadores siempre están contaminados, siempre condicionados por ideas ajenas que no permiten la impermeable necesidad de aislamiento. O tal vez, sí. Y volver a tierras germánicas, epifanísticamente distintas. Y abandonar(se). Y todo lo demás, también.
Canciones que escucho mientras leo Medusa (II)
Otro de esos libros que deseas que no acabe, pero debe hacerlo para poder conciliar el sueño. O intentar conciliarlo.
viernes, 7 de abril de 2017
jueves, 6 de abril de 2017
Camino de Las Azores (XXIX)
Vuelve el desencanto. Otra vez. La sed se incrementa. Del hambre, mejor no hablar. No hay sonidos nuevos, no hay vientos nuevos. No hay. No.
miércoles, 5 de abril de 2017
SS--GB. Primera temporada
Año 1941. 14 meses después de la batalla de Inglaterra, los alemanes dominan gran parte de las islas británicas. La ocupación es un hecho y hay que colaborar. Pero no todos colaboran. Aunque meten demasiados temas en la primera temporada de SS-GB, la historia engancha, tiene emoción, tiene tabaco de los cuarenta, tiene dolor existencial, tiene preguntas. ¿Seríamos capaces de colaborar con una panda de cabrones que han asesinado a nuestros padres, a nuestras esposas, que tienen hechos prisioneros a nuestros familiares? Enemigos con los que convivir colaborar. O tal vez, no. Tal vez la resistencia sea la única conducta posible ante la barbarie nazi. Preguntas que están en el aire desde el primer capítulo. Tal vez cambiar, tal vez no. Las ambiciones de cada día: conseguir información, conseguir comida, conseguir seguir adelante, conseguir mentir para llenar el buche entre tanta niebla británica. Ya lo dice un oficial de las SS en esta primera temporada de la SS-GB: "El hacha no llora por el árbol que corta". La serie es una profunda reflexión sobre jugar a dos barajas para intentar ser neutral. Pero no se puede ser neutral en la guerra, es imposible. Hay que posicionarse, y, haciéndolo, dejas víctimas por el camino: comparación con los partisanos, Resistencia británica, reuniones de postulados con Roosevelt, menciones a De Gaulle, guerras como la de España en el horizonte. Decimos que no tememos a la muerte, pero la vida es una hija de Satanás. La doble cara de la derrota, porque la guerra siempre supone perder: amigos, parientes, compañeros, enemigos que no sabes en que momento se pasarán a tu bando. Y exhumar los restos de Marx, y que los peces gordos del nazismo vayan a Londres, y Himmler haciendo de las suyas, y Molotov haciéndose notar, e investigaciones de fotos y mierda al por mayor en torno a asuntos atómicos. ¿Y cuándo es un buen momento para renunciar? ¿Cuándo un momento para pensar? ¿Colaborar o morir? ¿No existe término medio? ¿Persuadir en mitad del vómito? Y saltar por los aires, y dar(te) cuenta en quienes puedes confiar, y que lo blanco no es tan negro, y que hay demasiados grises y que la lucha entre el Ejército alemán y las SS era a muerte y no simplemente una partida de ajedrez. Y convertir Wembley en campo de otro deporte siniestro, y el exilio, y el dolor, y un plan muy difícil de llevar a cabo. Y reyes enfermos en busca de una salida, o un sucedáneo de salida o como se diga. Agentes dobles, mesas de billar, asesinatos y prótesis, asesinatos y cruces amarillas, asesinatos y coacción. Cantan Los Planetas en Estos últimos días que "las palabras solo pueden hacer daño". Y si que lo hacen. El doblebarajismo hasta la última secuencia. Sangre con anzuelos y perversión por el tiro en la sien.
martes, 4 de abril de 2017
¡Viva el Chapu!
Grandísimo el Chapu Nocioni. ¡Viva! Y Lolaso, escribe en su despedida. Grande también Lolaso.
Camino de Las Azores (XXIX)
El asunto vuelve a cambiar. Apuñalar. Defender. Luchar. Coronas de flores nos esperan en Las Azores. Sermón pagado y cura preparados para nuestro advenimiento en el puerto. Veremos. Ataúdes para todos.
domingo, 2 de abril de 2017
El sueño y otros relatos
Empieza José Luis Cano Clares su obra El sueño y otros relatos con una referencia a Antonio Machado, recurrente: "De toda la memoria, solo vale el don plecaro de evocar los recuerdos", para hacernos una idea de lo que nuestras retinas se van a encontrar. La introducción también la empieza con el hermano de Manuel, recordando que "Y todo en la memoria se perdía / Como una pompa de jabón al viento". Y el primer capítulo comienza JLCC recordando versos de Nicolás Guillén, y entrando con "Las estaciones". Hay sabios doctores para recordar momentos, y escribe el autor que "lo sencillo, aunque no lo creamos, vuelve a triunfar" para terminar Marzo, la luz regresa. En Viento polar, recuerda a Robert Graves (ya olvidado en nuestras bibliotecas) el poder fertilizante de los vientos llegados del norte. En Fiesta en abril, escribe José Luis, que "los paraísos vacíos carecen de sentido, y no existe el gozo que no se pueda compartir". Las nieblas de Boria nos llevan a sus orígenes lingüísticos, a la boira de Cataluña, a momentos brumosos que nos indican, en palabras de JLCC que "no es preciso desvelar la sorpresa". Y pasando por Orihuela, nos recuerda a Miguel Hernández, "Qué melancolía de luna / tan pálida y sola, / ay que frío y ay que dolor". Con Aún es otoño nos recuerda "experiencias, contrastes y sensaciones". Como si tratara de una frase de Lock & Stock, en Tiempo para pensar el autor habla de momentos como "la pausa ese intervalo muerto o tiempo de silencio, de breve intercambio de ideas u opiniones distingue al hombre de la máquina; es por así decirlo, un signo de libertad, algo imprescindible para el funcionamiento ordenado de nuestra mente". Después va El tiempo nuevo, con escenarios que nos hacen protagonistas de cada uno de nuestros momentos. Con Colores del otoño, nos lleva a esa misma mente, pausada o no, al olmo machadiano. El capítulo segundo, El sueño, empieza con una evocación de Jorge Luis Borges: "He cometido el peor de los pecados/ que un hombre puede cometer. No he/ sido/ feliz". En El despertar, JLCC habla de aspectos cotidianos; en A continuación, muestra ideas que pensamos muchos pero que no todos decimos en voz alta: "Está de moda aparentar ser de izquierda, y en casos manifestar el monumental cabreo que les produce el que la población de forma mayoritaria discrepe de sus doctrinas. Se desprecian los resultados de unos comicios y a quienes votaron aquellos que estos gurús rechazan". Y añade: "Predominan los sofistas y se justifica de forma loca lo que se quiera al negar la mayor". Y retrata nuestra farsa de Estado: "Seguimos instalados en esa idea heredada del antiguo régimen de que somos un país rico, que el estado paternal puede atenderlo todo y que las cosas las debe pagar otro, sólo que por entonces no había marchas ni tampoco camisetas". Y pone énfasis en el Principio de Peter que ha convertido en ministras a estúpidas integrales: "Jóvenes y jóvenas dijo una de estas lumbreras encargada de la igualdad como mayores y mayoras dijo otra al expresarse en una ocasión para erigirse ambos en redentoras de las féminas sometidas por el machismo, empezando por los guardianes del lenguaje, que han impuesto eso de que el masculino lo englobe todo". En Camino de la ciudad habla de sueños y recuerdos, de paseos y caminos a medio hacer, y, si hace faltar, poner en la retina la actuación del circo de la cabrita. El capítulo tercero, Este verano, lo inicia el autor con palabras de Jorge Gaitán Durán, y nos recuerda las moscas que evocaban todas las cosas según Machado y que Alberto Cortez nos cantaba cuando poníamos en la radio aquellas cintas hoy olvidadas. Siguiendo con don Antonio, pasamos al cuarto capítulo, Entre la tierra y el mar. "Yo en este viejo pueblo paseando/ solo, como un fantasma", escribió el que luego murió en Collioure. Con Los veraneos, nos lleva a tiempo de calor y fiestas, con ese 29 de junio en el que se dejaba la escuela. Y luego, el Ferragosto, hecho en España a base de jaranas que van de la Virgen del Carmen a la Virgen de la Asunción. Y por San Roque, 16 agosto, chubasquillos y cambios de colores en los cielos, y esa segunda mitad de agosto que antecede a los truenos de septiembre. En La casa y el aljibe trae momentos de casa y suelos, de ensayos pianísticos y ruidos varios. Con La fonda de Facundo nos enseña momentos de la geografía costera, de Cabo Tiñoso a otros lugares cartageneros. y los cines de verano y las boleras americanas. En El Sonido de las olas mezcla imágenes del Corazón de Jesús con las casas que van de la Sierra Minera unionense. Con La fantasma y otras historias hay cuentos sobre vampiros, sobre murciélagos, siempre teniendo a mano un crucifijo por lo que pudiera pasar. El ciclo del gorrino muestra esos momentos que mezclan lo nuevo y lo presente, la sustitución del cerdo, "a cerdo muerto, cerdo puesto". Como en la política, para entendernos. El capítulo quinto, El primer sueño, empieza con versos de Alberti para ese primer sueño profundo para que ruede la caracola. París, los sueños, el origen de los niños y todo lo demás mientras te tomas unos churros. Simetrías es el título del sexto capítulo, en el que José Luis empieza hablando de las personas que nos encontramos en los bares, y de los parecidos y las diferencias de cada uno de nosotros y de lo que nos distancia y nos acerca, tres simetrías, tres momentos que nos retratan en cada uno de nuestras singladuras. Tal como somos es el título del séptimo capítulo que también empieza con versos de Nicolás Guillén. Empieza esta octava parte con Mirándonos el ombligo, ese ejercicio tan importante como hablar de uno mismo en tercera persona (aunque José Luis recuerda la fábula, galgos, podencos y todo lo demás). Y como todo buen ombligo, antes o después, tiene pelusas y nos lleva a hablar de esas "naderías" que nos recuerda JLCC. Quizás no tengamos un mañana, pero hablar de lo nuestro es lo más importante. Política, fútbol, corazón, cualquier cosa para dar nuestra opinión de mierda que cantarían Los Punsetes. A través del recuerdo a Vicente Medina llegamos a Cansera, ejercicio hiperclásico en tierras segureñas. Aquellas cuatro espigas... Como si de Miguel Espinosa se tratara, nos trae a la memoria a los mandarines que nos gobiernan en A su medida. Esos mandamases que llevan el mandato alargando y estirando el chicle hasta la extenuación, dándole hilo a la cometa para que no cambie nada más que su cuenta corriente. Y recordando El Príncipe maquiavélico resume a la perfección lo que suman nuestros políticos: mediocridad, endogamia y nepotismo. La octava jornada de este sueño es el Elogio de la morcilla, y si se recuerda con palabras gongorianas, mejor que mejor. Te llega una sonrisa a la boca con ¡Morcilla Que hermosa Eres!, con el caciquismo como bandera de nuestra política provinciana de De La Cierva hasta ahora. Lo escribe José Luis: "Avaricia, pelotazos, morcillazos". Cuentos de Navidad es el noveno capítulo, que no empieza con Dickens sino con Juan Ramón Jiménez y que lleva a blancos momentos, a situaciones de 2002, de 2009, de 2010, de 2014, de días de Reyes (ese día en el que "la ilusión no prescribe"). Y para acabar, nada mejor que Las Navidades paganas que dan título al capítulo décimo que preceden a las Palabras finales con las recordando a Machado y a Azorín nos lleva De vuelta a casa. Y todo lo demás, también.
Camino de Las Azores (XXVIII)
Han decidido contar. Lo que sea, pero contar. Sed contada, hambre contada, sueños descontados, agua salada que llevar(se) a la boca contada. Menudo cuento nos espero. Esto no ha hecho más que empezar. Que sigan las cuentas.
Camino de Las Azores (XXVII)
No. No puede ser. No podemos estar perdidos (otra vez). No me lo puedo creer. Tanta cruz, tanto rosario, tanta penitencia, tanto miedo en el cuerpo... para esto.
Camino de Las Azores (XXVI)
¿Qué ha cambiado? ¿No pueden preguntar otra cosa con la camisa llena de sangre? ¿No pueden asociar unas ideas tan claras como relucientes? ¿Mil veces la misma pregunta? ¿O eran mil millones de veces? Estamos perdidos y no hay brújula que nos guíe; únicamente, algún libro nos alivia.
sábado, 1 de abril de 2017
Camino de Las Azores (XXV)
Mentiras líricas. Vientos desfavorables. Poesías olvidadas en mitad de cuartetos imposibles. Pero siempre nos queda el cuaderno de bitácora para volver millas atrás y buscar El rayo que no cesa.
Ingobernable. Primera temporada.
Empieza de forma frenética la primera temporada de Ingobernable. Todo gira en torno a Kate de Castillo, que hace primera dama mejicana (siempre con jota, como diría el profesor Andreo). Y no se frena un poco hasta el tercer capítulo. Si Méjico es un manicomio, Ingobernable es una buena prueba de ello. Corrupción hasta el tuétano, que diría el mayor corrupto de la Historia sin mirar(se) el espejo. Huídas desesperadas, chips en la cadera, búsquedas sin éxito, dramas al poder, saltos al vacío. ¿"Justicia y paz para Méjico"? Vaya tela. Por mucha agua que caiga sobre los mejicanos, la mierda sigue estando ahí. Siempre. Rojo, blanco y verde para mayor gloria de Emilia Urquiza García. Y como no hay palabras para explicar ciertos asuntos, solo hay que dar(le) hilo a la cometa, explicar con saltos en el tiempo el embrollo de la cuestión. Ratas en todas las latitudes, pero en los palacios presidenciales se multiplican. Y el estiércol se multiplica en los secuaces de presidentes, secretarios y chusma en general. Y pasar del perdón al favor. Y los suburbios como salvación y tortura, como penitencia y dolor, como síntesis de una prización que sigue viva pero con distinto collar. Siguen mandando los mismos, dan igual las siglas. Siguen los mismos secuestros, las mismas muertes, la misma mierda. Visitas al lugar del crimen. Dolor y mentiras. Teorías de la conspiración. Noches en que todo se va la mierda. Estar juntos se acabó. Y aparece el tema de los desaparecidos, de los dobles embustes, de espías que juegan a triples barajas, de niñas convertidas adultas, de tiroteos y sangre al por mayor. Y defender al grupo. Y defender a los tuyos, meter(te) en la boca del lobo para descender a los infiernos y ver como a la que salvas se quita la vida. Tiene momentos duros, desagradables. Las tarjetitas. Los viajes. La ilusión de un cambio desvanecida. Esposas de dolor. Fetichismo de tortura. Estirar el chicle de manera indecente. Y todo lo demás, también, porque todo es mentira en política. Siempre.