jueves, 31 de octubre de 2019
miércoles, 30 de octubre de 2019
Estamos equivocados (o tal vez,no)
Llevaba mucho tiempo sin pasármelo tan bien escuchando una canción, estando al lado de todo. Perdonand mi mala leche, pijo.
lunes, 28 de octubre de 2019
viernes, 25 de octubre de 2019
El bochorno televisado
El bochorno televisado se hizo visible ayer. Valle de los Caídos. Familia. Ministra como notario mayor del reino. Y el carrusel de deportes, minuto y resultado. Lamentable. Y esto es solo el principio. Ni los Ruiz-Mateos en sus peores momentos. No sé el modo de calificarlo. Lo peor de la carroña política se materializó ayer en un ejercicio que deja en bragas al peor NODO. Al peor.
miércoles, 23 de octubre de 2019
martes, 22 de octubre de 2019
Butifarras y subfusiles
Ya tenemos yeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeepa del día. Y subfusiles. Y lo que haga falta.
lunes, 21 de octubre de 2019
¿Dónde la enterramos?
Ahora que llueven adoquines parece que las exhumaciones pasan a un segundo plano. O no. El mecanismo de destrucción y desinformación sigue fiel a su ritmo. Pero otros están más preocupados por el señor Pinkman y el modo de acabar su experiencia mística. Por cierto, ¿dónde enterraron a la asistenta del rubiales gordo? Gran pregunta.
The Capture. Primera temporada.
Lo real, lo imaginario, lo que creemos ver, lo que no vemos, lo que queremos ver, lo que no queremos visualizar. Todo absolutamente mentira. Mentiras y de lo otro, que diría la exministra y otros guionistas. Pero no. La primera temporada de The Capture son palabras mayores. Te mantiene en tensión de principio a fin, alfaomegaísticamente. Nada es casual entre servicios secretos, entre antiterrorismo, entre homicicdios. Y todo bajo las lupas de las cámaras que nos vigilan continuamente. Unas cámaras que pueden ser, a su vez, utilizadas para el mal o para el peor. Siempre hay que poner(se) en lo peor, en lo más difícil, en lo que nos mete en líos. Y lo tendencioso entra en una escena en la que todo es posible, y en la que todo nos lleva a la desesperación y la locura. Una obra muy bien hecha y con momentos de una lucidez que, aunque no queramos verla, hay que verla. Sí o sí. Ríete tú de Gran Hermano, de Kiko Hernández y de Ismael, de la teoría de la conspiración, de Julia y los caballos, de Mel y los taxis. En The Capture, otra vez, se demuestra que todo es mentira y que todo está manipulado, que no podemos creernos (casi) nada y que hay que andar con pies de plomo.
sábado, 19 de octubre de 2019
jueves, 17 de octubre de 2019
Válgame Dios
Está el personal indignado porque el ministro, el SuperJuez, el señor Grande-Marlaska estaba sentado de cena en el Válgame Dios (Primo hermano debe ser de los Madre de Dios murcianos) mientras Barcelona ardía por oriente y occidente, por la parte septentrional y la meridional, por la calle Aragón y por cualquier sitio. Que si los Mozos (¿primos de mocito feliz?), que si el 091 (qué gran grupo), que si los bomberos... Nada. Los camioneros sin poder hacer su trabajo, los repartidores de Amazon y Ali Babá y Ali Express de brazos cruzados (habrá que ver el impacto en el consumo amazonístico de estos días y el trauma que ha causado en ciertas personas no tener su compra del día) y el personal sin poder hacer su trabajo habitual. Y nada. Que uno no puede cenar en paz, y recrear(se) en Baudelaire: "En el pan y el vino destinados a su boca / Mezclan la ceniza con los impuros escupitajos". Ni cenar pijo. Ni cenar en paz de Dios (VD) puede uno. "
¡Y me embriagaré de nardo, de incienso, de mirra, / De genuflexiones, de viandas y de vinos, / Para saber si yo puedo de un corazón que me admira /
Usurpar riendo los homenajes divinos!". Viva Baudelaire. Si Rajoy fue a chispar(se) en la moción de censura, ¿por qué no ha de cenar el ministro en mitad de la Barcelona ardiente? ¿Hemos perdido la sensibilidad? ¿Hemos perdido el norte? ¿O el norte de la Barceloneta no ardía? ¿Y el ensanche? ¿Y el Nou Camp? "Y encuentro un gusto grato al más ácido vino; Y los hechos, a veces, se me antojan patrañas". Nada. Nada. Nadie aprecia los versos y las cenas, los días largos y las cenas de satisfacción. "Cantó una noche el alma del vino en las botellas: / «¡Hombre, elevo hacia ti, caro desesperado, / Desde mi vítrea cárcel y mis lacres bermejos, /Un cántico fraterno y colmado de luz!»". Viva Baudelaire!!!
Coda: Lo peor de todo es que en la foto de rigor, aparece una botellita de agua. Nada más. Todo es mentira. ¿Será Baudelaire mentira? ¿Somos unos simples chistes ambulantes? ¿Qué parte de todo esto es verdad? Ya lo escribió Arturo Barea: "Después de todo, la España que quiero enseñar al lector británico ha de ser un día parte de la paz mayor».
Coda 2: ¿Por qué no hubo más discos?
Coda 3: Siempre recuerdo (los años, Gaizka Jon convertido en abuelo cebolleta, cascarrabias y con mal café) cuando en los cafés del Arco (viva San Juan), le pregunté por Pinochet, y mostró su tibieza con el asunto. No le gustó mi pregunta.
martes, 15 de octubre de 2019
De Dag. Primera temorada.
Viva la complejidad. Viva la angustiosa complejidad. Viva la complejidad bien hecha, bien realizada. Lo de la primera temporada de De Dag es de traca. Doce episodios para deleitarse con una serie que roza la perfección. Si no fuera por lo de lo Cocomocho sería para ir gritando por las calles ¡Viva Bélgica!. Arriba Bruselas y todo lo demás. Pero no hay que ir tan rápidos. Eso es lo bueno de De Dag: la tranquilidad para contar el asunto de un robo desde dentro y desde fuera, desde la policía y los secuestradores, desde la azotea antes de saltar y desde el suelo. Aquí todo el mundo tiene secretos. Demasiados secretos. Benditos secretos. Y está la familia: todos contra todos, todos con secretos, todos con algún muerto a las espaldas, todos con un un ex algo, alga o algue. De Dag va lenta pero sin contemplaciones. Ya lo cantaba La Costa Brava: Desastre. El jodido desastre. Una cosa es planificar el plan perfecto y otra cosa es que salga el plan perfecto. La multiplicidad de perspectivas hace de De Dag a veces ilumina, a veces desconcierta, a veces te lleva a pensar y pensar te mete en líos. Gracias Lorenzo Mejino por recomendar un cuadro tan perfecto, un Klimt y un Munch en mitad de la lluvia, mitad beso, mitad grito.
Coda: Y como siempre, hay un señor o señora rosa que escapa con el dinero, hay alguien que tiene que esperar a un tullido que recupere milagrosamente su maratoniano ritmo, hay una persona que despierta y que lo puede cambiar todo.
Succession. Segunda temporada.
Vuelve Succession con una segunda temporada repleta de tan buenas frases como la primera. Una sucesión de insultos, agravios, encierros colectivos, juegos familiares, mala sangre y vómitos (no únicamente prietos) de los que sacar mucho jugo. Demasiado. Ten hijos para esto, para que se maten entre ellos, por la tarta, el pastel, las guindas, las pizzas y el marisco que se va a la basura. Del padre rata a los hijos todavía más ratas, más siniestros, más canallas. De una chimenea no cae nada bueno. Nunca. Tiene narices que tenga que esperar a Succession para enterarme de la Ofensiva Brusílov. Vaya unas narices, pijo. ¿Seguro que Platón no era uno de los hermanos Marx? ¿Cazar mamuts? ¿Médicos? ¿Defensa frente absorciones sin sentido? ¿Alguien que hace lo que le sale de los cojones es la Arabia Saudí en persona? Vivan los reyes de Dinamarca. Comprar, comprar y comprar. ¿Quién nos vende las noticias que leemos? ¿Quién lo que escuchamos? ¿Por qué cualquier gilipollas seguido por millones en Twitter tiene más importancia que veinte periódicos? Todos somos marionetas. Verdad, mentira... ¿qué diferencia hay? Que sigan las medias verdades. ¿De verdad que podemos ir a Hungría a disparar sin consecuencias? Advertir, provocar, matar. O lo que haga falta. Siempre hay un traidor a tu lado. Siempre. ¿Eres un pervertido si bebes leche? Y siempre hay termitas en el barco. Siempre. Champán (con o sin sed) para comprar lo que sea en un puto país de mierda con diamantes de sangre (o de los otros). Poner desinfectante en las manifestaciones. Estaría bien. ¿El nazismo es el límite? ¿No podemos ponerle al perro el nombre de la perra de Hitler? ¿No podemos ir de vacaciones al nido del águila? Habrá que probar a pincharse ginebra en el culo. Es necesario. Muy necesario. Y al hijoputa de turno, el pack completo: colonoscopia completa, preguntar si eres seguidor de Oswald Mosley, ignorar si las SS son una agencia de modelos, añadir Mi lucha a la lista de libros obligatorios de 4º de ESO. Hay que reconocer que un susto nos viene bien de vez en cuando. Un buen jodido susto, de esos que te cambian la vida. ¿Son los antifascistas unos (mal)nacidos para los dueños del show business? ¿Y por qué las cebollas no huelen a miel o melocotones? El guión, siempre el guión. Con el encierro siempre llega la salvación. Viva la república, y sus senadores y la plebe... a distancia. Y siguiendo a Fulberto y la carta y su "incólume" recuerdo y las famosas seis palabras. Seis. ¿Seis únicamente? Recordemos el Medievo y lo que hace un siervo respecto al señor: vasallos todos. Todo es mentira. La teta de Soros da para mucho. Muchísimo, antes y después del 1-O, antes y después del pujolismo-leninismo, antes del fascismo institucionalizado. ¿La política en la balanza de la prensa es como la salmonelosis? ¿Seguro que es tangible la verdad? ¿Sirve de algo la integridad? ¿Por qué fusionar algo que no se puede unir? El puto dinero, el único que siempre sale ganando. Más o menos, como la mentira. Pero cuando toda esta mierda es televisada, sale lo peor y lo más cutre, lo más falso y ruin que llevamos dentro. Es Rosa Belmonte quien mejor ha estado reflexionando sobre el asunto, y lo hace rozando lo maravilloso. Hay que deleitarse con cada diálogo y hacerlo en bucle, aunque no nos guste el resultado. Pero da igual, el show de Hamlets y payasos borrachos es grandioso. Luego, cuando ya no tengamos sucesiones que esperar, añoraremos a esta panda de cabrones, que es lo que son. Y esa última cena, reconvertida en almuerzo matutino en yate, buscando el Judas perfecto. Porque después de todo, se trata de eso, como en cualquier vida, culpar a otro, buscar las monedas de plata y ofrecer una soga (en este caso, también bien cara) para que busque el árbol perfecto. Pero hay cenas que se adelantan y otras que se repiten, y otras a las que mejor no existir. Besos, abrazos y copas perfectas para buscar el holocausto familiar, la tragedia bíblica que recordaremos todos, porque en todas las familias hay un Isaac que adelanta todo. Y muecas croatas para acabar de joder el asunto mientras se trocean los folios y hay sobres por abrir.
Coda: La gran pregunta de la humanidad: ¿Dónde está el puticlub más próximo?
Coda 2: ¿Spengler y Gibbon eran los grandes?
Reflexiones previas al chiste
Aristas distintas para analizar una misma pieza. Estrechar manos en mitad de un aeropuerto cercado. Siglo XXI. Como suelen decir los argentinos: "No sabéis lo bien que vivís". ¿O era "vivéis"?
domingo, 13 de octubre de 2019
Mr. Inbetween. Primera temporada.
Asturias patria querida, Asturias… Perdón, perdón. No era Asturias lo de hoy. Australia. Australia de mis amores… Ahora sí. Ahora sí. Ahora toca Australia. Australia. Después de Romper Stomper (la serie, la película sigue en el tintero), le ha tocado el turno a Mr. Inbetween, un matón con su corazoncito, un tipo sin escrúpulos pero que saca (de vez en cuando) alguna buena acción. Pero el prota, Ray, tiene unas malas pulgas del copón, y cuando toca sacarlas, se sacan. Como debe ser. No hay moralinas gratuitas en la primera temporada de Mr. Inbetween: cuando toca matar, se mata. Preguntas con puntos suspensivos, personajes que viven del hampa más cutre, policías que no lo parecen, mafiosillos de medio pelo, supervivientes de un mundo sin demasiado juego que antes o después se encuentran. Mr. Inbetween si que juega con las casualidades: un robo que te lleva a situaciones complejas, un perro y un jardín que te cambian la vida, conversaciones ajenas que te llevan a líos, niñas que cobran cuando dices tacos, reflexiones sobre la enfermedad y un montón de buenas historias en capítulos cortos pero bien estructurados. Y sí, el infierno sigue siendo una cosa muy personal.
Coda: ¿Es compatible la existencia de Jesucristo con la de los unicornios?
viernes, 11 de octubre de 2019
jueves, 10 de octubre de 2019
miércoles, 9 de octubre de 2019
Our Boys. Primera temporada.
Empiezas a ver Our Boys y, desde el principio, el sentimiento es de angustia. Sabes que van a morir, sabes que va a morir, sabes que se va a liar con la Torá y el Corán a cuestas, pero no tiene remedio. Ninguno. Ni ahora ni en 2014 ni nunca. Imposible poner a este personal de acuerdo. Le doy vueltas y más vueltas en la cocotera al conflicto en Israel. Soluciones, ninguna; promesas, todas las que vengan y más. ¿Para qué? Para enquistar más el asunto. No tiene solución. Ninguna. Y el personal sufre y todo lo demás. Nuestros chicos y lo que puede pasarles en cualquier momento. Menudo asunto el que ocurrió en 2014 y lo que trajo aquello. Pero todo en esto de la religión, y el problema árabe-israelí es mentira. Todo se trata de mantener el chiringuito, los privilegios, el decirnos lo que tenemos que hacer y lo que no, el fanatismo, el tapar(las) de arriba abajo, de vender la estrellita y la media luna como si todo girara en torno a ellos. ¿Y quién sufre los daños colaterales? Las familias. Vivan las fábulas educadoras repletas de fanatismo y cerrazón, de cierres socioculturales (parezco FCJ) y de mierdas disfrazadas de religión. Y el cambio en las familias que sufren. Porque al final, después de tanta mierda, hay mucho sufrimiento y odio, jodiendas con vistás al Tiberiades y a montes en los que asesinar. Y todo lo demás, también.
martes, 8 de octubre de 2019
Septiembre 2005
La limpieza. La limpieza y lo que te encuentras. Entrada planetaria. Septiembre 2005. Me acuerdo de aquel sábado como si fuera ayer: el mal tiempo, la llovizna de por la tarde, Onda Regional para escuchar si se suspendía el concierto, la visita desde la residencia catastral, Clovis, la escalera con Don Importante, saludos a José Ángel, el del DNI pidiendo permiso para sentarse cerca... Y luego Jota con su polo blanco, su pitillo, su copa de vino... Y todo lo demás.
Conversaciones de madrugada
En esas estábamos hace un rato, charlando vía grupo de mil demonios sobre Montejurra, Carlos Hugo, la chica de Holanda, los pistoleros y todo aquel asunto de auténtico descalzaperros. ¿Foral? ¿Federal? ¿Monarquía? ¿Comunistas fuera?
Espíritus a los que recurrir
Habrá que tener una tercera recaída. Para ayer, antes de acabar con sucesiones de placer y acabar con nuestros chicos y con lo que haga falta. Y volver, volver, volver. A esa cacería, a esa huida.
La palabra es lo vivo
Ahora todos somos expertos en Unamuno y Jugo. Todos. Hasta los que no lo hemos leído. Habrá que escuchar, y leer, pensar un rato, y acabar la frase de (otra vez) en infinitivo. En jodido infinitivo. Tiempos pasados que vuelven para tripear (dentro y fuera de Puerto Lumbreras).
Coda: Y mientras seguimos debajo de los porches. De los de aquí y de los de fuera.
lunes, 7 de octubre de 2019
El tiempo como medida
Cambio, duración. Más cambio, más duración. ¿O era al revés? Bloch, Braudel, el resto: abrid vuestras bocas desde vuestros sepulcros. ¿Nadie recuerda ya a la EDLA? Nadie. Ya lo dijo FP: "Never, never, never".
viernes, 4 de octubre de 2019
The Politician. Primera temporada.
No pasé del segundo capítulo de AHS. Y con The Politician estuve casi a punto. Casi. Pero había que hacer un esfuerzo entre mapas, climogramas y perlas de colores. O perlas de toda la vida. Dice Rosa Belmonte que esto serán 5 temporadas y hay que habrá que esperan a lo que Ryan Murphy se le pase por la cabeza. Empieza con una lucha y un suicidio, libros y biografías de presidentes, novias que se pasan al lado no binario y oscuro de la vida. Todo mentira. Todo mentira. Siempre. La primera temporada de The Politician, entre dolor y sacrificio, es una metáfora del odio y de la envidia. Tengas mucho, seas adoptado o hijo de un bengalí y muy deseado, al final el asunto va de envidia o tengo números rojos en la roja cartilla de ahorros. Sí. Todavía está el personal así. Lo mejor es aceptar el dolor, el segundo plato, utilizar el cáncer, utilizar las redes sociales para decir que es mentira. El misterio y las cornetas. Las jodiendas. Las lágrimas. Las corbatas. Cafres del mundo, formad un partido politico y conquistad el errejonismo. O leed el Eclesiastés en las puertas de un casoplón con tinajas en Galapagar. Poned a vuestra exnovia detrás de una columna. No hay nada nuevo bajo sol. No. Nada como no entrar bajo una puerta, nada como dar pena, nada como un mundial de atletismo en un país de cafres y cafres que solo son dictadores caloríficos. Y en ese capítulo segundo del Eclesiastés, leído con Tame Impala de fondo o con el Chicago de Sufjan Stevens, está todo: "Turn, turn, turn". Y la señora de AHS, la señora del cartero que siempre llama más de una vez, y los guantes para coger las rosas y los cuadros de mamá y las universidades que te hacen esperar. Y todo eso, con dinero llamando dinero. Todo es mentira hasta en la enfermedad, hasta en la discapacidad (no hace falta ir a Aragón, ni a Argentina). Pensar que eres Obama y acabas siendo Ford. Tito Gerald. Todo mentira. Todo picante. Todo un zumo de piña caducado servido por unas monjas que deben pensar en la utilidad del infierno. O de la ausencia de infierno. Del puto infierno. Y si hay que ver el intento de asesinato de Reagan diez veces, pues lo vemos. Una y otra vez, en bucle. Hasta el infinito. Hasta el puto infinito. Y recrear el de AL. Y lo de Martina Navratilova... De traca. Y buscar pretextos, y renacer de las cenizas y escapar y salir corriendo y volver a reunir al jodido grupo fundador.
Coda: ¿El grupo fundador? ¿De verdad se pueden reunir viejos amigos/enemigos para recrear un asunto en plan retador?
Coda 2: Ríete tú de triángulos, de hermanas carpinteras, de exnovias fundadoras de partidos, de la partitocracia real, de la ilusión de la delicadeza, de la melancolía (¿no era bilis negra?).
jueves, 3 de octubre de 2019
miércoles, 2 de octubre de 2019
Discursos con final feliz
¿No nos va la diversión? ¿Tenemos vida? ¿Todo es mentira? Si no se habla, nunca existió. Nunca.