martes, 24 de diciembre de 2019

Mr. Robot. Cuarta temporada

Cuando empiezas la cuarta temporada de Mr. Robot esperas catarsis desde el primer minuto. Pero eso es imposible. Oscura y tenebrosa (como casi siempre), con un tiro en la sien para empezar, Mr. Robot va cerrando círculos, explicando pasados de países con rosas blancas y corazones oscuros, metros que no llevan a ninguna parte y jodiendas con vistas a una Navidad que se acerca pero que sabes que es negra. Y en Mr. Robot, para acabar, esa catarsis le da hilo (negro, bien negro), desde el cuarto episodio de la cuarta temporada. A partir de ahí (vaya cuarto oscuro), sin frenos baja el Tourmalet... y lo que Ocaña hizo después de la ruina y los vinos y todo lo demás. Esos encuentros que no llegan a ninguna parte, esa jodida música navideña antes del Apocalipsis. Rutina antes de Nagasaki. Mr. Robot, desde ya, en los altares. Y luego pensar el lugar del que eres y el lugar en el que deberías estar. O tener que olvidar sin querer olvidar. O una patada en una bañera. O gordas taxidermistas vendidas al lado oscuro de la fuerza. O no. Todo es mentira. Socios, colaboradores y pensamientos obtusos. Y esos actos del octavo capítulo. Para ver, volver a ver y lo siguiente. Y el rayito de esperanza, escalera arriba, escalera abajo, puede funcionar. O no, pero está ahí. Es posible, tanto o más que alguien te recuerde Los tres días del cóndor. Ideas, arenas movedizas, conspiración mundial, RBP (ricos blancos pendejos para todos). Para todos. El Infierno sigue lleno de buenas intenciones, y el dinero no lo es todo. Pero casi. Y mirar(te) al espejo y buscar un plan b, buscar una alternativa a la jodienda que se supone que te mereces (o te han obligado a merecer). Pero quizás exista un mínimo de justicia social (¿poética?), de posibilidad de equilibrar la balanza, de que todo no sea dolor y rechinar de dientes. ¿Es posible redistribuir la riqueza? ¿Es utópica nuestra existencia? ¿Qué pijo hacemos perdiendo el tiempo? Y esos tres últimos capítulos en los que te das cuenta (otra vez, enésima potencia) de que todo vuelve a ser (en su bucle) mentira. Mentira podrida. Todo. Todo. Todo. Una puta mentira institucionalizada (o no). Puta mentira. Canciones repetidas, años atrás, en mitad de la mentira. Y retinas y lágrimas y todo lo demás.

lunes, 23 de diciembre de 2019

Foodie Love. Primera temporada.

Deja la primera temporada de Foodie Love dentalladas, destellos, lucidez de frases que hablan de lucidez según Ana María Matute. El Infierno sigue lleno de buenas intenciones, pero hay que exigir, con un buen presupuesto, algo más que conversaciones taciturnas y alargadas. A veces, muy alargadas. Viva la lucidez, viva la ensoñación y viva, sobre todo, la mentira. Pero las mentiras pueden reducirse. Estaría bien, en mitad de preguntas trascendentes, reducir el asunto, no estirar tanto el chicle. Sí: el Infierno sigue lleno de buenas intenciones. Pero queremos que, antes o después, las buenas intenciones se resuman un poco. Un poquito más. Coda: El puto bote de mayonesa caducado entrando por tu boca... Coda2: Portishead al poder, pijo. Coda3: ¿Por qué abusar de la frivolidad en los primeros capítulos? ¿Por qué no quitar las dos primeras horas? Coda3: ¿Qué pijo es eso de la culpabilidad no haber querido bastante? Coda4: ¿Número o cuánta gente hemos puesto en un rincón oscuro de nuestra cabeza? ¿Se lo merecen? ¿Somos injustos?

1994

Empieza 1994 con un debate, algo que nos faltaba en 1993 y 1994. Berlusconi y otro. Porque esto va de Berlusconi y los otros: aparece Maroni, aparece Bossi, aparecen la nietísima del Duce y otras diputadas, aparecen elecciones europeas y aparece el Mundial del 94 y el partido contra España y el partido contra Bulgaria y resucitan muertos que creíamos muy muertos y mujeres con pretensiones que (aparentemente) son floreros. Vaya tela con 1994. No deja títere con cabeza. Ahora que vivimos en España esta atomización, esta italianización de la política, está bien recrear(se) en la bazofia bien hecha, bien rodada. Ahora no llueven monedas pero llueven votos, se roban diputados y diputadas, se ciudadaniza el fracaso como azucarillo en el café. Al fin, en la política, en el fútbol, en la vida, siempre todo es mentira. Muy mentira. "En política hay que saber ceder", comentan en un momento de la serie. Ceder. Ni más ni menos. ¿Cedían algo Costacurta, Albertini y Donadoni? Pues no. Va a ser que no. Aunque todo tiene un precio. Siempre. Una foto con la orejona, una camiseta con tu nombre, un recuerdo de SP y el rey de España en el 82 y aquel famoso "ya no nos alcanzan". El precio, los zapatos limpios, el desván y las jodiendas en la habitación de atras. Cabalgad, cabalgad, malditos. Pero luego hay saltos y teatro, mucho teatro: en islas, en salas cerradas en saltos temporales. Y llegamos a 2011, y la prima de riesgo y mentiras institucionalizadas. Muchas mentiras, y no solo institucionalizadas. Y hablamos de Pirlo y Drogba, aunque no lo hemos visto jugar, o, tal vez, sí. Y punto. Vivan las mentiras. Las putas mentiras. Viva el pasado, el puto pasado y pasado mañaña.

sábado, 21 de diciembre de 2019

Pure. Primera temporada.

He visto la primera temporada de Pure entre viajes autobuseros, evaluaciones y pérdidas de tiempo en general. En distintos generales. O pérdidas de orina a la altura de Concha Velasco. Cada uno que busque citas bíblicas para el diablo que se merece. Y Pure, en mitad de caballos y cadenas, de arrastres y pasado, nos pone en la tesitura de tener que elegir. Bandos. Siempre entre el bien (¿qué pijo es eso?) y el mal (¿qué pijo no es eso?). ¿No tenemos término medio? ¿No hay posibilidad de equidistancia? ¿No hay algún bando sin bandera? Parece ser que no. Que al final todo el mundo te tiene pillado, te tiene controlado, te tiene manipulado. Muy manipulado. Y si no puedes elegir, solo queda dar(le) hilo a la cometa, estirar el puto chicle y que no te atropellen en un jodido paso de peatones. Triste todo, incluso siendo menonita. Y todo es mentira y nada es lo que parece (como siempre, y en plan Desorden, "la vida pendiente de un hilo"). ¿Y qué hacer? ¿Seguir?

Será por traiciones

Que le pregunten a Oliver Stone por frases de JFK... ¿Siglo XVI he escuchado? ¿Seguro?

Sueño

Gregorio Parra y sus secuaces lo han vuelto a hacer. No me digas que fue un sueño. Nada como retratar a un régimen (en este caso el de la RDA, y la STASI y todo lo demás). Una de esas escuchaS que hay que hacer aunque no estemos en la RDA. Y va a ser verdad: NO. NO. No fue un sueño.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

lunes, 16 de diciembre de 2019

jueves, 12 de diciembre de 2019

Con plomo en las alas

Llegó a mis retinas y mis oidos el nombre de Pedro Corral por sus intervenciones en instituciones madrileñas. Un tipo de los que, a la primera, te das cuenta de que ha leído mucho. Mucho y más. De los que los más jóvenes (los que todavía tienen tiempo) deben aprender. Y escucharlo. Estas personas, con sus manifestaciones y palabras, enseñan. Y de estos libros hay que leer fragmentos en clase a los alumnos (incluso, si hace falta, hasta la dedicatoria). He tenido la suerte de explicar en más de diez institutos distintos aspectos de la Guerra Civil Española y (casi) siempre [no sé lo que me falla la memoria a estas alturas de la película], que allí salieron (y por ende, salimos) perdiendo todos. Empieza recordando Pedro Corral, aparte de a Ignacio Saavedra, a sus padres, "de quienes aprendí lo que la Guerra Civil". Ahora hemos adquirido la mala costumbre de no aprender nada, ni errores ni (des)aciertos, ni de aquella GCE o también llamada por otros Cuarta Guerra Carlista. Cada uno que ponga el nombre, el retrato, el adjetivo calificativo o especificativo que quiera. Será por charcos. Al final, posturas enfrentadas en muchas familias, entre hermanos y parientes, sacado el lado más cafre pero también el más humano de la vida. De todo había en las España de 1936, en la del año posterior donde se enmarca este Con plomo en las alas, y en la de 1938 y en la que vino después en 1939. Y el resto, la que nos empeñamos en desenterrar, con especial mal gusto en teles públicas (y privadas) minuto a minuto. Siempre advierto a mis alumnos: Todo es mentira y manipulación. Y aparece el Algete preniki y otros aeródromos. Escribe PC que nuestra existencia es azarosa, pero hay que reconocer(se) en un espejo para evitar malas interpretaciones. Hasta me ha hecho buscar información sobre el aeródromo de Los Alcázares y el resto de la actual CARM. Casi nada. Y empezar a reflexionar sobre el modo de que utilizaron a los españoles los alemanes, los rusos, todo Cristo... trayendo aquí a precio de oro y todo lo demás. Y aprender sobre aviones, y leer sobre los Fiat, y los Heinkel, y los Messermith, y los Chato y los Katiuska.. La historia del yanki que llega a España para luchar con la República ha sido, quizás, exagerada. Magnificada no sé si es la palabra. No lo sé. Pero esa aureola no fue siempre real. Aquellos gringos (o este en particular) venían también por otros asuntos: dinero, dinero, dinero. Dinero. Pero luego se encuentran otra cosa. No todo era la España del Quijote (la primera que tiene el prota del libro). ¿Pero qué España esperaban encontrar? Sirve como imagen la descripción que hace Pedro Corral utilizando las retinas del gringo, la de una España sin Revolución Industrial, la de bestias de siega en vez la maquinización... ¡Viva la Revolución... Industrial!! Y también nos ayuda a visualizar los territorio fueran o no controlados por anarquistas. Y las palomas... Los que pasan por este blog ya saben mi opinión sobre las palomas... Mejor no subrayarla (con boli rojo) más. No. Y ahora que los amenabarianos han descubierto a barbudos que no conocían no está mal recordar esa "ciudad bíblica" salmantina. ¿Había vida antes de Amenábar? ¿Había cine antes de Amenábar? Vaya usted a saber. No venimos a esta vida a ser reconocidos por nuestros hechos... O tal vez, sí. También nos ayuda Pedro Corral a recordar, o por lo menos para recordarlo a los que no lo sabíamos, que al no ser reconocidos, en aquel momento brunetístico del asunto de la GCE, los bandos como beligerantes, no se podían aplicar los acuerdos de las convenciones ginebrinos... ¿Recordamos lo que queremos siempre o lo que nos interesa? Y también hace referencia el autor al día a día en las grandes ciudades, y que hubiera carne todavía en esos 37 en plena Gran Vía madrileña. ¿Por qué un gringo viene aquí con el pretexto de ser instructor y luego hace lo hace? Pues como todos: hacemos lo que nos dicen que hagamos. Todos, no. Casi. Casi todos. Y también, en mitad del horror, esa capacidad para desconectar, para jugar una pachanga futbolera con una pelota trapera. Y siguiendo con comparaciones amenabarianas, esa descripción de la Prisión Provincial de Salamanca, todavía joven tras su quinquenal apertura. Y esa vida cotidiana del condenado, esa espera antes del fusilamiento, esos vómitos, ese saber que tienes los segundos contados, esa esperanza en el tiro de gracia, ese.. Y también nos ilustra PC con palabras el enfrentamiento, la lucha, la contienda entre las dos Españas respecto a la propiedad y la religión. Buen argumento ese para la España del 1937 y la de 2019, pero quizás también para la de 1934, pero también para la de las desamortizaciones. Y todo esa jodienda con vistas a Brunete en mitad del experimiento, del juguete de las potencias que encima (!!!) se hicieron de oro (unas más que otras) con la GCE. Y la rivalidad topgunera yanki, y preguntas sobre deportes, y canciones que recordar y los ojos de los que ven como extranjeros vienen a luchar por "su España". ¿Mentalidad? Y volver a un baño caliente después de días, y los recuerdos de los hoteles Florida y Gaylord, y tito Ernest, y tito Robert con su tita Gerda, y el tito Herder de TNYT, y las pelis en el cine en plena guerra y todo lo demás. Y de las conclusiones del libro, de lo que dicen los viejos y lo que pasó y pudo pasar y realmente pasó, entramos en Historia Ficción (otra vez): esa repetida figura de Francisco Franco como "regente" a la espera de un rey que hubiera sido solo de la mitad del personal español. Difícil, tanto o más que el desayuno de agua con achicoria. Y el papel de la propaganda y esa libertad ya en el invierno de los cuarenta. ¿Orgullo? ¿Recuerdos? ¿Necesidad? ¿Obligación? Que no se nos olvide ningún detalle de aquella historia. Ninguno.

Gracias Corrochano

José Luis Corrochano es otro de esos tipos a los que da gusto escuchar... y escuchar los himnos con los que ameniza el programa. O sus programas. Quién me mandaría a mí no terminar Periodismo...

The Sleepers. Primera temporada.

He visto hiperfragmentada la primera temporada de The Sleepers. Entre temas y prácticas y unidades didácticas y exámenes y comentarios y jodiendas sobre sobre parques naturales la he ido dejando para ratos de desconexión de diez minutos. Hay que verla. Espías, los últimos días de Checoslovaquia, la StB (gracias por no hablarnos del KGB, ni la Stasi, ni la StB, profesores de la facultad), ingleses pensando en el día después a la caída del régimen, bares poco recomendables, bases rusas y estrellita roja, música celestial, enfermedad, desaparición, favores que no se cumplen y otros que sí. O que tal vez sí. Dicen en un momento que la gente quería lo que el resto, "más dinero en el bolsillo". En el jodido bolsillo. Y The Sleepers es una gran mentira poniendo imágenes a la mentira del comunismo institucionalizado. Una buena idea llevada jodidamente mal a la práctica. Utilizando la nomenklatura con k, "manifiestamente mejorable". Pero hace pensar. Y si hace pensar, es bueno. No es agradable, deja puntos suspensivos, dejas espinas de pescado y secretos que ocultar. Muchos secretos: cartas, teléfonos pinchados, casas que investigar, persecuciones y personas que admiten que tras la caída del Estado, vendrá otro (quizás, aún peor). O mucho peor. ¿Cuál es el precio de la libertad? ¿Todo vale para sustituir la libertad? Todo es mierda en cualquier sistema político. O eso parece. Y cuando todo se va a la mierda, cuando los hospitales son muñecas rusas de dolor y llanto, cuando se pudren los cadáveres que hay hacer desparecer en sosa, siempre hay un tipo, o varios, a los que cargar el muerto. Información y desinformación y todo lo demás. ¿Mear sangre también es mentira? ¿De verdad alguien pensaba que el comunismo no se iba al garete? Con el comunismo me pasa como me ocurría los últimos meses de Galerías Preciados en la Gran Vía de Murcia, que ibas pensando en encontrar alguna ganga. Pero ni gangas ni chorradas, solo estanterías semivacías. O vacías. No sé si es una buena imagen, no sé si como dicen en The Sleepers Checoslovaquia no era Europa del Este sino Europa Central. No lo sé. De todo hay en la viña del Señor. Un poco de todo. Coda: Ahora lo llaman el relato. Controlar el relato. El puto precio de la felicidad de la mentira. Y vaya puta mentira. Coda: Y como en toda buena historia, a nadie le interesa la verdad. A nadie. Que suenen violines. Música celestial. Terciopelo para todos.

martes, 3 de diciembre de 2019

Pensad

Ya sé que digo, hablo, medito. Sobre el pensamiento. Sobre ese jodido verbo. Pero este video da que pensar. Pensad. Pensadlo.

Murcia Río 2019

Nada como ir un rato al Gabriel Pérez Cárcel (sin peleas con madres que no saben conducir) y encontrar al charco milenario e incombustible. Yeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeepa.

lunes, 2 de diciembre de 2019

El irlandés (2019)

Pintores y viajes en coche, residencias de ancianos para contar batallitas. El irlandés, otra batallita. Otra, pero con la nueva perspectiva netflíxtica. Todo cambia. ¿Recuerdos de Cuba? ¿Dejar de fumar y meter a Fidel Castro en una misma frase? ¿Nos hubieran dejado a nosotros si hubiésemos escrito el guión? Por supuesto que no. ¿Lo siguiente? ¿Un remake de Pulp Fiction en la ene roja? Vaya usted a saber. Y carne, y desapariciones, y los abogados jodiendo la marrana. Y la nariz de Joe Pesci, y recordar JFK y aquellas jaranas cubanas. Pero eso es otro cantar. Y el Señor Lobo convertido en jefe de Filadelfia. Y la guerra, y sus recuerdos, y el miedo, y rezar y todo lo demás. Día a día, supervivencia. Y manos que pisar, destrozar. Manos ejemplarizantes. Y más batallitas del dinero negro, y lo que hay que hacer se hace para mantener una familia. Y ascender, y subir escalones, y llegar a la cima. Y cambiar de montura (o como se diga). Y a los tres cuartos de hora, el sindicato. Sale la palabra. Hoffa. Hoffa en 2019 sería un creador de tendencias, un ser al que seguir en redes sociales, un tipo al que imitar y reconocible en cada uno de sus movimientos. Y eso hace pensar, y si piensas, estorbas. Mucho. Peligroso. Diana. Adiós. Y cuando estás en un altar puedes ser venerado pero, sobre todo, odiado y envidiado. Y captar afiliados era como instagramear seguidores. Y de ahí al asesinato, un rechinar de dientes comiendo costillas de cabrito. Un momento. Préstamos de camioneros para Las Vegas. Y más teorías sobre la victoria de JFK en Illinois a cambio de recuperar Cuba. Teorías, conspiraciones y todo lo demás. Traición tras traición. Una detrás de otra. El irlandés es una sucesión de historias y muertos, de lo que iba a ser pero no pudo ser, de lo que se pudo cambiar pero se jodió. Jodiendas con vistas a la bahía, y no solo de la de Cochinos. ¡Viva la Patria! Vaya palabras de Castro. Y la cárcel, y el fraude y la extorsión y la caída de los hermanísimos. Y lo que no puede acabar bien, no lo hace. Y los ojos de Anna Paquin, esa mirada. Y los recelos y la desconfianza y los malditos celos. Lo inevitable. Y los daños colaterales. Y una frase, una frase, una frase... Coda: La bursitis. La puta bursitis...

jueves, 28 de noviembre de 2019

SIDI

No. No estamos hablando del sindicato. No. SIDI. Hablamos del último libro de Pérez-Reverte, al que le hemos metido el colmillo entre viajes de autobús, 26A al 28, del 26B al 50. Sangre moruna y cristiana, pinchos morunos y pinchos de pollo. Y al final, tres pollos y varios corderos. Un poco de todo. Empieza SIDI con campanas en el suelo. Pero el personal, el moruno y no moruno (que somos minoría en el 26, en el 28, en el 50) te mira raro cuando cierras el libro y empiezas a buscar en el diccionario del teléfono palabras como ruana, aceifa, aljufa, agorbe, arpillera, brocal, arzón, almófar, zalá, venablo, loriga, belmez, vivac, aljubas, y vuelves a buscar morabíes, agareno, jacerina, ruano, costaneras, añafiles... Y sigues buscando palabras, palabros, palabres... Y piensas en pan de 3 días y vino aguado y olor a sudor. Así era aquella época. Pero en fin. El libro hubiera quedado mejor con la mitad de páginas, sobre todo con las primeras cien que se hacen un poco largas (¿o eran los frenazos del autobús?). Y empezar a recordar a la profesora Martínez Carrillo hablando de que andaba por tierras buscando Santa Gadea... y era Santa Águeda. ¿Fue así? Y esas mesnadas, con familias y parientes lejanos, con dos sobrinos de SIDI a su lado, y medio pueblo detrás. Medio Vivar. Y el destierro, y recordar las batallas estudiadas en los manuales y en las oposiciones (he escrito durante años convencido que era Golpereja y no Golpejera). De la de Llantada no me acuerdo. Y creerte moro, con tus cuatro mujeres. ¿Somos más de poliginia o poligamia? Cuestiones, dudas, preguntas, observaciones. Siempre. Y medir el tiempo en credos, en oraciones, en llantos, en gallos y madrugadas con luna o sin ella. Está bien SIDI conforme van pasando páginas, y vas contando semáforos, y puentes del Segura a su paso por Murcia. O no. Y los burgueses de Agorbe pagando a los sididianos para que acaben con los moros fronterizos. Y las luchas entre hermanos, da igual la religión y el color de la piel, la latitud o la parte de la Biblia o del Corán que nos interese. Igual, lo mismo pelean Sancho y Alfonso que Mundir y Mutamán. Y el recuerdo de Sofía Loren... digo, de Jimena, y de las niñas, y de todo lo demás. Hasta Berengueres Ramones andan sueltos por SIDI, y Tizonas y caballos varios como Babieca, Cenceño y Persevane, y parias, y extraños compañeros de batallas, y hermanas viudas de reyes que te hacen subir el ánimo, y el sitio de Zamora y Dolfos que golfean, y San Pedro de Cardeña en el recuerdo, y la batalla de Cabra (otra de la que no tenía ni idea). SIDI requiere consultar muchos datos de aquel siglo XI que parecía o no quería morir. Pero murió, como todos, con pestazo a mierda, sangre y meados (mejor eso que oler a quimio, a lejía de hospital, a suero y a mirada de auxiliar borde que te limpia el culo). De todo ahí en el Infierno, y el infierno es una cosa muy personal. Siempre. Y la tierra fronteriza, que no del Fornite o fornitera, siempre peligrosa (aunque dicen los entendidos en la materia que la fornitera también se pone tibia a veces. Muchas veces. Y huir, y volver a huir, y huir mil veces como si Luis Aragonés te dijera que hay que huir. Y esas conversaciones mezclando latín, castellano, franco, árabe. Franco. Sí. Porque a los ramonberenguianos o berengueramonianos APR los llama francos, que es lo que son. Visca Francia lliure de catalanes. O lo que sea. Al final, los libros son interpretaciones de hechos, y jugadas mentales que nos hacemos y nos sirven para distraernos cuando un autobús se para en 17 semáforos en un trayecto de cuatro kilómetros. No está mal SIDI. No. Y las vías romanas como autopistas hacia la guerra. Y las etiquetas que en el pasado recibió Rodrigo, llamado perro enemigo, y el infame, y el maldito, y azote de los creyentes. ¿Qué creyentes? ¿Qué paganos? ¿Qué herejes? Todo es mentira. Todo. Y haciendo un deeme, el prestamista de turno, esperando resultados óptimos no vaya a ser que fuera señalado, como siempre. Siempre en el alambre, siempre la estrella de David pendiente de otras sectas peligrosas. Ya se acerca el festival del Segura sobre ellas, muy pronto. Al tiempo. Y ya tenemos latiguillo que sumar: al ya clásico "me cago en los muertos de Napoleón" hay que añadir el "me cago en los hijos de Witiza". Siempre hay un Rodrigo y un hijo al que recordar, pero nunca que te llamen hijo de cobarde. Nunca. Y no renunciar a las ideas, y ser fiel a uno mismo. Lo demás, a tomar viento. Y tener envidia de poder crucificar a los hijos de Satanás tras una batalla, con un hijo de perra a la dercha y un hijo de cerda a la siniestra. Y todo lo demás, también.

Hernán. Primera temporada.

Demasiados saltos temporales en la primera temporada de Hernán. Demasiados. Mundos por explorar partiendo de un Medellín español que queda muy lejos del americano. Tópicos y sangre, locura y perversión la de aquellos primeros conquistadores en casa ajena. Escaramuzas ante grupos que no eran hipernumerosos. Indias y concubinato, escaleras de terror y cerrazón chaconesca, vigas y huidas y vueltas atrás y más leucocitos saltando desde la televisión a sofá. Oro que buscar y oraciones que rezar, libros que escribir para dar detalle e todo lo que ocurría. Cambio de cromos, plumas en el pelo, indígenas que desnudar y vírgenes que desde su tablas lloran por los soldados del rey. Dioses humanos y cantos de guerra, y el otro Dios siempre en la boca a la hora de pensar, de creer y de buscar un plan b donde únicamente había un plan a. Tribus que aniquilar y cartas que jugar. Destrezas en mitad de un dantesco juego de ajedrezen en el que hay que matar o morir, sobrevivir hasta que el oro funda y Moctezuma muera. O lo maten. Y se vuelve a comprobar el axioma: el Infierno está lleno de buenas intenciones. Noches tristes, ojos azueles, quinto del rey, soldados castellanos y los iris de Doña Marina. Y no solo los iris.

sábado, 23 de noviembre de 2019

Mr. Inbetween. Segunda temporada

Ha vuelto Mr. Inbetween poniendo énfasis en las relaciones personales (y no solo en el matonismo). En esta segunda temporada de Mr. Inbetween nos damos cuenta de que hasta los más sanguinarios tienen su corazoncito (y siguen creyendo en los unicornios, que eso también es importante). Nada casual por el camino. Pero algunos encargos duelen más que otros, algunos te hacen entrar en un túnel de recuerdos y maletas, de vías hacia ninguna parte y cláusulas no escritas pero hay que cumplir. Pero antes o después todo sale por los aries, y toca la justificación de la violencia. Sin la violencia, sin el uso de la violencia, quizás hoy todos hablaríamos alemán. O tal vez, no. Tal vez, hablando y soltando las palomas de la paz, todo sería concordia y buenrollismo. Y si que las mujeres hacen grandes preguntas y preguntas que te meten en líos. Y la lluvia y la conciencia y los corazones rotos y los encuentros en los supermercados y todo lo que no queremos hacer pero debemos hacerlo. La Segunda Guerra Mundial no se ganó con buenas palabras. No. Pero en mitad de la deriva, en mitad de un océano del que no podemos escapar, hay una lucecita que nos avisa de que algo tiene solución. Después de una gran noticia (no falla) siempre viene una peor, algo que desencadena el Infierno de lucidez taciturna. Y cuando parece que todo ya no puede empeorar más, empeora y se sacan los más bajos instintos. Y con los niños no se juega. No. Viva el matonismo con principios, el ilustrado, el que te da de comer pero te hacer leer La Enciclopedia y creer en Diderot y en los santos y difuntos y mártires que hagan falta. Pero la derrota llega y si hay que acabar en plan bíblico, se hace. Y punto.

jueves, 21 de noviembre de 2019

El puto jodido himno de la generación vacía

Hoy no toca hablar de la España vacía. No. Toca hablar de la generación vacía. Puto himno, joder.

¿Dónde?

¿ERE=GURTEL? ¿De verdad? ¿Ábalos? Aunque la pregunta debería ser otra: ¿Qué hubiera pasado si los abstencionistas hubieran sabido la sentencia de los ERE antes de las elecciones del 10N?

miércoles, 20 de noviembre de 2019

La Peste: La mano de La Garduña. Temporada 2.

Vuelven las cuitas a la hispalense ciudad a finales del XVI y volvemos a las andadas desde la fría Tierra de Fuego. Jodiendas sin vistas, porque desde el principio los ojos claros son arrancados, las putas siguen sifilíticas, el mercurio escasea, las monedas se pierden, las ausencias se eternizan y el dolor se hace más profundo. Muy profundo. La Peste: La mano de La Garduña sigue con el problema del sonido desde el principio, pero sigue con su sueño profundo, con su pensamiento brumoso, con su incienso y sus candelabros. Vaya jodienda que metió la Casa de Contratación en Sevilla. No solo metió La Peste. No. Se repite varias vece la idea de que estamos "condenados a servir". Por muchos gusanos de seda que tengamos, los segundos de terror son eternos. La peste nos hace pensar en esta segunda temporada sobre el garduñístico oficio del hampa entre salidas impenitentes, flamencos sin dientes, soluciones imposibles, pozos y llantos. Y sí: todos nos utilizamos aunque no seamos los mejores en algo. ¿Preferimos el respeto o el miedo? Nada. Todo tiene un precio, y si nos quitan el vicio (llamadlo putas, llamadlo cartas, llamadlo huida), todos se levantarán y protestarán. Hasta se mete LPLMDLG en historias de pleitos de censura y estados de excepción, en jodiendas con vistas a un Guadalquivir corrupto (aquella Garduña trajo esta setencia de los ERE's). El Principio de Peter hecho serie, en este caso con la figura de un asistente (o más bien, la esposa del asistente) obsesionados con el ascenso de una Corte que ya olía mal y que vivía inmersa en una corrupción que le llegaba al tuétano (aunque aquí lo que está muy presente es el laúdano). Vivan el chaqueterismo, los Baezas de la vida, la mentira institucionalizada. Coda: Pero siempre nos queda un poema para recrearnos en un mundo que se va al garete.

martes, 19 de noviembre de 2019

Mayans M.C.: Segunda temporada.

Vuelve la venganza, vuelve el pasado, vuelven los chanchullos, vuelven los rollos fraternales, vuelven las madres con peluca, vuelven las visitas a ciertas casas, vuelven las cajas con secretos. Muchos secretos desde el principio de la segunda temporada de Mayans M.C., sin espacio para el error. Una equivocación supone la muerte segura. Y a vueltas con el pasado, nos estalla en la cara. Otra vez. Otra vez el puto pasado en primera persona jodiéndonos la marrana. Siempre. Y los daños colaterales, y los nuevos grupos moteros de carretera, y las entregas voluntarias. Hasta intentos de huida (o escapada, que diría MAHN). Incluso paternidades desconocidas. De todo un poco, hasta el recuerdo de Jackson Teller en mitad de ninguna parte, y Happy con un papel destacada. SAMCRO hasta en la sopa, como debe ser y aunque no te guste la sopa (¿A alguien no le gusta la sopa SAMCRO?). No somos perfectos. No. Y la dice Chucky: "La perfección es la búsqueda de los necios". Casi nada. Y como siempre, al final, capítulo final que acaba de forma triunfante, con redención y venganza, con sangre y fuego chavesnovalesco.

viernes, 15 de noviembre de 2019

La casa de las flores. Segunda temporada.

Vuelve el si-la-be-o, vuelven las cuitas de la familia florista, del cabaret y de las canciones de Mecano y de La Bien Querida. Vuelve, para quedarse sin la jefa de los indios, La casa de las flores. Con distintos problemas, con un ritmo más lento pero igual de ojiplática que siempre. Sectas, gloriatrevismo, concurso, liberalismo en mitad del conservadurismo. Siempre con sorpresas, con giros inesperados, con talento y con puntos suspensivos. Telenovelismo ilustrado, estrellas y guirnaldas, citas a escondidas y mentiras una detrás de otro. La familia y sus daños colaterales. Iglesia y golpes de pecho, responsabilidades sin compromiso, dolor y llanto en mitad de la cobardía. Con La casa de las flores no hay medias tintas, no nos quedamos en retaguardia. Al final todo es mentira pero necesitamos una explicación, una jodienda con vistas a la caja de pino. Antes o después te sacarán a hombros, aunque no tengamos cadáver ni restos ni cenizas con las que hipercontaminar el Mar Menor (otra vez). Vivan los féretros de importación. Coda 2: Viva ese nosotros, nosotras, nosotres... tan de Federico. Coda 3: ¿Cómo cuantificar los peores días de nuestra vida? ¿Cuál fue el tercer peor día de nuestra vida? ¿Cuál fue el quinto peor? ¿Comparándolos con los mejores?

martes, 12 de noviembre de 2019

Somos la Ola. Primera temporada.

Resulta que la Revolución Alemana no la lidera una tía enseñando tetas con la bandera de Francia. No. No. La Revolución la lidera un alemán que está en un centro por medidas judiciales, con zapatillas Nike, pantalón de chándal de Kappa y camiseta de St. Pauli que lucha y mete sus ideas a una futura estrella del tenis, a un gordo agricultor jodido por el mundo, a una dibujanta que sufre acoso escolar y a un moro. Ríete tú de Élite. Reinserción o muerte. Colchones viejos. Huir. Falta una canción de Amaral. Y la variable droga que no falte. Nunca. Todo es mentira en esta vida. “¿La ingenuidad es lo único que nos queda para atacarlos?”. Mentiras y más mentiras. ¿Qué día no pasa a la Historia? Todos los putos días son importantes. La revolución de las birras calientes. Y todos haciendo el pavo en busca de la paz social, y a reciclar, y al ecologismo y a lo que nos metan con calzador. Somos la Ola pero vamos de maría orgánica hasta el hígado. A tirar la ropa, a hacer arte del grafiti ellos, ellas y elles. Con cerveza y sin ella. ¿De verdad que podemos vender humo sin daños colaterales? ¿De verdad no nos preguntamos si nos están utilizando? ¿Qué pasa con el gran apagón? ¿Quiénes son los malos? ¿Los ricos? ¿Los pobres? ¿La clase media? ¿Migraciones? ¿Naziestúpidos? ¿Los vagos? ¿Somos responsables de la mentira? Tópicos y abrazos, balas que se pierden en la noche, jodiendas con vistas a una historia que, como el Infierno, está lleno de buenas intenciones.

Italianización del escenario

Ahora que estamos ya en 1994 (Berlusconi para todos), vivimos la italianización del escenario político. Italianos todos, casi Catalanes todos. Y nuestro vodevil, por terminar. Estos políticos tan jovencitos que lideran sus partidos quieren eternizarse. Ni el padre de Lucas se va. Todo mentira. Piensan en sus intereses: el PSOE, pierde 800.000 votos; el PP, rajoyesco otra vez, únicamente sube medio millón; UP, o como se llame hoy, también pierde; VOX sube pero son votos inútiles en la aritmética política. Lo de Ciudadanos repite el upeydismo y el ucedeismo (dos millones y medio de pérdida). ¿Solución a la alemana? No creo. Todo es mentira y con esa asquerosa superioridad moral de esta "clase" (ya no decimos casta desde el chalé) política, nada. Nada. Y los voceros de esta mierda periodística, a lo suyo: "Vamos a contar mentira". La grieta sigue haciéndose mayor y ni en Murcia el PSOE aprovecha el caos del Mar Menor para ser fuerza principal política. Esto no tiene solución.

viernes, 8 de noviembre de 2019

The End Of The Fucking World. Segunda temporada.

Otra vez, en esta segunda temporada de The End Of The Fucking World, de amor, de desamor, de mentiras cotidianas. Notas que expresan palabras, notas de desesperación y falta de amobrosía. Volumen de miedo que sube y sube. Las cosas malas que nos pasan (que son muchas) y lo que llevan implícito. Y cuando ocurren estos hechos, nos damos cuenta de que no nos conocemos lo suficiente. La catarsis y las pajas mentales. Pasta eres y en pasta te convertirás ¿Somos únicamente problemas? ¿Las putas no aprueban exámenes? El bacalao y la capital de Letonia. Todo es mentira. Una gran mentira. Las putas, los putos, les putes. Aprueba todo Cristo, comiendo o sin comer (carmín). El copón y las trenzas. Mierdas y carteles, copas y dudas. Los exámenes y la mediocridad. Las esperas imposibles. ¿Finlandia no existe? ¿Cada pecado tiene su penitencia? ¿Nunca es nunca? El odio, los daños colaterales. Los viejos tiempos nunca vuelven. Nunca. El cerdo, San Martín, las morcillas, las balas, huidas desesperadas. ¿Soledad o locura? ¿Psicosis o realidad? ¿Tres multitud y cuatro despiporre (sin Guille)? ¿Es todo una puta mierda? Las dudas que te corroen y el dolor (y no solo de espalda). Ayudas milagrosas. Cartas pseudovictorianas. Heridas, y más heridas, y explicaciones que llegan tarde. O muy tarde. O rematadamente tarde.

Hache. Primera temporada.

La historia de la primera temporada de Hache es la de coger(se) a un clavo ardiendo, una historia de supervivencia, una jodienda con vistas al Tibidabo de la Barcelona de 1960. En ese ambiente de grises y corrupción, de jueces sobornados y perversión subvencionada, no todo olía bien. La mierda empieza a hervir y huele mal: todo huele mal en la primera temporada de Hache, todo es un ambiente que te lleva a la desesperación. Con buenas actuaciones, la historia se hace creíble casi siempre, entre tuberculosos y policías con traumas, con boxeo y drogas por doquier (hasta Lucky Luciano nos viene a visitar). Y el Infierno sigue siendo una cosa muy personal.

miércoles, 30 de octubre de 2019

Estamos equivocados (o tal vez,no)

Llevaba mucho tiempo sin pasármelo tan bien escuchando una canción, estando al lado de todo. Perdonand mi mala leche, pijo.

El bochorno televisado

El bochorno televisado se hizo visible ayer. Valle de los Caídos. Familia. Ministra como notario mayor del reino. Y el carrusel de deportes, minuto y resultado. Lamentable. Y esto es solo el principio. Ni los Ruiz-Mateos en sus peores momentos. No sé el modo de calificarlo. Lo peor de la carroña política se materializó ayer en un ejercicio que deja en bragas al peor NODO. Al peor.

¿Dónde la enterramos?

Ahora que llueven adoquines parece que las exhumaciones pasan a un segundo plano. O no. El mecanismo de destrucción y desinformación sigue fiel a su ritmo. Pero otros están más preocupados por el señor Pinkman y el modo de acabar su experiencia mística. Por cierto, ¿dónde enterraron a la asistenta del rubiales gordo? Gran pregunta.

The Capture. Primera temporada.

Lo real, lo imaginario, lo que creemos ver, lo que no vemos, lo que queremos ver, lo que no queremos visualizar. Todo absolutamente mentira. Mentiras y de lo otro, que diría la exministra y otros guionistas. Pero no. La primera temporada de The Capture son palabras mayores. Te mantiene en tensión de principio a fin, alfaomegaísticamente. Nada es casual entre servicios secretos, entre antiterrorismo, entre homicicdios. Y todo bajo las lupas de las cámaras que nos vigilan continuamente. Unas cámaras que pueden ser, a su vez, utilizadas para el mal o para el peor. Siempre hay que poner(se) en lo peor, en lo más difícil, en lo que nos mete en líos. Y lo tendencioso entra en una escena en la que todo es posible, y en la que todo nos lleva a la desesperación y la locura. Una obra muy bien hecha y con momentos de una lucidez que, aunque no queramos verla, hay que verla. Sí o sí. Ríete tú de Gran Hermano, de Kiko Hernández y de Ismael, de la teoría de la conspiración, de Julia y los caballos, de Mel y los taxis. En The Capture, otra vez, se demuestra que todo es mentira y que todo está manipulado, que no podemos creernos (casi) nada y que hay que andar con pies de plomo.

jueves, 17 de octubre de 2019

Válgame Dios

Está el personal indignado porque el ministro, el SuperJuez, el señor Grande-Marlaska estaba sentado de cena en el Válgame Dios (Primo hermano debe ser de los Madre de Dios murcianos) mientras Barcelona ardía por oriente y occidente, por la parte septentrional y la meridional, por la calle Aragón y por cualquier sitio. Que si los Mozos (¿primos de mocito feliz?), que si el 091 (qué gran grupo), que si los bomberos... Nada. Los camioneros sin poder hacer su trabajo, los repartidores de Amazon y Ali Babá y Ali Express de brazos cruzados (habrá que ver el impacto en el consumo amazonístico de estos días y el trauma que ha causado en ciertas personas no tener su compra del día) y el personal sin poder hacer su trabajo habitual. Y nada. Que uno no puede cenar en paz, y recrear(se) en Baudelaire: "En el pan y el vino destinados a su boca / Mezclan la ceniza con los impuros escupitajos". Ni cenar pijo. Ni cenar en paz de Dios (VD) puede uno. " ¡Y me embriagaré de nardo, de incienso, de mirra, / De genuflexiones, de viandas y de vinos, / Para saber si yo puedo de un corazón que me admira / Usurpar riendo los homenajes divinos!". Viva Baudelaire. Si Rajoy fue a chispar(se) en la moción de censura, ¿por qué no ha de cenar el ministro en mitad de la Barcelona ardiente? ¿Hemos perdido la sensibilidad? ¿Hemos perdido el norte? ¿O el norte de la Barceloneta no ardía? ¿Y el ensanche? ¿Y el Nou Camp? "Y encuentro un gusto grato al más ácido vino; Y los hechos, a veces, se me antojan patrañas". Nada. Nada. Nadie aprecia los versos y las cenas, los días largos y las cenas de satisfacción. "Cantó una noche el alma del vino en las botellas: / «¡Hombre, elevo hacia ti, caro desesperado, / Desde mi vítrea cárcel y mis lacres bermejos, /Un cántico fraterno y colmado de luz!»". Viva Baudelaire!!! Coda: Lo peor de todo es que en la foto de rigor, aparece una botellita de agua. Nada más. Todo es mentira. ¿Será Baudelaire mentira? ¿Somos unos simples chistes ambulantes? ¿Qué parte de todo esto es verdad? Ya lo escribió Arturo Barea: "Después de todo, la España que quiero enseñar al lector británico ha de ser un día parte de la paz mayor». Coda 2: ¿Por qué no hubo más discos? Coda 3: Siempre recuerdo (los años, Gaizka Jon convertido en abuelo cebolleta, cascarrabias y con mal café) cuando en los cafés del Arco (viva San Juan), le pregunté por Pinochet, y mostró su tibieza con el asunto. No le gustó mi pregunta.

martes, 15 de octubre de 2019

De Dag. Primera temorada.

Viva la complejidad. Viva la angustiosa complejidad. Viva la complejidad bien hecha, bien realizada. Lo de la primera temporada de De Dag es de traca. Doce episodios para deleitarse con una serie que roza la perfección. Si no fuera por lo de lo Cocomocho sería para ir gritando por las calles ¡Viva Bélgica!. Arriba Bruselas y todo lo demás. Pero no hay que ir tan rápidos. Eso es lo bueno de De Dag: la tranquilidad para contar el asunto de un robo desde dentro y desde fuera, desde la policía y los secuestradores, desde la azotea antes de saltar y desde el suelo. Aquí todo el mundo tiene secretos. Demasiados secretos. Benditos secretos. Y está la familia: todos contra todos, todos con secretos, todos con algún muerto a las espaldas, todos con un un ex algo, alga o algue. De Dag va lenta pero sin contemplaciones. Ya lo cantaba La Costa Brava: Desastre. El jodido desastre. Una cosa es planificar el plan perfecto y otra cosa es que salga el plan perfecto. La multiplicidad de perspectivas hace de De Dag a veces ilumina, a veces desconcierta, a veces te lleva a pensar y pensar te mete en líos. Gracias Lorenzo Mejino por recomendar un cuadro tan perfecto, un Klimt y un Munch en mitad de la lluvia, mitad beso, mitad grito. Coda: Y como siempre, hay un señor o señora rosa que escapa con el dinero, hay alguien que tiene que esperar a un tullido que recupere milagrosamente su maratoniano ritmo, hay una persona que despierta y que lo puede cambiar todo.

Succession. Segunda temporada.

Vuelve Succession con una segunda temporada repleta de tan buenas frases como la primera. Una sucesión de insultos, agravios, encierros colectivos, juegos familiares, mala sangre y vómitos (no únicamente prietos) de los que sacar mucho jugo. Demasiado. Ten hijos para esto, para que se maten entre ellos, por la tarta, el pastel, las guindas, las pizzas y el marisco que se va a la basura. Del padre rata a los hijos todavía más ratas, más siniestros, más canallas. De una chimenea no cae nada bueno. Nunca. Tiene narices que tenga que esperar a Succession para enterarme de la Ofensiva Brusílov. Vaya unas narices, pijo. ¿Seguro que Platón no era uno de los hermanos Marx? ¿Cazar mamuts? ¿Médicos? ¿Defensa frente absorciones sin sentido? ¿Alguien que hace lo que le sale de los cojones es la Arabia Saudí en persona? Vivan los reyes de Dinamarca. Comprar, comprar y comprar. ¿Quién nos vende las noticias que leemos? ¿Quién lo que escuchamos? ¿Por qué cualquier gilipollas seguido por millones en Twitter tiene más importancia que veinte periódicos? Todos somos marionetas. Verdad, mentira... ¿qué diferencia hay? Que sigan las medias verdades. ¿De verdad que podemos ir a Hungría a disparar sin consecuencias? Advertir, provocar, matar. O lo que haga falta. Siempre hay un traidor a tu lado. Siempre. ¿Eres un pervertido si bebes leche? Y siempre hay termitas en el barco. Siempre. Champán (con o sin sed) para comprar lo que sea en un puto país de mierda con diamantes de sangre (o de los otros). Poner desinfectante en las manifestaciones. Estaría bien. ¿El nazismo es el límite? ¿No podemos ponerle al perro el nombre de la perra de Hitler? ¿No podemos ir de vacaciones al nido del águila? Habrá que probar a pincharse ginebra en el culo. Es necesario. Muy necesario. Y al hijoputa de turno, el pack completo: colonoscopia completa, preguntar si eres seguidor de Oswald Mosley, ignorar si las SS son una agencia de modelos, añadir Mi lucha a la lista de libros obligatorios de 4º de ESO. Hay que reconocer que un susto nos viene bien de vez en cuando. Un buen jodido susto, de esos que te cambian la vida. ¿Son los antifascistas unos (mal)nacidos para los dueños del show business? ¿Y por qué las cebollas no huelen a miel o melocotones? El guión, siempre el guión. Con el encierro siempre llega la salvación. Viva la república, y sus senadores y la plebe... a distancia. Y siguiendo a Fulberto y la carta y su "incólume" recuerdo y las famosas seis palabras. Seis. ¿Seis únicamente? Recordemos el Medievo y lo que hace un siervo respecto al señor: vasallos todos. Todo es mentira. La teta de Soros da para mucho. Muchísimo, antes y después del 1-O, antes y después del pujolismo-leninismo, antes del fascismo institucionalizado. ¿La política en la balanza de la prensa es como la salmonelosis? ¿Seguro que es tangible la verdad? ¿Sirve de algo la integridad? ¿Por qué fusionar algo que no se puede unir? El puto dinero, el único que siempre sale ganando. Más o menos, como la mentira. Pero cuando toda esta mierda es televisada, sale lo peor y lo más cutre, lo más falso y ruin que llevamos dentro. Es Rosa Belmonte quien mejor ha estado reflexionando sobre el asunto, y lo hace rozando lo maravilloso. Hay que deleitarse con cada diálogo y hacerlo en bucle, aunque no nos guste el resultado. Pero da igual, el show de Hamlets y payasos borrachos es grandioso. Luego, cuando ya no tengamos sucesiones que esperar, añoraremos a esta panda de cabrones, que es lo que son. Y esa última cena, reconvertida en almuerzo matutino en yate, buscando el Judas perfecto. Porque después de todo, se trata de eso, como en cualquier vida, culpar a otro, buscar las monedas de plata y ofrecer una soga (en este caso, también bien cara) para que busque el árbol perfecto. Pero hay cenas que se adelantan y otras que se repiten, y otras a las que mejor no existir. Besos, abrazos y copas perfectas para buscar el holocausto familiar, la tragedia bíblica que recordaremos todos, porque en todas las familias hay un Isaac que adelanta todo. Y muecas croatas para acabar de joder el asunto mientras se trocean los folios y hay sobres por abrir. Coda: La gran pregunta de la humanidad: ¿Dónde está el puticlub más próximo? Coda 2: ¿Spengler y Gibbon eran los grandes?

Reflexiones previas al chiste

Aristas distintas para analizar una misma pieza. Estrechar manos en mitad de un aeropuerto cercado. Siglo XXI. Como suelen decir los argentinos: "No sabéis lo bien que vivís". ¿O era "vivéis"?

domingo, 13 de octubre de 2019

Mr. Inbetween. Primera temporada.

Asturias patria querida, Asturias… Perdón, perdón. No era Asturias lo de hoy. Australia. Australia de mis amores… Ahora sí. Ahora sí. Ahora toca Australia. Australia. Después de Romper Stomper (la serie, la película sigue en el tintero), le ha tocado el turno a Mr. Inbetween, un matón con su corazoncito, un tipo sin escrúpulos pero que saca (de vez en cuando) alguna buena acción. Pero el prota, Ray, tiene unas malas pulgas del copón, y cuando toca sacarlas, se sacan. Como debe ser. No hay moralinas gratuitas en la primera temporada de Mr. Inbetween: cuando toca matar, se mata. Preguntas con puntos suspensivos, personajes que viven del hampa más cutre, policías que no lo parecen, mafiosillos de medio pelo, supervivientes de un mundo sin demasiado juego que antes o después se encuentran. Mr. Inbetween si que juega con las casualidades: un robo que te lleva a situaciones complejas, un perro y un jardín que te cambian la vida, conversaciones ajenas que te llevan a líos, niñas que cobran cuando dices tacos, reflexiones sobre la enfermedad y un montón de buenas historias en capítulos cortos pero bien estructurados. Y sí, el infierno sigue siendo una cosa muy personal. Coda: ¿Es compatible la existencia de Jesucristo con la de los unicornios?

miércoles, 9 de octubre de 2019

Our Boys. Primera temporada.

Empiezas a ver Our Boys y, desde el principio, el sentimiento es de angustia. Sabes que van a morir, sabes que va a morir, sabes que se va a liar con la Torá y el Corán a cuestas, pero no tiene remedio. Ninguno. Ni ahora ni en 2014 ni nunca. Imposible poner a este personal de acuerdo. Le doy vueltas y más vueltas en la cocotera al conflicto en Israel. Soluciones, ninguna; promesas, todas las que vengan y más. ¿Para qué? Para enquistar más el asunto. No tiene solución. Ninguna. Y el personal sufre y todo lo demás. Nuestros chicos y lo que puede pasarles en cualquier momento. Menudo asunto el que ocurrió en 2014 y lo que trajo aquello. Pero todo en esto de la religión, y el problema árabe-israelí es mentira. Todo se trata de mantener el chiringuito, los privilegios, el decirnos lo que tenemos que hacer y lo que no, el fanatismo, el tapar(las) de arriba abajo, de vender la estrellita y la media luna como si todo girara en torno a ellos. ¿Y quién sufre los daños colaterales? Las familias. Vivan las fábulas educadoras repletas de fanatismo y cerrazón, de cierres socioculturales (parezco FCJ) y de mierdas disfrazadas de religión. Y el cambio en las familias que sufren. Porque al final, después de tanta mierda, hay mucho sufrimiento y odio, jodiendas con vistás al Tiberiades y a montes en los que asesinar. Y todo lo demás, también.

martes, 8 de octubre de 2019

Septiembre 2005

La limpieza. La limpieza y lo que te encuentras. Entrada planetaria. Septiembre 2005. Me acuerdo de aquel sábado como si fuera ayer: el mal tiempo, la llovizna de por la tarde, Onda Regional para escuchar si se suspendía el concierto, la visita desde la residencia catastral, Clovis, la escalera con Don Importante, saludos a José Ángel, el del DNI pidiendo permiso para sentarse cerca... Y luego Jota con su polo blanco, su pitillo, su copa de vino... Y todo lo demás.

Conversaciones de madrugada

En esas estábamos hace un rato, charlando vía grupo de mil demonios sobre Montejurra, Carlos Hugo, la chica de Holanda, los pistoleros y todo aquel asunto de auténtico descalzaperros. ¿Foral? ¿Federal? ¿Monarquía? ¿Comunistas fuera?

Espíritus a los que recurrir

Habrá que tener una tercera recaída. Para ayer, antes de acabar con sucesiones de placer y acabar con nuestros chicos y con lo que haga falta. Y volver, volver, volver. A esa cacería, a esa huida.

La palabra es lo vivo

Ahora todos somos expertos en Unamuno y Jugo. Todos. Hasta los que no lo hemos leído. Habrá que escuchar, y leer, pensar un rato, y acabar la frase de (otra vez) en infinitivo. En jodido infinitivo. Tiempos pasados que vuelven para tripear (dentro y fuera de Puerto Lumbreras). Coda: Y mientras seguimos debajo de los porches. De los de aquí y de los de fuera.

lunes, 7 de octubre de 2019

El tiempo como medida

Cambio, duración. Más cambio, más duración. ¿O era al revés? Bloch, Braudel, el resto: abrid vuestras bocas desde vuestros sepulcros. ¿Nadie recuerda ya a la EDLA? Nadie. Ya lo dijo FP: "Never, never, never".

viernes, 4 de octubre de 2019

The Politician. Primera temporada.

No pasé del segundo capítulo de AHS. Y con The Politician estuve casi a punto. Casi. Pero había que hacer un esfuerzo entre mapas, climogramas y perlas de colores. O perlas de toda la vida. Dice Rosa Belmonte que esto serán 5 temporadas y hay que habrá que esperan a lo que Ryan Murphy se le pase por la cabeza. Empieza con una lucha y un suicidio, libros y biografías de presidentes, novias que se pasan al lado no binario y oscuro de la vida. Todo mentira. Todo mentira. Siempre. La primera temporada de The Politician, entre dolor y sacrificio, es una metáfora del odio y de la envidia. Tengas mucho, seas adoptado o hijo de un bengalí y muy deseado, al final el asunto va de envidia o tengo números rojos en la roja cartilla de ahorros. Sí. Todavía está el personal así. Lo mejor es aceptar el dolor, el segundo plato, utilizar el cáncer, utilizar las redes sociales para decir que es mentira. El misterio y las cornetas. Las jodiendas. Las lágrimas. Las corbatas. Cafres del mundo, formad un partido politico y conquistad el errejonismo. O leed el Eclesiastés en las puertas de un casoplón con tinajas en Galapagar. Poned a vuestra exnovia detrás de una columna. No hay nada nuevo bajo sol. No. Nada como no entrar bajo una puerta, nada como dar pena, nada como un mundial de atletismo en un país de cafres y cafres que solo son dictadores caloríficos. Y en ese capítulo segundo del Eclesiastés, leído con Tame Impala de fondo o con el Chicago de Sufjan Stevens, está todo: "Turn, turn, turn". Y la señora de AHS, la señora del cartero que siempre llama más de una vez, y los guantes para coger las rosas y los cuadros de mamá y las universidades que te hacen esperar. Y todo eso, con dinero llamando dinero. Todo es mentira hasta en la enfermedad, hasta en la discapacidad (no hace falta ir a Aragón, ni a Argentina). Pensar que eres Obama y acabas siendo Ford. Tito Gerald. Todo mentira. Todo picante. Todo un zumo de piña caducado servido por unas monjas que deben pensar en la utilidad del infierno. O de la ausencia de infierno. Del puto infierno. Y si hay que ver el intento de asesinato de Reagan diez veces, pues lo vemos. Una y otra vez, en bucle. Hasta el infinito. Hasta el puto infinito. Y recrear el de AL. Y lo de Martina Navratilova... De traca. Y buscar pretextos, y renacer de las cenizas y escapar y salir corriendo y volver a reunir al jodido grupo fundador. Coda: ¿El grupo fundador? ¿De verdad se pueden reunir viejos amigos/enemigos para recrear un asunto en plan retador? Coda 2: Ríete tú de triángulos, de hermanas carpinteras, de exnovias fundadoras de partidos, de la partitocracia real, de la ilusión de la delicadeza, de la melancolía (¿no era bilis negra?).

miércoles, 2 de octubre de 2019

Discursos con final feliz

¿No nos va la diversión? ¿Tenemos vida? ¿Todo es mentira? Si no se habla, nunca existió. Nunca.

lunes, 30 de septiembre de 2019

Preocupación 2.0

Aquí no nos preocupa que el Parlamento de Cataluña imponga algo ilegal. NO. NO. NO. Importa una pandilla de tipos tomando cervezas.

domingo, 29 de septiembre de 2019

La última Coca Cola del desierto.

Se están leyendo los últimos días distintas alabanzas sobre el Urralburu murciano. No sé si se deben calificar de excesivas o muy excesivas o excesivamente excesivas (¿La LOGSE nos ha hecho daño?). No perdamos la perspectiva. Está bien reconocer la labor, pero parece que teníamos aquí escondido al podemismo ilustrado, al Floridablanca de un Más Murcia que no tuvo valor (o eso me pregunto yo) de montar el chiringuito propio para las elecciones de mayo pasado y ahora, visto lo visto, tomas las de Santomera y el pantano. ¿Se puede hablar de pantano (franquistas todos) en unas letrillas sobre exlíderes regionales de Podemos y ahora de Más País y vaya usted a saber y el Tío Pencho si de Más Murcia? ¿Más Murcia o más Murcia menos Cartagena? ¿Para cuándo la biprovincialidad? ¿De qué va todo esto? Yo reconozco que voté a Podemos (sí, al que le faltó atacar al carlismo vasconavarro y a la burguesía catalana atacándolos con la bandera española. Fue la oportunidad perdida: 2015. Faltaron amarillos y sobraron rojos después de aquella oportunidad (digo por el acercamiento a IU, que más que sumar, resta). Eso lo sabían en Barrio Sésamo y también los seguidores de Dora la Exploradora. Sí, es así. Tipos, tipas y tipes que han crecido viendo a Diego y a su prima, a Pocoyó y el chico sin pelo cabezón, a Calamardo y sus secuaces, van a votar en noviembre. Y no estamos para experimentos, para jodiendas con vistas a Murcia Río (y las pedanías de la capital del ex reino valcarcil hechas unas zorros (o zorras o zorres, que también hay transexualidad en los lobos grises). Por todo ello, toca reflexionar y leer, si hace falta las alabanzas. Pero escucho alabanzas, o a Fuerza Nueva, o Los Segadores, o lo que toque, toca o toco, y me pongo a recordar a José María García. Pues alabanzas para todos. Coda: Y dado el panorama (Panorama, el extremeño, si que era un grupazo), veremos si el 10N no me voy al monte a currojimenear, a ermitañear, a buscar la esencia del chato murciano o a buscar al votante perdido del partido de Sean Connery (expartido, perdón). Y claro, una vez allí, me he vuelto a perder. Coda: ¿Y si hay transexualidad en los lobos grises pudo haberla en el Rey Lobo? ¿Era verdaderamente una Reina Loba? ¿Reye Lobe? Coda 2: ¿Dónde estábamos los votantes, votantas y votantos de Podemos cuando pusieron a la ex al fondo a la derecha? Coda 3: ¿Será que en esta vida todo es mentira?

viernes, 27 de septiembre de 2019

Bien

"La vida a veces está bien". Tony Soprano.

martes, 24 de septiembre de 2019

Peaky Blinders. Quinta temporada.

Otro salto temporal para empezar la quinta temporada de los Peaky Blinders. Otro caballo para empezar. Otra cabina. Otra llamada de Arthur a Thomas. Amenazas en letras mayúsculas de "Los Ángeles de la venganza". Absenta, azúcar, café y luces y música de gente que ha enterrado hijos de fondo. Y los niños crecen, y las gorras y sus cuchillas siguen activas y en el horizonte siempre hay lluvia, tanta o más que barro en el suelo. Y ahora la partida es a ambos lados del Atlántico, y el primo sigue a lo suyo. Y política y monedas en tierras monegascas, y pistolas con niñas y té con pastas y diez cucharadas de azúcar (otra vez) para hacer un buen agujero en el suelo. Vivan los valles con forma de u y con forma de uve y las petacas de toda la vida. Y si es 1929 es octubre, y si es octubre es el crack, y si es el crack, es Carcetti jodiendo la marrana con sus pendientes. Vivan los Peaky Blinders, pijo. Recesión, bajada de precios y gente que espera por avaricia. Por puta avaricia. Hasta en las mejores familias cunde la avaricia. ¿Es a veces la muerte una bendición? Y saber lo reconocerte y parecerte bien. ¿Por qué engañarnos? Y Grace entre las brasas. Y hasta Mosley sala a la vez. Y La India y los repuestos de La India y las cosas que no debimos decirlas. Chaplin, Churchill, Shelby. ¿De verdad que somos el pueblo y estamos hartos? ¿La política nos pasa factura? Y el puto IRA. Hasta el puto IRA está presenta. Hasta el judío lleno de cicatrices te puede decir que la vida es más fácil de soportar estando muerto. Será la Torá, será Mosley, será el dolor incomprendido, será la rata que trabaja para ti detrás de la barra, será una mentira institucionalizada, será el paso de nacer en una tienda, en una barca, en una casa, en una mansión. Las nuevas generaciones (que no gavioteras) se empeñan en ocupar el puesto de los que han creado los imperios. La puta herencia recibida, la jodida herencia por recibir, el reino con varios reyes es imposible que funcione. ¿Quién no quiere sentar(se) en el trono y jugar a la bolsa y a las cartas y ver El lago de los cisnes y crear un fascismo nuevo y joder al personal con sus locuras? Lo que nos cuesta dormir a algunos, pijo. Saltar por los aires, pensar si un tiro nos sale más barato si acaba en el techo que en la pared o en el suelo. Todo tiene un precio, todo tiene un dolor por el que llorar, seas Thomas o Arthur, seas tía o sobrino del rey, seas hermano político que puedes volar o hermano de sangre en una guerra que te impide dormir noche tras noche. Dios, el desastre, los periódicos, los canales, las cartas, la muerte. Las efigies propias y las que nos dan sombra. ¿Por qué no ponernos sobre nuestro ego? ¿Por qué seguir creyendo que todo esto sirve de algo? ¿Por qué no buscar un retiro y no volver a trabajar nunca más? ¿Tan ególatras somos pensando que la tumba más cara del mundo tiene una función real? Ojalá pudiera pasarme el día disparando gaviotas: sería el tipo más feliz del mundo. Pero no. Está mal visto. Todo es política, y como dice TS, es lo mismo de siempre: guerras, tribus, treguas, mierda. Siempre igual. Y la vida es lucha, lucha, lucha y madrugar sin motivo aparente. También lo asegura TS: "Seguiré luchando hasta que encuentre a un hombre al que no pueda derrotar". Con un par. Y no solo gaviotas.

El nombre de la rosa. Primera temporada

"Vivimos para los libros. Una dulce misión en este mundo dominado por el desorden y la decadencia". Minuto 37 del primer capítulo de la primera temporada de El nombre de la rosa. Casi nada. Vivir para los libros (ojalá tuviéramos tiempo para encerrarnos en esa biblioteca, en ese laberinto... aunque nos perderíamos otras ambrosías de distinta índole). El nombre de la rosa. Llegué a El nombre de la rosa después de leer La piel del tambor. ¿Por qué? Una iglesia que mata para defenderse y las comparaciones que alguien me hizo con El nombre de la rosa. La biblioteca que mata para su defensa en un recóndito lugar. Es lo único que he leído de Eco. Lo único. Otra rémora en mi expediente de cuitas pendientes (¡¡¡penitencia, penitencia!!!). Aunque hubo asuntos, o aspectos (no sé el modo de decirlo de una novela que leí hace más de veinte años). Lo peor (en primera persona masculino singular) fue la ridiculización que hace de Jorge Luis Borges en ese ciego irascible y sabiondo (¿qué hubiera pensado cualquiera de los dos si siguieran vivos y vieran (doble ficción dentro de la ficción) a un actor de Juego de Tronos haciendo de Borges/Burgos? Viva la historia ficción. Pero da juego la serie (casi tanto como una clase de María de los Llanos Martínez Carrillo [más ficción dentro de la ficción]). ¿Y qué decir de Guillermo de Baskerville? Pongámonos a hacer un Ministerio del tiempo y en un mismo tablero (seguimos con la ficción), a unir fichas: Conan Doyle, Sean Connery (antes de Somos Murcia), Umberto Eco y John Turturro (sin imaginarlo con la lengua y los bolos). Viva la ficción, viva la historia, viva el Medievo, viva Tarantino (sin practicar el Medievo en el culo de nadie, por favor). 1327. El Papa, los franciscanos, el emperador y todo lo demás, aunque esa mirada al cielo suena demasiado (otra vez) a Juego de tronos. O es que ya estamos todos pensando en Lannister y ponemos el piloto automático. Y lo mismo pasa, en ese mismo tablero, con Adso de Melk: Slater, Amor a quemarropa y todo lo demás. No puede ser. La Historia no existe. No pudo existir la Edad Media. Voy a quemar el Ladero Quesada, el Mitre y todos los demás. Son mentira. Mentira medieval. Y las ratas del aire llegando a otras ratas (papales), las de Aviñón. Multiplica y te saldrán Sumos Pontífices. Y cerrando más escaques en el tablero, Rupert Everett sin Julia Roberts ni bodas ni amigos como Bernardo Gui pero no como Murray Abraham, sino dándole al manual del inquisidor como solo un inquisidor sabe. El exinquisidor contra el inquisidor. Las espadas de la Iglesia. Y siempre estamos huyendo... hacia ninguna parte. Cantos de sirenas en mitad del bosque. Despertar con la mano amiga y los rayos de sol. Pecados dentro y fuera de la abadía, dentro y fuera de la Iglesia. Laberintos de envidia y sodomía, libros que saltan y matan. Libertada en una époco sin libertada. Y las luchas dialécticas, y las otras luchas, y el fuego que arde, y los franciscanos, y los dominicos, y la banda del papa Juan XXII y su Aviñón imperfecto, y esos libros que matan como síntoma de un Apocalipsis que no llega, de un día que no engloba ni juicio ni final. Demasiada brujería, demasiada desesperación, demasiado odio: la jodida Edad Media. Y mientras, el Emperador en Pisa, viéndolas venir, y el personal en la abadía dándole a una imaginación de campanario, de lámparas de aceite, de sodomía intelectual y de la otra. Pero si tenemos que resumirlo (y lo hace bien en algunos diálogos de los últimos episodio) todo en esta vida (social, económica, religiosa) es un debate de ideas: lo retrógrado frente a la modernidad, el oscurantismo contra la luz de los siglos, la mentira institucionaliza frente a la gran mentira. Porque en el Medievo y ahora, entre errejonistas y eclesiásticos, también, todo es mentira; entre Clara e Isa, todo es odio político aunque compartan genes. Pues imaginad a un Salvatore que mezcla mierda de caballo, esputos y yemas de huevo para poder meter(se) entre las piernas de una zagala. Mentiras, mentiras, mentiras y más mentiras, de novicios y de viejos, de hambrientos y de abades que se refugian en joyas que muestran una brillantez que no reluce debajo de una sábana. Al final, como todo en la farsa a la que llamamos vida, va el asunto de dinero, va todo sobre la envidia y la avaricia, sobre querer poseer mucho más (no vale un poco) que los demás. ¿Desviaciones por el camino? Muchas, incluso esa ridícula mofa de Eco a Borges con Jorge de Burgos, pero no afea ese exceso de barniz un buen cuadro. ¿Seríamos capaces de recuperar ese espíritu primigenio de los dulcinistas? Imposible. Ya no es tiempo para volver a ilusas utopías. La gran mentira ha ganado. Otra vez.