domingo, 24 de febrero de 2019

A SANGRE Y FUEGO. HÉROES, BESTIAS Y MÁRTIRES DE ESPAÑA.

Escribe Trapiello en el prólogo de A SANGRE Y FUEGO. HÉROES, BESTIAS Y MÁRTIRES DE ESPAÑA, sobre la Historia de un infortunio respecto a Manuel Chaves Nogales. Un puto infortunio. Si comparamos la Guerra Civil Española con las Guerras Carlistas del XIX, vemos que no fueron tan distintas, pero muy diferentes en algunos aspectos. La primera hizo más sangre de la necesaria entre familias, entre presuntos amigos (esos amigos solo se descubren en la cárcel, en el hospital y en el cementerio), entre vecinos de escalera. Fue una antesala de la locura del 39 al 45 que asoló al mundo. Empieza Trapiello recordando esas palabras de Chaves Nogales, definiéndose como "pequeño liberal burgués". Tres palabras que significan tanto y que no se materializaron en aquella "república democrática y parlamentaria" que fue insuficiente y mal engendrada, con prisas y con una ciudadanía incapaz de asumir cambiar, con deseos de revancha inmediata y humillación al contrario, con un fanatismo indecente y con unos personajes que en su mayoría (políticamente hablando) no estuvieron a la altura. En la España de los mítines y del comunismo, de asesinatos en las calles y decenas de partidos republicanos que se multiplicaban, todo se fue al carajo. A la mayor de las mierdas. Aquello fue un meteorito que llegó a las entrañas y las vacío de sangre y vísceras, de fuego heroico, de misticismo bestial, de martirios innecesarios. Mierda sobre mierda. Se puede discutir el estilo de Chaves Nogales (para gustos, las banderas en España) pero no la finalidad. No. Había que contar aquella locura, de una u otra forma. Pone en negro sobre blanco Trapiello, refiriéndose a los hechos y las palabras sobre la GCE, el libro de Baroja titulado Ayer y hoy, fechado en 1939. Recuerdo que en septiembre, cuando llegue al instituto donde este año trabajo, Manuel Gálvez, jefe de departamento amante del trabajo y el esfuerzo, puso en la lista de trabajos para los alumnos de Historia de España de Segundo de Bachillerato, A SANGRE Y FUEGO. Le comenté que no lo había leído, que Pérez-Reverte se refiere mucho a él, y que solo había escuchado uno de los relatos en la adaptación que hizo Carlos Alsina en Onda Cero para empezar con bien pie el año 2018. Escribo que no es normal que un jefe de departamento ni llegue a plantearse un libro como A SANGRE Y FUEGO. Muchos ni llegan a eso, básicamente porque no están ahí por méritos, sino por el Principio de Peter [no sé que hace Manuel en un IES, debería tener un cargo de responsabilidad muy importante en cargos regionales o estatales en temas de educación]. Ni he leído Las armas y las letras de Trapiello ni el barojiano Ayer y hoy (para que se vea el nivel del profesorado de Historia) y así me va. Pone énfasis Trapiello, recordando LAYLL, en la repercusión de sus palabras y el modo de olvidar a aquellos escritores que habían ganado la guerra "hubieran perdido los manuales de literatura". Y viceversa. ¿Por qué los derrotados fueron exaltados por los "cítricos" (que no críticos)? ¿Por la amargura? ¿Por qué no se lee a Manuel Machado y si a su hermanísimo en cantidades industriales? Esos mismos "cítricos", con su acidez taciturna elevan a los altares (quemados) a los que en otro tiempo no hubieran pasado de simples felpudos. O lo que sea. ¿Quién recuerda a Hannah Arendt? Yo, no. Recuerda también Trapiello el libro de Clara Campoamor titulado La Revolución española vista por una republicana (habrá que recomendárselo a IM) y los de otros que solo salieron tras sus muertes que crearon José Castillejo, Miguel de Unamuno, Elena Fortún o Carlos Morla Lynch. Reflexiona Trapiello también sobre las pruebas (del crimen) y su valor, o sobre el valor que tuvieron como fuente primaria y directa para Chaves Nogales, ese tipo que se recorrió Europa en avión para ver, de primera retina, los acontecimientos que cambiaron el continente que estaba en estado crítico (aunque los "cítricos" no quisieran reconocerlo). Ilustra con palabras también AT al hablar de esa situación de los años 30's (como le gusta decir a Don Alejandro García) de la "poetización de la Historia" para "justificar" lo injustificable (masacres por doquier en cualquier latitud y longitud simplemente para vender bien la burra). Recalca AT esa primera persona masculino singular que utilizaba MCN para escribir, para que el personal que lo leyera viese que era, también, algo personal (y hoy no estamos hablando de baloncesto, lástima, aunque también podríamos teorizar sobre los supuestos Kukocs y Radjas y Divacs que no se terminaron de materializar debido a la Guerra de los Balcanes al final del siglo XX). En la página 11 escribe AT sobre MCN: "El trabajo de un periodista sin libertad es sólo una trágica parodia". Un chiste ambulante que no hace gracia a nadie (o "naide", cítricamente escribiendo). Y así se perdió, por muchos años, a MCN de las páginas de los manuales. Porque peor que ser de un bando (en ese momento se rigidizan [o como se escriba y se diga] los índices y te señalan con que eres de los "otros", pero aún, es no ser de ningún bando. Procuro recordar en clase, cuando las tres neuronas menguantes se ponen a trabajar, la frase de George Harrison: "Prefiero ser un exbeatle a ser un exnazi, aunque preferiría ser ser un exnada". Los ejércitos y esa "escoria del mundo" que también nos recuerda Trapiello poniendo un extracto de La defensa de Madrid, también de MCN. La barbarie, como Dios en LDDL, "está aquí y es ahora". Viva la barbarie entonces. Y MCN, en el prólogo, marcando distancia, desde el principio: lo que era, para quien trabajaba, y para los que trabajaba determinando su origen. España en vena. España, y Europa, y la vuelta de Rusia y contar esa "dictadura que se hacen la ilusión de ejercer". Leo esto dos días después del errejomenazo, el acuerdo entre Errejón y Carmena, la nueva dictadura de las gafas de diseño y la pata rota. E Italia, la fascista y la de ahora. ¿Ha cambiado tanto Europa? ¿Cometemos los mismos errores? También el capitalismo le cerró la boca y tenía que hacerlo (contar sus historias, sus verdades, sus opiniones) a la sombra del gintonic en la cafetería. Cada uno hace lo que puede. Habla MCN de lo pernicioso que eran tanto el reaccionario como el revolucionario. Ahora que tanto se ve, tanto se escribe de Vox y Podemos, de los cordones sanitarios y la batasunización de la izquierda, está bien leer ASYF. Escribe MCN sobre el "odio insuperable a la estupidez y a la crueldad". Está de actualidad. En esta hora, en este minuto, en este segundo. Y pone como mayor pecado el que va contar la inteligencia (difícil encontrarla en ámbitos de responsabilidad, viva Peter y su principio). Y el origen de ese mal, el mal del que MCN escribe en 1937, mal pestilente para él, tiene tres focos, tenía tres focos: Berlín, Roma, Moscú. No sé si era ese exactamente el orden, aunque Jim Morrison no sé si le daría importancia (nazis, fascistas, comunistas, que arrasan con todo y no crece la hierba por donde pisan). Y todo esa mierda, llegó a España, con distintas camisas y distintos colores, con distintas banderas pero igual estupidez y crueldad según MCN. Escribe MCN de idiotas y asesinos en los dos bandos de la GCE (como en los cinco partidos que ahora quieren el pastel electoral en mayo de 2019). También reconoce MCN que en ambos bandos tenía enemigos y que en ambos bandos había personal que deseaba su muerte (e incluso habían preparado la misma). Describe MCN con palabras como los revolucionarios prosoviéticos se hicieron con el control de su periódico, oponiéndose (con su palabra) a esa dictadura de los obreros en su diario, aunque posicionándose ante los militares que llevaron a cabo el pronunciamiento. Ilustra con palabras como él era el "camarada director" y desde esa posición (y en ese bando) vio la conversión a la que se llevaba en su territorio (chaquetismo puro y duro). Y se largó asqueado con todos, con el cielo del que llovían bombas de los sublevados como del Terror Rojo que acababa con los madrileños. Y resalta su no colaboración con los asesinos. Ninguna, del bando que fuese. Locura sobre locura, mierda sobre mierda. ¿Cuánto? ¿Qué le costó? Le pone boli rojo debajo de esa palabra: Patria. La Patria, no únicamente la de Aramburu y la de sus pescados. Peces para todos. Exilio, huida, escapada, necesidad, opción. Otros no la tuvieron. ¿El momento de decir adiós? En el de la misma longitud y latitud de las agujas del reloj del gobierno republicando marchando a Valencia (uvas, uves y valentía). Y, en esa misma situación, había una única salida: otra dictadura (color variable, pero dictadura). Me gusta esa imagen que se refleja en las letras de MCN, definiendo al dictador como dictador, independiente si fuera comunista o falangista, carlista o republicano. Indiferencia para MCN. Y enfatiza que ese dictador que saldrá (esas palabras son del sexto mes del 37) será dictador, y, a la vez, traidor. Muy traidor. Mucho. Y, sin broma (ni zepam), le da a la tinta de la pluma para adelantar lo que llegó: veinte años de penurias y plato de vacío, de hambruna y desesperación, de jodiendas con vistas a una cuchara que no tiene nada que llenar. Medio millón de muertos, adelantó en ese junio MCN. No me gustan las cifras, ni creo en ellas aunque las recite de memoria, pero no se pueden contar piernas o fémures y dividir entre dos a estas alturas de la película en la que sigue Franco en el Valle. De "Y A LO LEJOS, UNA LUCECITA", que quedo con esa sensación de sueño infinita. Ganar para dormir. Y el papel de la monja adscrita al hospital rojo, con su carnet al cuello (para que no se lo corten). Colaboradores, los nuestros y los otros, la mierda y las linternas, la locura y las jodiendas con vistas a Navacerrada. En "LA GESTA DE LOS CABALLISTAS" con una escena de misa, entre genuflexión y genuflexión (¿se dice así?), señoritos y sirvientes de los señoritos escuchando el latín del cura. Nos indica MCN que la mayoría femenina de la familia noble (viva el marquesado) había abandonado el lugar andaluz, donde el señor, el cura y sus secuaces salen a la caza de los rojos. Pone MCN en boca del marqués que "el pueblo siempre es cobarde y cruel". Siempre lo ha sido, aquí y en Venezuela, antes de HC y con NM. Sevilla, Huelva, Queipo de Llano y todo lo demás. Y esa expresión (no solo andaluza) de los "guapos de taberna", de los que hablan mucho en el bar pero luego se cagan encima en el campo de batalla. Y el maestro y las máquinas, y el mono azul como enemigo (como si fuera un alumno para algunos profesores en el siglo XXI, tradición contra modernidad). Vitorear en superioridad siempre es fácil, pero a cada cerdo le toca su (os resentido) San Martin. Villatoro desierta, como España en mitad del llanto. Fuego eclesiástico en el pueblo, en el país, en el continente. Marchas sin rumbo, obligaciones varias que nos cuenta MCN. Y ahora que tanto se habla de casta, de Galapagar y el villatinajismo, aparece el Maestro de Escuela y la casta en el diálogo de MCN. ¿Los señoritos tienen derecho a rendir(se)? Y en mitad del caos, el valor de la palabra dada, el valor de un tiempo de espera, de un mirar para otro lado, de un si pero no. Escribe en mitad de la batalla MCN sobre el "vértigo". "Impulso biológico". Y mete al final de la historia el "razziando" moro que viene de la zona meridional, saltando el charco y cambiando el signo de una guerra. La tercera píldora de esta edición es LA COLUMNA DE HIERRO, que empieza con ebriedad y valentía, con espectadores condescendientes e inglés (como el buen tequila) reposado. Y la Columna de Hierro campando a sus anchas. El terror levantino. Con una premisa falsa, pillando lo que encontraban y dejando aquello hecho un solar. Un puto solar. El recuerdo de Durruti y su caudillismo más férreo y sus palabras de plomo: "Para el traidor a la causa siempre hay una bala perdida". La llegada de la férrica columna a Valencia y campar a sus anchas por la capital levantina. Music hall en tiempos de guerra (da para una serie de La1 para la hora de la siesta). La llegada a Benacil y el desastre a estrenar (otra vez). Las ideas que entran en diálogo: marxistas, socialistas, revolucionarios, anarquistas. Quistes que no hay bisturí que acabe con ellos. Verdades como puños, letras anticipando el futuro. Escribe MCN: "Seis meses más de guerra y verías la inmensa mayoría de los revolucionarios de hoy convertirse en reaccionarios". Y ante la locura, fe democrática; ante la barbarie de la Columna de Hierro, resistencia. Todos contra todos. El aliado, antes o después, se convierte en enemigo. ¿Todo el que lucha en nombre de la revolución es igual? En la vida hay muchos matices, casi todos equivocados. 150 hombres locos y sedientos de venganza y de botín, de lujuria y sangre. Y la voz de Pepita, atea de democracia y de las virtudes del pueblo, creyente de héroes y líderes que hacen de la rigidez su forma de mandar. La siguiente pastillita para recordar(nos) la GCE es BIGORNIA, herrero y obrero mecánico que conoció muchas de las primeras máquinas llegadas a España. Un obrero con alma (y más cosas) anarquista, creador de engendros mecánicos y de armas para los jóvenes estudiantes de la F.U.E en la segunda mitad de los 20's del XX. Y el recuerdo del Cuartel de la Montaña, una y otra vez en nuestro manual de imágenes de la GCE. Siempre en la retina. Como si fuera ayer. O anteayer. No me he puesto en plan Braudel a contar las veces que escribe MCN en BIGORNIA la palabra ogro. Ogro y revolución social, ogro y martillo de fragua, ogro y sangre a espuertas. Hasta de las murallas de Jericó se acuerda MCN para ilustrar la caída del Cuartel de la Montaña. Casi nada. Fanjul, con el pasado de Marruecos y Cuba, cayó en Madrid. Y después, Bigornia, camino de Extremadura, tanque tras tanque, herramienta en mano, entrando en líneas nacionales. Y la matanza de Badajoz en el horizonte, con sus muertos y desaparecidos y de los que nunca más se supo tras la masacre posterior. También describe MCN la cobardía en Badajoz de los mismos que iban de machitos en el Cuartel de La Montaña. Ya se sabe lo que hace el contexto, el viento de levante, el mouriñismo de la vida. Y la decepción de la utopía libertaria de Bigornia y los palos del sombrajo cayendo con la decepción de los militares y mecánicos rusos llegados a Valencia. Viejos españoles, jóvenes rusos, ideas que se pierden y no van a ningún sitio. A casi ningún sitio. Venir de Rusia para morir en España con el puño cerrado (suena a frase de Frank Zappa hablando sobre el periodismo musical). O puede que no. También hace pensar este relato sobre las "nuevas" relaciones familiares que se establecieron entre las personas durante la GCV (hasta la viudedad, o la doble/triple viudedad). La siguiente dosis de medicina (para no olvidar la GCE) se titula ¡¡MASSACRE!! ¡¡MASSACRE!! y empieza con la caída de bombas y la tragedia que ello conlleva. Las múltiples tragedias. Reflexiona MCN sobre la diferencia a la hora de visualizar el horror ya sea hombre, mujer o niño (casi como la ley de violencia de género, fíjate tú). No. Nunca ha sido lo mismo que maten a un hombre que a una mujer (heteropatriarcado, Matria, que diría Teresita Rodríguez). Si Carlos III trajo la Primitiva de Italia, los bombardeos sobre Madrid traen otra "Lotería Nacional" sobre la capital de la República. Pero los ganadores son otros, no son los afortunados con "15 millones de pesetas", sino lo que no tienen la bomba en casa. O en la tienda. O en la trinchera. Describe MCN, con todo lujo de detalles, los sótanos de esa ciudad que él define como "más insensata y heroica del mundo". Vivan Los Madriles. Nos ilustra MCN esta historia con una Escudadrilla de la Venganza que tiene que hacer frente a una ciudad en la que se acaba la resistencia (por ejemplo, de aviones que luchar contra los Caproni de los sublevados) y solo les queda la resistencia del terror con mayúsculas. Un minúsculo grupo que pedía sangre como represalia, pero exponencialmente a las víctimas propias. ¿Qué se puede esperar después de más de 100 días de guerra? Barbarie, que no fechoría. Todos hubiéramos hecho lo mismo. O casi todos. Escribe MCN: "Es el miedo el que da la medida de la crueldad". Las define MCN como "escuadrillas de retaguardia" dispuestas a buscar el sometimiento de todos los poderes para imponer ese terror. Enfatiza MCN con ese "a capricho el terror" una situación a la que todos, en esas circunstancias, hubiésemos sucumbido (otra vez, o casi todos). Y la Quinta Columna, las muertes que pudieron ahorrarse si nadie hubiese utilizado aquella maldita expresión. La maldita Quinta Columna. Mola o Varela, el que fuese, da igual ya. Lo que único que hicieron fueron enfrentar más al personal, a padres con hijos, a familias enteras. Hilando bien fino, MCN retrata con sus palabras a tipos como Alberti ("divo cantador de tangos"), Bergamín ("pajarraco sucio embalsamado"), Maria Teresa León o Malraux. También escribe sobre los soldados que vinieron derrotados de la Guerra de Cuba y que casi cuarenta años después se veían en otra jarana sin solución. La siguiente dosis de medicina se titula EL TESORO DE BRIESCA, justicia nada poética la artística durante la guerra. Cual cítrico con mucho ácido, en tierras toledanas, había que decidir lo que se salvaba y lo que ardía en ese "auto de fe" artístico. Con un par. Y en este relato salen los instintos, "esos más bajos instintos" que tantas veces repito en este Gintonicdream. Hay que poner(se) en situación del camarada Artal. En mitad de esa locura, en mitad de esa puta locura, poner en buen sitio las obras artísticas, recaudarlas, llevarlas a lugar seguro en mitad de esa mierda. En mitad de esa mierda. Hay que valorar a las personas que pensaron en esa situación. ¿Cuánto hubiera durado la guerra si el ejército republicano hubiese tenido más ayuda? ¿Una guerra de cinco años? ¿Siete al fin? En LOS SOLDADOS MARROQUÍES se da caza a un moro y luego vienen las madres mías, antes y después del diluvio, y vuelve a ilustrarnos MCN con el paso del puño al saludo romano, pantalón campana sí, pantalón campana no. Las modas. Del pistolón al legón, que decía el hombre de la camisa verde. La siguiente píldora dura contra el olvido se llama ¡VIVA LA MUERTE! se inicia en el momento del control ferroviario y nos viene a ilustrar con el enfrentamiento entre señores y servicio de un hotel, el miedo a ir(se) y a quedar(se), el cambio de roles, el infierno hecho vida diaria. No ahorra imágenes MCN al mostrarnos con palabras como tiran desde el campanario al cura del pueblo en un gran ejercicio de futilidad (momento tarantiano, otra vez sangre). Y de Miradores, a Valladolid. Muestra ¡VLM! la cobardía de los que se creen vencedores, pero con un pasado que les puede delatar: "Su fondo nietzscheano de fascista le decía que la duda es una buena almohada". Bilis al poder que quita el sueño. La siguiente dosis de bromuro para poder dormir nos la da MCN en "CONSEJO OBRERO", con un cruce de palabras y pistolas, de frases que duelen y balas que hacen su función. Muestra MCN esa absurda lucha entre comunistas y anarquistas, entre ugetistas y cenetistas con palabras que resumen el asunto rápidamente: "Yo tengo algunos amigos anarquistas. No son mala gente. Mejores desde luego que todos esos jesuitas hipócritas del comunismo". Y el recuerdo de la última guerra carlista en boca de un hombre que ha tenido que enterrar a su nieto y que después de miles de penurias está bajo la órbita de los camaradas proletarios que ahora dominan las empresas y las compañías: "Peleábamos por nuestro Dios, nuestra Patria y nuestro Rey, pero no matábamos por matar ni trajimos a España a extranjeros que asesinaran a los españoles". Falta el orgullo en la frase para terminar de cuadrar el círculo y gritar ¡Montejurra! En fin. Ideas de clase, pretextos injustificables, luchas que ponían de un lado a socialistas y comunistas frente a los cenetistas. El horror dirigiendo el horror. Y torpes explicaciones, sin motivo aparente (solo la supervivencia) de pertenecer a los sindicatos amarillos. Sí. Los amarillos. Y el odio y la condena al inocente. "Por lo mismo que condenaba antes a la burguesía: por miedo. Miedo a la libertad. El miedo odioso del sectario al hombre libre e independiente". La libertad perdida y todo lo demás. La penúltima inyección de lucidez se titula "EL REFUGIO" y no es precisamente el de la Plaza de las Balsas (siempre es bueno un "Súbete al árbol"). Un relato que muestra el terror y los verdaderos protagonistas y sufridores de la guerra. Para acabar esta recopilación, la última prueba de que no hay que dejar palabras sin decir (en voz alta, por escrito, por mensajes, en redes sociales, a gritos en un altar) se titula "HOSPITAL DE SANGRE" y nos recuerda la historia epistolar que ya habíamos leído con anterioridad y muestra el papel de las religiosas en País Vasco durante la guerra colaborando con los republicanos y ese hecho no bien entendido siempre por los que no eran de allí (pone MCN el ejemplo de unos asturianos que odiaban a las religiosas). Y sí, ASYF es el Infierno, pero no está lleno de buenas intenciones.

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