Meses. Me ha costado meses terminar de leer El Palacio de la Luna. Y no. No entiendo el éxito de Paul Auster. Es como si tú y yo estuviéramos hablando. Así es, por lo menos El Palacio de la Luna. Si hablaran Borges y Bioy Casares, pues lo entendería. El éxito, digo. La vida dos mil vueltas, y al final se marea. Un mareo de los que hacen afición. Nunca sabes lo que te depara el mañana. Reflexión sobre la vida, sobre la soledad, sobre la paternidad, sobre la ausencia, sobre el aborto. Lo peor es siempre una cosa muy personal que te supera, porque hay alguien peor que tú. Siempre hay alguien infinitamente peor que tú. Eso seguro. Pero para contar eso no creo que sean necesarias 310 páginas de letra pequeñísima. Que no. Que no entiendo ese éxito. Coloquial. Estilo coloquial. ¿Pero quién quiere eso a estas alturas? Decepción de novela. Me he aburrido muchísimo, casi tanto como viendo una carta de ajuste. Y todo lo demás.
Disco Grande:Pavement, Pulp y Oasis (27 Octubre 2009)
Y Jota y Florent nos cuentan la música.
6 comentarios:
Pues tendré en cuenta tu opinión por si alguna vez me vuelve la afición lectora. Con lo que yo leía...
Besos.
¿cómo que a quién le interesa el lenguaje coloquial? ¿pero tú no ves cómo está el mundo?
Como tendencia, está más pasada que los pendientes de aro; pero para que te interese otra cosa, tienes que saber interpretar lo que no es coloquial.no? de ahí el éxito.
De todas formas, no he leído a Auster. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.
Laura, hay muchísimos libros mejores.
Amor, la ginebra no la bendicen y si que está buena. Lo de lenguaje coloquial en los libros, bastante tenemos con la jodienda del día a día.
Dicen que una resaca se quita con otra borrachera. Aún no he pasado la de ayer y ya me toca otra por tener que tomar 10 gintonic´s seguidos... jeje.
5 entradas nuevas de 3 am a 3.30 am. un poco tristes algunas. ¿escribir cansa? yo quiero ser como tú.
A mí me gustó mucho. Recuerdo que la saqué de la biblioteca hace unos años. Mediada la novela le faltaban cuatro o cinco hojas, así que tuve que pasarme una tarde por El Corte Inglés para cubrir ese agujero negro con el ejemplar de la estantería.
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