lunes, 27 de febrero de 2017

Taboo. Primera temporada.

Tenemos a Hardy en la retina después de esas conversaciones con Murphy en los Peaky Blinders. Diablos interiores en Peaky Blinders y diablos interiores en Taboo. Pero Taboo empieza sin prisas, empieza con tranquilidad, empieza marcando pausas y dolores, mierda en el suelo londinense y alcoholes varios en la Compañía de Indias, puticlubs con potente dueña y galgos que siguen a tintados, y, sobre todo, Oona Chaplin marcando cartas y dolores del pasado. Herencias, estrechos, sueños, barcos, diamantes, tierra, padres envenenados, esposas que salen de detrás de una puerta, niñas con nombre de invierno e hija de prostituta, sirvientes para té y café, esposos malparidos, sueños y pesadillas entre el estiércol cotidiano de cada uno de nuestros días. Fiestas, salitre, probar la mierda de paloma y compararla con mierda vacuna, asesinatos, juegos de magia, química malinterpretada, bailes, bailes, bailes. Banderas yankis. Pólvora mojada, pólvora seca, pólvora de estrechos que sueñan con ser juegos de naipes. Monopolios de teína. Dolor de luces que se encienden y apagan. Duelos al amanecer. Orines de putas al por mayor. Puertos con mierda que llena el suelo y lo hace negrísimo. Será por mierda, será por dolor, será por juegos de guerra. Será por barcos que salen por los aires, será por Inviernos que duermen el sueño de los justos en el mar, será por negros con principios, será por torturas sin premio. Será por pólvora, será por compañías sin corazón. Será por señales en las cabezas. Será por espátulas para quitar mierdas blancas en caras de travestismo. Será que todos somos ovejas en busca del redil, pero hay veces que somos carne y a veces, simplemente, lana. Pólvora al poder, sangre al poder, banderas al poder. Y si tenemos que tragar el Támesis para llegar al cielo, que así sea. Simplemente, a cada cerdo, en su despacho, en su barco, en su barril, en su enfermedad, le toca su San Martín. Y la primera temporada de Taboo busca redención. Busca que los bichos mueran ahogados en azul y las desdichas se cumplan. Coda: Que no falten himnos para los baños de sangre, que no falten estrofas para adorar a la muerte, que no falten estribillos para conseguir que, nuestros más bajos instintos, africanos, norteamericanos o ingleses, se cumplan.