miércoles, 5 de abril de 2017

SS--GB. Primera temporada

Año 1941. 14 meses después de la batalla de Inglaterra, los alemanes dominan gran parte de las islas británicas. La ocupación es un hecho y hay que colaborar. Pero no todos colaboran. Aunque meten demasiados temas en la primera temporada de SS-GB, la historia engancha, tiene emoción, tiene tabaco de los cuarenta, tiene dolor existencial, tiene preguntas. ¿Seríamos capaces de colaborar con una panda de cabrones que han asesinado a nuestros padres, a nuestras esposas, que tienen hechos prisioneros a nuestros familiares? Enemigos con los que convivir colaborar. O tal vez, no. Tal vez la resistencia sea la única conducta posible ante la barbarie nazi. Preguntas que están en el aire desde el primer capítulo. Tal vez cambiar, tal vez no. Las ambiciones de cada día: conseguir información, conseguir comida, conseguir seguir adelante, conseguir mentir para llenar el buche entre tanta niebla británica. Ya lo dice un oficial de las SS en esta primera temporada de la SS-GB: "El hacha no llora por el árbol que corta". La serie es una profunda reflexión sobre jugar a dos barajas para intentar ser neutral. Pero no se puede ser neutral en la guerra, es imposible. Hay que posicionarse, y, haciéndolo, dejas víctimas por el camino: comparación con los partisanos, Resistencia británica, reuniones de postulados con Roosevelt, menciones a De Gaulle, guerras como la de España en el horizonte. Decimos que no tememos a la muerte, pero la vida es una hija de Satanás. La doble cara de la derrota, porque la guerra siempre supone perder: amigos, parientes, compañeros, enemigos que no sabes en que momento se pasarán a tu bando. Y exhumar los restos de Marx, y que los peces gordos del nazismo vayan a Londres, y Himmler haciendo de las suyas, y Molotov haciéndose notar, e investigaciones de fotos y mierda al por mayor en torno a asuntos atómicos. ¿Y cuándo es un buen momento para renunciar? ¿Cuándo un momento para pensar? ¿Colaborar o morir? ¿No existe término medio? ¿Persuadir en mitad del vómito? Y saltar por los aires, y dar(te) cuenta en quienes puedes confiar, y que lo blanco no es tan negro, y que hay demasiados grises y que la lucha entre el Ejército alemán y las SS era a muerte y no simplemente una partida de ajedrez. Y convertir Wembley en campo de otro deporte siniestro, y el exilio, y el dolor, y un plan muy difícil de llevar a cabo. Y reyes enfermos en busca de una salida, o un sucedáneo de salida o como se diga. Agentes dobles, mesas de billar, asesinatos y prótesis, asesinatos y cruces amarillas, asesinatos y coacción. Cantan Los Planetas en Estos últimos días que "las palabras solo pueden hacer daño". Y si que lo hacen. El doblebarajismo hasta la última secuencia. Sangre con anzuelos y perversión por el tiro en la sien.