jueves, 13 de septiembre de 2012

The Newsroom. Primera temporada.

No he visto Studio 60 y no he visto El Ala Oeste de la Casa Blanca, por lo que no tengo una idea preconcebida de Aaron Sorkin. Caí casi por curiosidad en The Newsroom. En España no tenemos informativos, es otra cosa. Cuando te hace falta vomitar, pones los informativos, y ahí tienes la medicina; quieres drogas, el informativo de Deportes, la segunda parte, que ya no sabes si es más larga que la primera (depende de las audiencias y de esos editores). The Newsroom es otra cosa. Una cosa muy distinta. Primero: es televisión por cable de una ficticia compañía que gana 80 billones al año (nada más lejos de la realidad); en segundo lugar, la cadena de noticias ACN sólo supone el 3% de beneficios de la empresa madre (me parece demasiado, la verdad). Con estas dos premisas, cualquiera ni empieza a ver el primer capítulo. Y ahí viene la engañina: después de los primeros ochos minutos de The Newsroom no puedes dejar de verla. Dos tipos o una individua, o dos individuos y una tipa (que los pocos secuaces de la exministra Aído no se me enfaden y vayan a ponerse a mear perfume del caro y agua bendita con una pureza del 82,75%) empiezan a debatir, y llega la pregunta en cuestión: América, el mejor país, la historia, Obama y el socialismo. Y la cólera de Dios presentador sale a relucir y nos explica mentiras y verdades, datos y todo lo demás. Desde ese primer episodio, da gusto ver la inmediatez de las redacciones, el trabajo escasamente pagado, los sinsabores de una profesión en decadencia (la segunda década del siglo XXI va a ser la peor para el periodismo, preparaos para volver a leer el periódico del movimiento y poco más) y las renuncias. Sí, porque The Newsroom es una serie de renuncias: Aspirar a empezar con la clase A y acabas siendo un mierda de serie zeta. Sí. En un curso informativo puedes hablar de muchas cosas: desde las mierdas del Tea Party hasta los complejos de los demócratas, del poder de las grandes compañías hasta la corrupción interna de las empresas. Pegas también pongo: ni me creo a Jeff Daniels (dtmt) ni a Emily Mortimer; el resto, aprueban. Pero es una serie de las que hay que ver, de lo que se hacía antes. Y todo lo demás. Coda: Afortunadamente, aprobé pocas asignaturas en Periodismo, lo dejé y tuve tiempo para otras cosas, aunque, después, me fijé que la gente le prestaba más atención al Facebook que a los periódicos. Menuda generación viene. Coda2: Frase pirañística pamplonera del día: "Antes que ser joven me capaba".

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