lunes, 30 de septiembre de 2013

Breaking Bad: Segunda mitad de la quinta temporada. Dexter: octava temporada

Sobre finales varios y asuntos diversos. Uno acaba, entre peleas de oficina y viajes inacabados, de terminar de ver casi a la vez la segunda mitad de la quinta temporada de Breaking Bad y la octava de Dexter. Dos series que empezaron bien y que se desarrollaron de distinta manera. De muy distinta manera. La pregunta que hay que hacer es si es lícito y no solo monetariamente hablando estirar el chicle de esa manera o frenar en seco y quedar como un altar idolatrado. Para gustos, las series. Pero el listón está ya de una manera que es difícil no hacer juicios equivocados de valor, sobre todo por lo que las retinas han mantenido durante años sobre una y otra serie. (Pre)juzgar parece fácil, pero no lo es tanto. Cada uno que vaya sacando sus propias conclusiones. Yo me lo he pasado muy bien con las dos, y, si es posible haré en los próximos meses un revisionado de las 4 primeras de Dexter, que rozan grandes momentos de ingenio y lucidez moribunda. De Breaking Bad, cuando repose, habrá que masticarla entera, porque ese chicle es todo de buena calidad y no hace falta estirarlo. Y todo lo demás.