lunes, 2 de diciembre de 2019

El irlandés (2019)

Pintores y viajes en coche, residencias de ancianos para contar batallitas. El irlandés, otra batallita. Otra, pero con la nueva perspectiva netflíxtica. Todo cambia. ¿Recuerdos de Cuba? ¿Dejar de fumar y meter a Fidel Castro en una misma frase? ¿Nos hubieran dejado a nosotros si hubiésemos escrito el guión? Por supuesto que no. ¿Lo siguiente? ¿Un remake de Pulp Fiction en la ene roja? Vaya usted a saber. Y carne, y desapariciones, y los abogados jodiendo la marrana. Y la nariz de Joe Pesci, y recordar JFK y aquellas jaranas cubanas. Pero eso es otro cantar. Y el Señor Lobo convertido en jefe de Filadelfia. Y la guerra, y sus recuerdos, y el miedo, y rezar y todo lo demás. Día a día, supervivencia. Y manos que pisar, destrozar. Manos ejemplarizantes. Y más batallitas del dinero negro, y lo que hay que hacer se hace para mantener una familia. Y ascender, y subir escalones, y llegar a la cima. Y cambiar de montura (o como se diga). Y a los tres cuartos de hora, el sindicato. Sale la palabra. Hoffa. Hoffa en 2019 sería un creador de tendencias, un ser al que seguir en redes sociales, un tipo al que imitar y reconocible en cada uno de sus movimientos. Y eso hace pensar, y si piensas, estorbas. Mucho. Peligroso. Diana. Adiós. Y cuando estás en un altar puedes ser venerado pero, sobre todo, odiado y envidiado. Y captar afiliados era como instagramear seguidores. Y de ahí al asesinato, un rechinar de dientes comiendo costillas de cabrito. Un momento. Préstamos de camioneros para Las Vegas. Y más teorías sobre la victoria de JFK en Illinois a cambio de recuperar Cuba. Teorías, conspiraciones y todo lo demás. Traición tras traición. Una detrás de otra. El irlandés es una sucesión de historias y muertos, de lo que iba a ser pero no pudo ser, de lo que se pudo cambiar pero se jodió. Jodiendas con vistas a la bahía, y no solo de la de Cochinos. ¡Viva la Patria! Vaya palabras de Castro. Y la cárcel, y el fraude y la extorsión y la caída de los hermanísimos. Y lo que no puede acabar bien, no lo hace. Y los ojos de Anna Paquin, esa mirada. Y los recelos y la desconfianza y los malditos celos. Lo inevitable. Y los daños colaterales. Y una frase, una frase, una frase... Coda: La bursitis. La puta bursitis...

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