martes, 1 de noviembre de 2022

The Split. Tercera temporada.

The Split se pone sensible, pero saca una sensibilidad de lujo, de marca, de final bien hecho aunque no siempre perfecto. Pese a sacar mala sangre cuando hay que sacarla, y la lágrima cuando toca, cierra las tramas de forma correcta, busca soluciones donde no se ven, encuentra un rayo de luz donde solo se ve infierno. Esta tercera temporada, aunque deja una incógnita pendiente nos lleva a escuchar latidos propios en cuerpos extraños, nos hace reconocer a personas extrañas como propias, nos invita a una reflexión sobre lo importante, sobre no dejar los asuntos para después, sobre cumplir cuando hay que hacerlo y eso no es después de una prórroga. O de varias prórrogas. Y también nos lleva a separar lo no deseado de lo indeseable, lo despreciable de lo que debemos incluir en nuestra referencia diaria. Siempre somos utilizados, unas veces desde el desconocimiento propio, otras desde la maldad. La virtud nos hace equivocarnos a pesar de estar acompañados de la persona perfecta en los momentos perfectos. Y esos errores nos acompañan de por vida, aunque pensemos que podemos recuperarnos. Y nunca nos recuperamos.

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