jueves, 28 de febrero de 2013

El ala oeste de la Casa Blanca. Primera temporada

Ya lo dije antes, creo que dos veces. Voy de atrás hacia adelante con Sorkin. He visto los 22 episodios de esta primera temporada de El ala oeste de la Casa Blanca muy espaciados, con distintos estados de ánimo. Empecé a verla en un día de julio de 2012 y termino de verla con un frío agradable y una lluvia apetecible del último día de febrero de 2013 (sin llorar como Banderas, que quede claro). No quiero repetirme. Imágenes repetibles en esta primera temporada: un presidente que se deja asesorar por un reducido grupo de colaborades (no tantos como cualquier alcalducho); un estorbo de vicepresidente; una hija amenazada por salir con un negro; una esposa; y un montón de cosas más. Problemas morales son los que Sorkin nos introduce en sus series. Y el debate. Sí, Sorkin deja asuntos para los que debatir. Últimamente con tantas máquinas de mierdas ni leemos libros importantes ni debatimos sobre asuntos realmente importantes, la verdad. No hablamos lo suficiente de la pena de muerte; no hablamos lo suficiente de problemas raciales; no hablamos lo suficiente del problema de las drogas, su tratamiento y de la mierda que conlleva; no hablamos lo suficiente de los derechos civiles; no hablamos lo suficiente de condenas mínimas; no hablamos lo suficiente de tantos temas que Sorkin nos mete en sus argumentos dejando unas líneas suspensivas para que nosotros terminemos el trabajo. No sé a qué punto va a ir la serie, no sé si tendré fuerzas para llegar a ver los 144 capítulos que me quedan. Pero tengo ganas de ver como se introducen esos debates, de escuchar como se realizan las preguntas realmente importantes. Y punto. Coda 1: me estoy haciendo viejo, estoy dudando entre dos días, los dos días que empecé a verla. Coda 2: "Así que..."

2 comentarios:

Æ dijo...

yo creo que merece la pena verla, entera. ;-)

supersalvajuan dijo...

Son demasiados capítulos...