domingo, 12 de abril de 2015

Trance

¿Olvidar o recordar? ¿Borrar nuestro disco duro mental y empezar de nuevo? ¿Parchis, damas o ajedrez? Danny Boyle nos enjambra en mitad de la miel más perversa en un juego/videojuego/sueño del que es difícil salir y en el que nada es lo que parece. Bueno, Rosarito Dawson nunca es lo que parece. Ni el resto del reparto. Y si el robo de El vuelo de brujas no fuera suficiente, y si recordar a Rembrandt en La tormenta en el mar de Galilea tampoco, pues mala suerte. Trance es un ejercicio de atención y engaños, de pasado recalcitrante y juegos equívocos. Pero vivan los errores de nuestro pasado. Y todo lo demás.

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