domingo, 11 de diciembre de 2016

The Crown. Primera temporada

Siempre pensamos en Isabel II de Inglaterra como esa señora mayor que aprieta un bolso ante la atenta mirada de miles de súbditos. Pero todo es distinto a lo que pensamos. Muy distinto. No todo el mundo nace mayor. La primera temporada de The Crown deja desde el principio el listón (demasiado) alto. No sé si se cumplirá el hecho adelantado de, como mínimo, cinco temporadas más. Isabel II da para eso y mucho más. Y con todo lujo de detalles, desde la boda a la enfermedad del padre, desde pulmones enfermos y viajes de compromiso, de Margarita en busca de casado y de Carlos con orejas saltonas. Todos los detalles están cubiertos en The Crown. Hasta la niebla de diciembre de 1952 que causó miles de muertes y una crisis de gobierno, y los caprichos del duque de Edimburgo, y las perlas del cuello de la reina, y el tabaco de la reina madre María, y la nariz de la reina madre Isabel, y las alfombras y los cuadros y las velas de todos los palacios. Todo. Y el oportunismo del rey que abdicó. ¿Abdicar por amor? ¿Truco de marketing? ¿Y el duque de Edimburgo era simplemente una ameba? ¿Pasa la reina de la humildad a la superioridad? ¿El consorte de rodillas y siempre detrás? Felipe el eunuco. La reina y su autoridad. No sé cómo tratarán el Brexit en la sexta temporada. Habrá que ver las excepciones. Habrá que ver los santos óleos con Carlos de Inglaterra. O tal vez Carlos haga como su tío abuelo, abdicar antes de la coronación. O tal vez, no. Y todo se va a hacer gárgaras, o viajes con disfraces, o enfrentamiento entre hermanas, o retratos de Churchill ardiendo. Porque aunque la motivación es Isabel II, el que mandaba era Don Winston (y si el retrato debía arder, que ardiera, aunque fuera una obra maestra). Y la enfermedad, siempre presente; y el postureo sobre lo que se debía hacer y lo que se tenía que hacer, sobre lo que se debía pensar y lo que se pensaba, y sobre los caballos que debían cruzar(se) o sobre los que tenían que cruzar(se). Hay que tomar decisiones en la vida que duelen, hay decisiones que cansan, hay decisiones que solo llevan a problemas. Pero hay problemas necesarios. Muchos asuntos en la primera temporada de The Crown. Veremos que estiran el chicle en las cinco siguientes. O las que vengan